Capítulo Final + Agradecimientos

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—Oh... —Oí un suspiro de sorpresa al otro lado de la línea. No la culpaba, de estar en su lugar también me habría asombrado bastante.

De tener un hijo como yo, igual de problemático, palabras como esas serían un poco reconfortantes. Nadie merecía un segundo Justin, ni aquí ni en ningún otro lado.

—Mamá... —Mi voz suena ahogada, por lo que me obligo a tratar de deshacerme del molesto nudo en mi garganta para hablar. Aunque eran las palabras lo que tenía atoradas—, ¿crees que...? Digo... si ambos pueden...

—¿Que si ambos podemos qué, cielo? —Entonces, con aquella última palabra, siento mis lágrimas saliendo como si de cascadas se tratase.

Llevaba tanto tiempo sin oír aquella dulce y compasiva voz de nuevo... No imaginaba que esos mismos labios volvieran a llamarme de esa forma. Yo, yo no lo merecía. Pero, oh Dios, el que lo hiciera de nuevo... se sentía demasiado bien. No podía negarlo, soy un egoísta. Uno que necesitaba el afecto que perdí cuando toda esta pesadilla inició.

¿Quién querría a un asesino?

Mi madre debió de haberme escuchado llorar —aunque ya poco me importaba—, porque trató de calmarme como lo hacía cuando yo era un niño. Para detener el llanto, calmé mi respiración lo más que podía. Poco a poco, inhalando profundo y exhalando igual. Malditas palabras, se ayudan de rodeos, utilizando el llanto sólo para conseguirse algo de tiempo y evitar su salida. Por más que lo intentara, éstas no querían escapar.

—Quieres que... ¿volemos hasta allá?

Abriendo el paso a más llanto, asentí, como si ella pudiera verme, para hacerle saber que lo que dijo había acertado. Eso era lo que más quería en el mundo. Ansiaba como nadie verlos, y que, por lo menos, no hubiera una mirada de desagrado ni decepción en sus rostros. Pedía mucho, sí, ¿y qué? Se vale desear.

Sin embargo, no estaría sorprendido si ellos rechazaran mi petición. Porque eso harían, meterían el trabajo, el dinero y la distancia como excusa de que no quieren ver al monstruo que se deshizo de su amado hijo. Era comprensible. Soy un asco. Conociendo a mi madre, buscaría las palabras menos duras para decirme que no, y luego de un par más ni siquiera habría visto venir su respuesta declinante.

—¿Sabes qué?, olvídalo —farfullé, para que mi madre dejara de rebuscar en su cabeza para salir de la tal vez incómoda situación en que la metí—. Fue una tontería, lo sé, gracias por llamar...

—No —me interrumpió—, si eso es lo que quieres, no veo por qué no. ¿Tú sí? —Oí cómo preguntaba en el fondo, seguramente a mi padre. Segundos más tarde, su voz volvió a estar más cerca del teléfono—. Tomaremos el primer vuelo disponible.

—Londres —le informé, sabiendo que por su tono estaba preguntándome.

—Oh —apenas dijo. Pensé que no esperaba ese lugar—. ¿Dónde?

Tras haber acordado el lugar donde nos encontraríamos, tuvimos que acabar con la llamada, incluso aunque yo no quisiera que ésta finalizase. Oírla de nuevo fue un regalo, la quería demasiado. Yo podría ser un monstruo, pero incluso nosotros también tenemos un corazón.

Al momento de tener mi teléfono sobre la mesa junto a mi cama, me tiré y terminé con una almohada bajo mi rostro. Apegándome a ella, acabé con todas las ganas que tenía de llorar. Por mi cabeza jamás me había pasado que un día podría terminar dependiendo de unos medicamentos para no herir a las personas, nunca llegué a pensar que Justin Bieber sería tachado de criminal. En mi vida llegué a imaginarme que era la desgracia de muchos.

Tragically© {#2 The Bipolar Series}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora