Capitulo II

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Lo miré de pies a cabeza. Discretamente, claro. Era alto, tenía ojos de un color muy...único, cabello negro y rizado. Noté que él también tenía la mirada clavada en mí, de una forma muy....intimidante. 

— Es un placer.— dijo él estrechando mi mano.

— Lo mismo digo.— correspondí, con una media sonrisa.

Segundos después de un largo contacto visual, soltó mi mano. Sonreí levemente.

— Bien, Lestrade. ¿Qué tienes para mí? 

Lestrade se sentó en su silla, detrás del escritorio. Tomó los papeles que anteriormente estaba leyendo, y se los entregó a Sherlock, quién comenzó a leerlos rápidamente, en segundos. Holmes frunció el ceño mientras ladeó la cabeza. 

— ¿Homicidio...?— alzó la vista.

— Sí, el cuerpo de una chica fué encontrado en el río Támesis, creemos que era una prostituta, aquí tengo varias fotos de ella. 

Al ver que Sherlock estaba demasiado concentrado en otra cosa, tomé las fotos y las ví detenidamente. Era una chica blanca, de cabello negro, delgada, ojos...¿azules? ¿grises?. Pasé la siguiente imagen, tenía ropa de vagabundo. Obviamente no eran de ella, ya que le quedaban demasiado grande. Entrecerré los ojos, bastante perturbada por las imágenes del cuerpo. La chica se veía de mi edad, quizá más joven. 

— ¡Por fin algo divertido!— exclamó Sherlock.

Lo miré de reojo. Honestamente, esperaba otra reacción. Tristeza, furia, no lo sé. Suspiré y me senté en la silla frente a Lestrade. Noté que él me miraba, después clavó la vista en Sherlock.

— Ella irá contigo.— dijo refiriéndose a mí.

— ¿Qué? — dijimos Sherlock y yo al mismo tiempo.

Ambos nos miramos algo incómodos por aquello. Sherlock se acercó a Lestrade y dijo:

— Gavin, es demasiado peligroso para una señorita.—giré los ojos al escuchar ésto.

— Me llamo Greg. E irá contigo. No se diga más.

— ¿Y qué hay de mi otro compañero?— insistió él.

— ¡Por dios, Sherlock! ¡Tiene una hija! 

El gran detectivo suspiró sonoramente, frunció el ceño y giró su mirada hacia mí, yo clavé mi vista en él, buscando su aprobación. 

— Vale. — dijo rápidamente.— Pero si se asusta, regresará contigo.

Sherlock salió dando pasos largos de la habitación, me giré hacia Lestrade, levanté los hombros algo perdida. Me despedí y tomé los papeles del caso antes de salir corriendo detrás de Holmes. Cuándo finalmente lo alcanzé, pregunté:

— ¿A dónde iremos?

—   A mi casa. 

(...)

Bajamos del taxi, el cuál se paró frente a una puerta negra/azul marino que ponía 221B, Sherlock abrió la puerta y pasó. Cerró la puerta después de dejarme pasar. Subimos las escaleras, llegando a su piso. Una amable señora nos recibió.

— ¡Sherlock! ¿Qué te dije sobre disparar a mis...— se calló cuándo me vió. — Oh, lo siento mucho, ¡no sabía que traías a una amiga! 

— No es mi amiga.— bufó.

Asentí con la cabeza y sonreí levemente. La señora rodó los ojos y habló.

— Por supuesto que no.— rió ella.— Pasa, pasa. ¿Quieres un poco de té?

Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora