36; e p í l o g o

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    — Luke, ¿podrías apresurarte un poco? — Michael se quejó. — Calum va a llegar del trabajo y nos descubrirá, Dios.

— Ya, sólo falta poco, ¿sí? Tranquilízate. — Luke rodó los ojos y siguió con lo suyo.

    Michael frunció sus labios molesto y volvió dentro de la casa. Estaba tan ansioso que no lograba quedarse quieto.

    Exactamente seis años habían pasado. Calum había rechazado la bendita beca y ellos habían vuelto a ser novios, desde entonces no habían dejado de serlo. No se habían vuelto a separar y, en cambio, incluso compartían una casa. Michael definitivamente no podía estar más feliz, su vida era la mejor ahora que Calum y él estaban juntos. Tenían una gran casa, un perro, un auto, una cama king size, ¿qué más podrían pedir?

    Luego de dejar ir la oportunidad de triunfar en el mundo deportivo, Calum decidió que trabajaría Justo como había previsto, Ashton le consiguió un empleo en kfc y con eso lograba ganar algo de dinero. Luego de un año de duro trabajo, entro a la universidad para estudiar leyes. Ahora, graduado con honores, era un gran abogado con un gran sueldo que le permitía incluso limpiarse el trasero con billetes. Bueno, tal vez no para tanto.

    Michael, por su lado, había trabajado en kfc también, sólo que de una manera diferente. Él era el chico que repartía volantes en la calle, era el chico alita de pollo. Al igual que Calum, luego de un año, él había entrado a la universidad a estudiar arquitectura y aún no lograba graduarse, pero iba hacia allá.

    Michael entró al comedor y observó la gran mesa con la cena que él había preparado para Calum. Y es que no se cumplen seis años de relación todos los días.

    Michael aún no lograba asimilar el que Calum se hubiese quedado por él. No quería imaginar qué hubiese pasado si Calum se hubiese ido, qué sería de él justo ahora. Sólo sabía que gracias a Calum los seis años pasados habían sido el mejor tiempo de su vida. Ellos habían pasado por buenos y malos momentos juntos, como una época en la que no tenían qué comer y debían robar pollo de kfc o ir a casa de sus madres a llenarse el estómago. Estuvieron a punto de morir de hambre y de no haber estado juntos no habrían logrado salir a flote. Cualquier persona clasificaría eso como un muy mal momento, pero Michael y Calum habían aprendido a ver el lado bueno de las cosas y ese siempre resultaba ser el que estaban juntos.

    Si era posible, ellos se amaban cada día un poco más. Claro, como todas las parejas discutían y tenían sus días malos, y ¿cómo no? estamos hablando de Calum, el tonto que siempre mete la pata. O al menos la mayoría de las veces. Pero aún así ellos salían adelante luego de cada una de ellas, se habían prometido que nada lograría separarlos jamás.

     Cuando la puerta principal sonó, Michael entró en pánico y corrió hacia el jardín trasero, donde Luke se encontraba con un taladro en las manos.

— Calum está aquí, debes irte ya o descubrirá todo esto. — dijo Michael con preocupación.

— De nada Michael, fue un placer el pasar aquí toda la bendita tarde atornillando ésta mierda al suelo porque, por supuesto, tú no sabes usar un maldito taladro. — Luke dijo y Michael rodó los ojos. — Ahora probablemente llegaré a casa y Tay va a matarme porque tiene unos antojos tan estúpidos y está tan irritable, pero Luke, recuerda, eso no importa porque se ve tan hermosa con su barriguita y esa sonrisa en su cara cuando me ayuda a pintar la habitación del bebé-

— Sólo vete y dale mis saludos a Tay. — Michael tomó a Luke por los hombros llevándolo hacia su auto.

— Y así quieren ser los padrinos de mi hija, ja.

    Luego de ver cómo el auto de Luke se alejaba y suspirar aliviado, Michael volvió corriendo hasta su casa. Al entrar pudo oír la voz de Calum gritando su nombre y sonrió.

uncovered gay; malumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora