Capítulo 34: "Un Honesto viaje solitario"

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Eran las seis y media de la mañana, tanto el cielo como el ambiente, estaban inundados de puro azul royal, típico inicio de un amanecer, la brisa fría del oeste mecían las hojas de los arboles como si las acariciara, se lograba sentir el frio del roció de la plantas bañadas en una suave lluvia nocturna, en un jardín de las montañas yacía Armin, dormido muy dormido, pareciera que estuviese muerto, tenía tiempo que no dormía después del amanecer, nunca se le había visto reposar tan profundamente ¿Qué estará soñando que ni la mariposa misma, posada sobre su nariz le hacía cosquillar? ¿Acaso su sueño sea la viva imagen de todos sus deseos o felicidades? Pero si ese es el caso ¿Para él como será la felicidad? No lo sabemos, tan solo nos limitamos a imaginar que dormía como un recién nacido.

Siguen pasando las horas y son las nueve de la mañana, ya se estaba sintiendo la cálida claridad del sol, el ambiente estaba más despejado y el frio más nivelado, Armin entre abre sus ojos, por un momento se imaginó estar dormido en la cama de huéspedes de la casa de Lisa o en la caja de virutas con una cobija encima del closet de Dan, por unos segundos pensó que todo se mantenía como antes, que lo de hace unos días fue tan solo una pesadilla pero tristemente se dio cuenta que todo era diferente y lo que él creía que era, es todo lo contrario, se levanta y su barriga suena, tenía hambre, ya no estaba en la cocina de Lisa para preparar unas tostadas o huevos con tocino, ahora estaba solo y sin saber a dónde ir.

Armin ignoraba sus necesidades básicas como comer pero era un ser humano y poco a poco se sentía más débil, necesita alimentarse de algo y él lo sabía muy bien, continua caminando hasta conseguir un árbol de puro mangos verdes, todavía no era la temporada para que madurasen pero eso no le importaba, él lanza su bolso hacia arriba hasta que tumba tres, los recoge y comienza a morder, el sabor le era insípido, la concha era muy dura y seca, difícil de masticar pero Armin lo comía como si fuese de temporada, vuelve a tumbar otros más para su viaje y se marcha comiéndose el primero.

Él aún tenía la idea de seguir buscando a personas como él, a ver si hay otro ser humano que se le pareciera, Armin viajo y viajo, desde la punta de una costa hasta llegar a un estado en todo el medio del interior, tardó un año y medio en eso, siguió conociendo personas, hombres y mujeres de diferentes colores, costumbre y culturas, edificaciones modernas como antiguas, sitios planos y llanos como también montañas heladas, cada rincón del país conoció, de cómo lo hizo se los dejo en su imaginación.

Su ropa se le estaba gastando al igual que sus zapatos, ya el calzado se le acabó hace unos meces, tenía huecos desde la punta hasta el talón, más bien le era más cómodo andar descalzo, su cabello era largo, parecía un hippie de melena blanca pero extrañamente no le crecía la barba, en los pueblos las persona lo confundía con un viejo indigente alcohólico abandonado o tal vez sufrido en la locura, afortunadamente los delincuentes le ignoraban creyendo lo mismo, nadie se imaginaria que era un joven al menos que se le acerquen y lo vean con más detalle.

A pesar de que Armin no sienta o manifieste sus emociones como todos los demás, se veía en él una mirada melancólica y muy pensativa, a veces en las tardes observaba a las personas, contemplado hasta el más fino detalle, desde el banco de una plaza miraba a los típicos viejitos jugando domino con sus amigos, otros paseando con sus mujeres disfrutando de una vida juntos, algunos niños jugando pelotas o corriendo como patinando, siendo vigilados por sus padres agarrados de las manos, madres llevando sus coches conversando con otra mujer, jóvenes hablando y riendo con sus amigos, otros esperando a sus novias y algunos disfrutando de las desdicha del amor sentados en las esquinas retirados de los demás.

Aquellas escenas le era una leve punzada a su corazón, pero tan solo sintió un suspiro de desear ser como ellos o vivir como ellos, de no ser diferente y vivir las mismas experiencias de la vida como todo el mundo— ¿Porque soy tan diferente?— pensó, aquel dilema le era una mezcla de palabras de mucha incomodidad o un suspiro de incomodidad, si hubiese sido hace un año no le importaría, más bien le sería algo en vano ya que en esos tiempos no sentía nada pero ahora era algo diferente.

Sin EmocionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora