Capitulo 26: Caliente

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POV ANASTASIA

No sé si me vuelto loca, o algo en mí no está bien. No entiendo que me pasa cuando lo tenga cerca. Al principio tenía un frio horrible, aunque la fogata estaba encendida mi cuerpo aun no entraba en calor, él se dio cuenta cuando está cortando los ingredientes para el estofado. Su proximidad, su calor hace que el frio poco a poco comienza a desaparecer. Cuando rodeo mi cintura con su mano, maldición, sentí una descarga que llego junto al centro de mis piernas. ¿Qué me pasa?

Me da la vuelta, cuando nuestros ojos se encuentran algo en mi hace que sienta miedo a la que pueda pasar. Pero él no me da tiempo de reaccionar ya que toma mi boca y es un beso distinto. Un beso suave pero después es apasionado. No sé cómo responder, nunca me han besado así antes. Le respondo despacio pero luego algo inexplicable despierta en mí y lo beso como creo que debe ser. Una idea cruza por mi cabeza ¿será el indicado? ¿Acaso será Cristian el indicado para perder mi virginidad?

Una voz que nunca antes había escuchado aparece. Junto a mi subconsciente que la mira como queriendo matarla, aparece una mujer idéntica a mí, vestida sexy, con labios color rojo, color demasiado extravagante para mi gusto. Sonríe maliciosamente mientras se lame el labio. ¿De dónde salió esta parte de mí? Mi subconsciente niega con la cabeza y me la presenta, se llama lujuria y es la parte más poderosa que tengo, no sería capaz de controlar con las hormonas alborotadas. No sabía que tenía esa parte. Sin pensarlo más, llego a la conclusión que quiero perder todo con él, aunque sé que nos conocemos pocos no me importa, lo quiero y punto.

-¿estás segura de querer hacer esto?- me vuelve a preguntar

- si Cristian, solo si es contigo- le digo porque es verdad. Ningún hombre antes me había atraído más que él. Veo que sus ojos se oscurecen y trago fuerte. Toma la colcha que había dejado en la silla y la coloca en el suelo, cerca de la fogata pero alejada para que no se prenda. Luego me toma de la mano y me lleva hasta la colcha.

Me siento en ella, sobre mis piernas. Él se acerca, esta solo con bóxer, que debo decir que le quedan de muerte. Se acerca muy despacio y vuelve a besarme. Con sus dedos suaves, algo que me llama la atención ya que trabaja con tierra, desabrocha uno a uno los botones de la camisa. Mientras lo hace no separa su boca de la mía. Con sus manos agiles saca por completo la camisa de cuerpo y la deja en una silla. Mis pechos quedan al aire, me sonrojo al notar mis pezones erectos, aunque tengo la duda si es por el frio o por la calentura del momento, creo que es por la segunda opción.

Escucho que gruñe, con el dedo índice toca uno de mis pezones, gimo ante su contacto y él sonríe. Malvado, lo está haciendo a propósito.

-eres tan bella. ¿Por qué nunca antes me había dado cuenta?- dice en un susurro.

Se acerca a mí y antes que me dé cuenta estoy acostada en la colcha y el arriba de mí. Cuando me vuelve a besar estoy que ardo. Comienza a dejar un camino de besos desde mi cuello hasta la separación mis senos. Pasa su lengua por el contorno de mi seno y cuando llega al pezón lo chupa con fuerte. Jadeo. Pero no se detiene en eso, sino que además lo muerde, salto ante la sensación exquisita que siento. Con una de sus manos acaricia mi vientre y baja hasta mi punto más ardiente que tengo en este momento. Con su dedo pulgar acaricia mi clítoris, muerdo mis labios para ahogar un gemido. Sigue jugando con él y con mi pezón y cuando mete un dedo en vagina salta por la sorpresa. Lo escucho reír.

