Faltaban pocos días para la demostración o función como lo quieran llamar, de las cinco chicas que estaban a prueba solo quedaron tres y entre ellas estaba Anabel, emocionada y nerviosa a la vez, faltaba poco para demostrar su talento ante todos, a unos pasos de cumplir su sueño.
La instructora se mantenía firme pero con un aire relajado ya que ella sabía que están las que quieren dar el todo por el todo, les hace una charla motivacional diciéndoles que son buenas pero finaliza declarando que <<aún le faltan para llegar al nivel de acá y por ende se tiene que esforzar el doble en estos últimos días>> típico de las instructoras como ellas.
Anabel no se tensa ni vacila en su interior, está completamente convencida de que tiene que dar un poco más para triunfar, no se deja desanimar, su actitud ha cambiado mucho, si hubiese sido hace unos meses tal vez hubiese vacilado, si tal vez fuera hace un año se daría por vencida pero ahora era diferente, estaba segura de sí misma pero se preguntaran ¿A qué se debió tan drásticos cambios en su personalidad?
Ella medio voltea a la izquierda y de reojo observa detrás del umbral de las cortinas rojas el rostro de Armin, a pesar de no verle algún gesto, notaba una energía de apoyo en lo más profundo de su interior, ella no se sentía sola, percibía en lo más hondo de su corazón que si lo tenía cerca siguiendo las melodía de su piano la liberaría por dentro haciéndola manifestar por afuera, Anabel intuía que teniendo a ese chico de cabello blanco podía sentirse completa y segura de poder llegar a su meta.
La cambiante y segura chica medio sube la mejilla y Armin baja la cabeza como una leve reverencia poniendo su mano en el pecho justo donde está el corazón, era todo un elegante y distinguido caballero para ella.
Helga la instructora prepara a las chicas a que monten una fila y dancen al compás de la música llamada "Battements Glisses" todas ella se posicionan agarrando con una mano el hombro de la de adelante y la otra la tensan en el aire flexionando las rodillas y juntando los tobillos al mismo tiempo siguiendo la jocosa melodía, sin perder el equilibrio para que luego se separen y brinquen como saltamontes y también girar como trompo sobre los dedos de sus pies, después se mantienen erguidas y rectas como un robot subiendo un pie cuatro veces para luego doblarla una a la otra como si fueran amarrar una cuerda, era una rutina bastante delicada, tenían que hacerlo al mismo tiempo sin tambalear ningún paso, sin bacilar algún movimiento, sin las minúsculas equivocaciones porque ya de allí se verían quien quedaría y quién no.
Al finalizar la rutina se escucha en el fondo del auditorio un eco de aplauso seco, las palmeadas de una chica algo alta, de curvas distinguidas, de grandes bustos, de piel clara, cabello rojo, rostro ovalado, labios carnosos de la misma chillante tonalidad de su pelo, de maquillaje exuberante y vestida de una blusa roja con un escote para descubrir la raya de sus pechos, acompañado de una chaqueta semis transparente blanca y usando unos ajustados pantalones negros más una boina negra en su cabeza, finalizando con unos altos tacones de color rojo, en pocas palabras era una mujer difícil de perder de vista.
A parte su chillante y suave perfume marcaba su distinguida presencia, las tres chicas al verla se cohíben un poco ya que inconscientemente se sentían algo inferiores al estar en frente de una joven tan guapa como ella.
Helga ni se inmuta pero se distrae un poco por oler su perfume, enseguida escucha a la atractiva visitante debajo de la tarima diciendo
—Felicidades se ven que son muy buenas— sonríe pero se pierde el gesto de su mirada ya que se esconde detrás de sus enormes lentes oscuros.
Una de las tres chicas susurran — ¿Quién es ella?— la otra que está al lado de Anabel responde —Ni idea pero por lo que se ve parece una actriz.
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Sin Emociones
General FictionEn nuestra vida hemos experimentado diversas emociones como la alegría, la sorpresa, el temor y principalmente el amor. Esas sensaciones que dan color y sentido a la vida enriqueciendo el alma pero también experimentamos el dolor aquellos dolores qu...