Capítulo 10: "¡Un favor! parte 2"

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Estaba caminando muy inquieto como si estuviese buscando algo, diciendo — ¡Maldita sea!, en donde se metió—, por lo que entendí pensé que se refería a mí, caminaba de izquierda a derecha moviendo la cabeza en distintas direcciones, yo estaba detrás de él, se veía molesto expresando — ¡En donde estas!—, yo seguí caminando, guardando la distancia y manteniéndome fuera de su vista y ¿Cómo lo lograba?, bueno me puse detrás de su espalda, la puerta de salida estaba cerca a unos cuantos metros de mí, tan solo tenía que esperar que el rotara lo suficiente como para que él perdiera de vista esa salida, sé que no tengo emociones pero no soy insensible al dolor físico aunque no pueda gritar como los demás y no quiero volver a sentir esa inconfortable sensación en mi piel, que me daña, dejándome marcas y moretones que tardan en sanar, a veces veo a mi madre con eso, como si las estuviera coleccionando en contra de su propia voluntad, pero ella como siempre las esconde y cuando le descubro alguna me da una vacía excusa como esta; "Me caí cuando estaba trabajando", ¿Por qué los adultos mienten demasiado?, esa es una de las variantes preguntas de mi incomprendida mente, siempre dicen que mentir es malo, es dañino, pero siempre hay alguien haciéndolo y lo más extraño es que la primera persona en descubrir que te miente es la más cercana a uno, los padres.

¿Acaso mentirán con decir que mentir es malo?, es como si negaran afirmando, haciendo dos cosas opuestas sin llegar a ningún resultado pero ¿Por qué no hacen las cosas más sencillas y sean honesto y ya?, o ¿acaso vivimos en un mundo donde la mentira es buena y la honestidad es mala?, ¿Por qué los adultos le tienen miedo a ser honestos?, siempre se habla más de la mentira que de la honestidad, acaso ¿las emociones influirán con la mentira?, ¿Sera el miedo que dará como consecuencia decir la verdad?, eh visto en las personas que conozco muchas sensaciones de miedo; miedo a ser rechazados, miedo al fracaso, miedo a la muerte, miedo a la locura, miedo ah equivocarse, miedo a la soledad y el miedo a la verdad.

¿Sera que el miedo controla la vida y decisiones del ser humano? Y si es así ¿El miedo controlará el amor?, yo nunca eh sentido lo que es el amor como tampoco el miedo pero sé que son dos sensaciones muy opuestas, lo he visto en los ojos de todas las personas y se expresa de diferente maneras pero todas se dirigen bajo un mismo plan como si estuvieran siguiendo una misma regla, sé que una atrae y la otra rechaza pero ¿Del rechazo puede surgir una atracción?, eh leído que el ser humano es muy sociable y por ende uno de sus más íntimos temores es al rechazo y la soledad, ¿Sera que el miedo al rechazo y la soledad influyan en el amor?, porqué para ser aceptablemente tienes que tener buenas actitudes y cualidades que sean bien vista en su sociedad, dichas cualidades se tiene que ir cultivando con el amor, y si fuera así ¿Entonces todas las buenas y malas cualidades que manifiestan muchas personas se deben a sus más íntimos temores?, como ¿También en querer enamorarse?. Es como si quisieras preguntarle a una chica lo siguiente;

—Oye ¿Que quisieras tú cuando seas adulta?—

—Conseguir un buen trabajo y casarme—

— ¿Por qué quieres casarte?—

—Quisiera tener una familia—

— ¿Por qué quisieras tener una familia?—

—Para disfrutar de ella con mi esposo eh hijos—

—¿Por qué necesitas tener un esposo eh hijos?—

—Porqué casi todo el mundo lo tiene ¿Por qué yo no?—

—y ¿Por qué tu si?—

—Porqué yo no quiero vivir el resto de mi vida "sola" sin eso me sentiría incompleta...—(Suspiro imaginario)

— ¿Entonces necesitas casarte y tener hijos para no sentirte sola y feliz?—

—Si—...

En fin no quería seguir dándole vuelta a mi cabeza, poco a poco me fui acercando a la puerta, faltaban unos cuantos centímetros, hasta que escuché —Ahhh... por fin te encontré ¿Creíste que te esconderías de mí?—, ¡me descubrió!, bueno no quise voltear a verlo y esperar a que me pegue, de repente vi su mano al lado mío agarrando una botella de Whisky en una mesita justo al lado de la puerta de entrada y salida, los destapó y bebió inclinando esa botella casi tocando el techo, de una se acostó en el sofá echando un sonoro eructó de alcohol, como siempre no notó mi presencia, tranquilamente gire la perilla y me fui lo más rápido que pude a la casa de Anabel.

Llegué algo agitado y más porqué vi que iba cerrando la puerta, ella se alegró por haberlo traído, lo pude presenciar en sus claros ojos, fuimos a la mesa del comedor para comenzar con la reparación, ella inquieta buscaba las piezas que encajaba en este enorme rompecabezas, la ayudé entregándole las dos primeras piezas de la base del jarrón, la veía algo incomoda, su rostro sudaba un poco al igual que su temblorosa mano, estaba muy nerviosa y más porque el tiempo se agotaba, ella muy torpemente derramó algo de pega sobre el trozo y la limpia para continuar pero al final se rinde recostándose sobre la mesa, yo por mi parte me quede analizando cada pedazo como si las estuviera marcando con mi mente formando el jarrón en 3D, si ahora todo lo veía más claro, ¡tengo que resolverlo para que no sufra Anabel, era mi objetivo!.

Comenzó mi turno, mis manos no sudaban y temblaban porque no estaba nervioso ya que no tengo miedo a equivocarme, pegué cada parte con toda mi precisión, tanto así que no se derramaba el sobrante de pega cuando las unía, era súper rápido cada movimiento de la manecilla del reloj era un segundo en contra, ¡Tenia que vencerlo!, Anabel se me queda viendo toda esperanzada de que iba acabar, ya faltaba poco, todos los trozos me la supe de memoria, no rebuscaba ni nada, cada fragmento que sujetaba era la que seguía, levantaba, untaba y pegaba era mi técnica, sin errores, sin nervio y sin miedo.

—Listo— Exclamé colocando el jarrón reconstruido enfrente de Anabel

Ella se veía muy sorprendida, elogiándome por lo que había hecho, llevamos el jarrón en donde estaba originalmente, para que la pega se secara con la luz del sol y aparte pusimos el sofá en su lugar, todo se veía pulcro y reluciente, me quede mirando la sala por unos minutos de cómo se logra tener harmonía cuando hay limpieza y orden, cosa que no hay en mi casa, vi la radiante luz del sol regalándole algo de alegría al jarrón, tocando también parte de la sala, ya era medio día y es la hora del alegre sol, sentía su cálida presencia invadiendo mi cuerpo pero también sentí una mano sobre mi hombro, volteo a ver y Anabel besa la mitad de mi labio, sus ojos estaban cerrados por unos cuantos segundos, percibo su cálida respiración chocando con el mío, entremetió sus cejas y luego los abrió, de repente se puso roja como un tomate, separo sus carnosos y suaves labios de los míos, no antes de hacer el succionante sonido de los besos, resonó muy fuerte por toda la sala como si estuviera golpeándome la cara con un simple y empalagoso beso femenino, tanto así que empaño un poco con saliva a donde contactó.

¿Por qué me habrá besado? Y si quería hacerlo ¿Por qué se puso roja cuando llego a mi labio?, ¿Por qué no preguntó y ya? ¡Somos amigos! O ¿no?, ahora hay dos cosas que no entiendo, los adultos y Anabel. Entonces para rematar esa inesperada ocasión, aparece la mamá de ella, estupefaciente por lo que vio, tanto así que soltó las bolsas del supermercado y se quedó como estatua, simulando un tic nervioso en su ojo derecho, Anabel es blanca pero esta vez se puso más pálida como si estuviera bañada en leche eh inmóvil como una estatua por al menos 4 segundos de la inesperada sorpresa.

En fin, su madre llegando en sí y chocando los dientes, mostrando un desagradable gesto de enfado gritó reprendiendo a su hija, tanto así que hasta las aves que anidaban en el árbol cerca de ellos todos alzaron vuelo del susto, Anabel tartamudeaba como loca tratando de explicar lo que pasó, ella enseguida señaló con fuerza la calle diciéndome con el mismo tono —Y tú ¡FUERAAAA DE MI CASAAA!—, su saliva salpicaba mi rostro y yo accedí sin decir nada, caminando hacia  afuera y de una escucho el fuerte sonido de la puerta cerrándose a golpe en mis espaldas, tanto así que vibró las ventanas.

Si su madre no me quiere bueno ahora menos después de lo que vio, igual estoy acostumbrado al rechazó ya que no le tengo miedo y menos a la soledad. Espero que Anabel este bien porqué para mí este día me va a costar de olvidar.








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