-eres muy receptiva. Vamos a ver cuánto duraras así- sigue lamiendo y chupando mi seno mientras que con sus dedos invaden mi sexo. Acaricia mis paredes con movimientos circulares y cuando entra más adentro los dedos, mi cuerpo convulsiona y pierdo el sentido de todas las cosas. Mi respiración es errática y mi corazón late como un desquiciado. Abro los ojos y lo encuentro sonriendo. Si lo sabe, es un maestro a la hora de sexo.

-no aguanto las ganas de estar dentro de ti. ¿Tomas la píldora?- mierda. Yo niego con la cabeza y el gruñe. –No me importaría dejarte embarazada en otro momento pero necesito esto- baja su bóxer y lo que veo me asusta. Es enorme, trago duro. Él se da cuenta de mi miedo –tranquila tú también te dilatas- me dice mientras me besa.

Se posiciona arriba de mí. Mi mira como pidiendo permiso y yo asiento. Siento la cabeza de pene en mi entrada y poco a poco comienza a entrar. Santa madre, duele y mucho. Él se da cuenta porque se detiene. Mi mira y con un beso borra una lagrima que corre por mi mejilla. No se mueve solo me besa.

-tranquila pequeña, ya paso- me dice y se entra completamente en mí. Mierda, el dolor mezclado con el placer es extrañamente exquisito. Comienza con un vaivén delicioso, abrazo sus caderas con mis piernas para permitirle que entre con más facilidad. Mis manos recorren su espalda, tocando y acariciando cada uno de sus músculos. Por Dios este hombre está muy bien hecho. Sus labios atacan mi boca y se come cada uno de los jadeos que mi cuerpo suelta con cada movimiento. No sé cuántas embestidas van, tres, cuatro, diez, veinte, no lo sé, pero cada vez se siente mejor.

De la nada Cristian me toma y termino a horcajadas en él, esta posición hace que entre más en mí. Con una mano se afirma al suelo y la otra la tiene en mi cadera. Hace presión para que me muevas más rápido y lo hago. Siento que mi cuerpo se comienza a tensar y el suyo igual. Tengo miedo por lo que viene, sé que será intenso, Cristian gruñe, unas cuantas embestidas más y convulsiono por el orgasmo que comienza a llegar. Las olas me llevan muy lejos, más lejos que el anterior, siento que Cristian sale de mí y deja salir su semen salvajemente por mi vientre. Cuando acaba ambos estamos sudorosos, agotados y con la respiración desigual. Su cabeza descansa en mi hombro y la mía en el suyo. No sé cuantos minutos estamos así, pero se siente bien. Se escucha un gruñido que proviene del estómago de Cristian, me mira y puedo ver que esta avergonzado.

-es mejor que haga algo de comer- le digo

-yo creo que sí. Toda esta acción me dejo hecho polvo- me dice

-si me suelta podría pararme y así terminar la comida- le digo mientras beso su nariz. Sonríe

-¿estás bien?- me pregunta

-mejor que nunca- le digo y le robo un casto beso. Me levanto y busco lo que deje a medio camino. Siento se está detrás de mí. Antes de que empiece a cortar algo me pasa su camisa o mejor dicho me coloca su camisa, me da la vuelta y comienza a abrochar los botones.

-no quiero que sientas frio. Es mejor así, con mi camisa- me dice antes de colocarse su bóxer.

-¿puedo cocinar ahora?- le digo

-adelante. Tengo demasiada hambre- dice eso ultimo con voz muy ronca. No sé si lo dice por su comida o por algo más. ¿Será que quiere segunda ronda? 


ESTE ES EL ULTIMO CAPITULO POR AHORA, ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO Y HAYA CUMPLIDO CON SUS EXIGENCIAS... 

NO SOY MUY BUENA ESCRIBIENDO ESCENAS DE SEXO PERO HAGO EL INTENTO... 

LOS QUIERO MUCHO Y NOS LEEMOS PRONTO



El Engaño: Miradas de Amor, Cristian y Anastasia (1 T)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora