Sin Emociones

Capítulo 25: "Incomoda Cena"

Veo que cierra la puerta y se marcha, ¡Por fin solo! Nuevamente encerrado en esta habitación como si fuera mi celda o un cuarto de hospital, veo que ella tiene buen gusto en la pintura, ese paisajismo es muy cautivador, sus colores parecen decir mucho como si estuvieran narrando la historia de una escena congelada en el tiempo, regreso al balcón y observo la playa, siento la suave brisa rosar mi pelo y acariciar mi piel además el sonido del mar me es una música muy armoniosa, es como si la playa cantara y nunca se cansara, ¿Qué pensaría Anabel si estuviera ella aquí? Tal vez se quedaría enamorada de la vista ya que le encanta la playa, ah cierto, volví a pensar en ella, ¡Que extraño! Desde que me fui a veces no dejo de pensar en ella, ¡No entiendo! Nunca he pensado en ella antes ¿Por qué ahora? A veces me viene una extraña sensación como si algo faltara en mí o de perder algo que tanto anhelaba, no sé cómo explicarlo.

Me recuesto en la cama, cada vez que muevo mi brazo derecho me duele un poco además siento que algo aprieta mis costillas, quisiera ver que hay debajo de mi camisa, desabotono los dos primeros botones y veo adentro, paso mi mano y siento una áspera tela, es un vendaje, creo que mi brazo no fue lo único que se rompió, espero que Dan no me eche por andar de reposo y si lo hace bueno a seguir mi solitario viaje en caminar y caminar como si fuera a pisar la línea del horizonte, cuando camino en la calle veo a la gente siempre riendo o siempre molesta ¿Qué se sentirá reír? O ¿Qué se sentirá llorar? Cuando pienso en eso me hace recordar el entierro de mi madre, todos sus familiares y amigos soltaron esas suaves gotas de agua en sus ojos, hacían gestos de mucho dolor, algo indescriptible para mí ya que solo se puede sentir, mi padre fue el que más sufrió de todos ¿Por qué lloraría tanto, si él siempre la trataba tan mal? Nunca creí que él la quisiera tanto, nunca entenderé esas particularidades actitudes que tienen los demás y unas de esas es su reacción ante la muerte, en el velorio antes de su entierro fui a otra sala donde estaban velando a un hombre muy viejo, yo le pondría unos ochenta años, tenía una ropa muy elegante, un esmoquin negro con una camisa blanca en su interior y una rosa roja en su bolsillo superior derecho, estaba muy bien peinado, si no estuviera metido en eso ataúd cualquiera creería que estaba dormido, me acercó a él y lo veo muy detalladamente, noto en su rostro un semblante algo alegre pareciera que estuviera satisfecho de todos los logros que hiso a lo largo de su vida, observo más abajo y veo que en sus dos manos cargaba un reloj antiguo con una cadena arriba como si fuera un collar ¿Acaso este hombre fue relojero? Levanto mi cara y detallo que encima de él colocaron casi cerca en la pared cuatros enormes adornos de flores, en una de sus inscripciones decía "Este regalo es de todos tus amigos, nunca te vamos a olvidar, siempre te tendremos en el corazón estima Wilson Vita – Doctor" ¡Era doctor! pero mi pregunta sigue sin tener respuesta, ¡Ni modo!, a pesar de todo la muerte siempre ha estado con nosotros al igual que la vida pero la muerte en el ser humano dura más que la vida, todo hombre y toda mujer esta consiente de que algún día llegara su final, incluso los animales pero ¿Porque no la aceptan?, ¿Porque el deseo de aferrarse a algo que saben que pronto lo van a perder como es la vida?, ¿Por qué lloran si saben que esa persona va a un mejor lugar? O eso es lo que escuché de algunos, mis preguntas sobre este tema nunca llegaran a su fin y nunca conseguiré su respuesta, quisiera entenderlos a todos ellos pero no le encuentro sentido algunas de sus actitudes, a pesar de todo lo único que sigue vivo son sus recuerdos y eso nunca morirá porque el recuerdo de alguien amado permanece con uno hasta la muerte.

Abro mis ojos y veo que en el reloj marcaban las 6:00 pm, me levanto de la cama y con cierta dificultad jalo la puerta, camino por el pequeño pasillo bajando las escaleras, cuando voy llegando escucho la alegría de aquella familia preparándose para comer, eran como unas cinco personas, yo me quedo parado viéndolos a todos, la escena me parecía sacada de una revista luego veo a Lisa acercándose a mí, estaba vestida con una blusa blanca y un pantalón ajustado rojo y su cabello olía a flores, sus risos rojos estaban tan esponjado que parecían un enorme ramo de rosas roja sobre su cabello, ella me observa con un gesto de alegría y dice