Tragically© {#2 The Bipolar Series}

Capítulo 06

“Soy una pesadilla vestida como un sueño”

Punto de vista de Faith

Envidio a las personas que tienen una vida normal. En serio que lo hago, y no me importa si es pecado en casi todas las religiones.

Pasé un buen tiempo sin preguntarme porque no podía ser una más de la muchedumbre, cumpliendo la monótona función de casi todos: nacer, reproducirse y morir.

Pero todo lo que pasa en medio de esas tres palabras marca la diferencia entre ser feliz o no.

Y aquí, estando en una habitación de una casa que empiezo a considerar extraña, incapaz de moverme por el fuerte sedante que debe de estar recorriendo mis venas, con la mirada fría de los ojos de un maniático, puedo decir que no soy feliz.

Me miró largo y tendido, y yo a duras penas le devolvía la mirada. Deduje que estaba confirmando y repasando cada una de las razones que lo hizo escogerme para esto.

Quizás porque yo tenía el peor pasado, digno de borrar.

Quizás porque por algún momento su mente no fue tan insana como lo es ahora, y sus intenciones eran buenas en un principio.

Él se obsesionó conmigo y quiso que mi amor cambiase a sumisión. Quería que yo me obsesionara con él, para quién sabe que fines.

Pero nada de eso importaba ahora porque su juego estaba descubierto. Y los dos estábamos jodidos. Porque yo ya no sería su títere, pero aún seguía aquí bajo su dominio, sedada y con una herida en mi cabeza.

Pasa una de sus manos por mi cabello, acariciándolo, produciéndome asco inmediatamente. Pero repito, estaba muy medicada como para poder hacer algo.

–Deberías dormir un poco... Mantenerte despierta no hará que salgas de mi dominio.– Entonces la maldad cruzó por sus ojos, de manera rápida y casi imperceptible. Pero fue el suficiente tiempo como para que mi preocupación aumentara.

Dejó la habitación, y empecé a sollozar. Tenía que conseguir una manera de salir de ahí.

Desde lo sucedido con Will, todo ha sido empañado por mentiras y tragedias. Y amenaza con nunca acabar.

Habían pasados unos diez minutos desde que Jesse dejó la habitación cuando me di cuenta de que había dejado su celular.

Dios, ésta podía ser mi salvación. Pero, ¿cómo podía llegar hasta él? Se encontraba a unos cinco metros, en una mesa de noche.

Las fuerzas en mi cuerpo no eran muchas. Debía actuar antes de dormirme.

Entonces decidí tomar la salida más sencilla. Usé mi peso para balancearme hacia adelante en la silla en la que me encontraba atada, esperando caer.