Prólogo.

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Lestrade tomó mi maleta con una mano, y con la otra tomó de mi mano y comenzó a jalarme, ya que el avión estaba a punto de despegar y no debíamos estar ahí. Corrimos lo más rápido posible hacia el aeropuerto. Al entrar, arrojó la maleta al suelo y soltó un gran suspiro, imité su gesto. Pasé mi mano por mi cabello, haciéndolo hacia atrás. Negué con la cabeza mientras miraba al suelo, ¿realmente estaba haciendo ésto? Mi celular sonó. Lo saqué de mi bolsa, era un mensaje. No pude evitar soltar una pequeña risita. 

Si puedes, ven lo más rápido posible. 

Si no, también. 

- SH 

Cerré mis manos con fuerza y sonreí mientras reía en voz alta, estaba confundida. Estaba molesta. Si, muy molesta. Lestrade lo notó, y dió una palmadita en mi hombro. Tomó de nuevo mi maleta y nos dirigimos a la salida. 

— Sé que estás molesta. — sonrió. 

— ¡Claro que estoy molesta! Estuve a punto de morir hace una semana, y ni siquiera se dignó a hablarme. Después, me mandó a casa "por mi bien" — dije imitando la voz de Sherlock — Y ahora, ¡quiere que regrese! Es que no lo entiendo...— suspiré rendida. 

— Tiene miedo. — dijo Lestrade colgándose mi maleta en el hombro, mientras caminaba a la salida.

— ¿De qué?

Greg se quedó callado, dándole sorbitos al pequeño vaso de café que tenía, le dí un pequeño golpe en el hombro.

— ¿A qué le tiene miedo eh? — insistí.

(....)

Ibamos en el taxi camino a casa, 221B Baker Street...Estábamos a punto de llegar, los nervios se hacían cada vez más presentes en mí. No sabía cómo reaccionar, y eso me aterraba. Pero no había vuelta atrás.

El coche paró justo frente a la puerta de madera que ponía "221B", bajé del coche. Lestrade amablemente bajó mi maleta. Agradecí e intenté tomarla, pero él negó diciendo "Yo puedo". Volví a agredecer y me acerqué a la gran puerta...Cuándo estaba a punto de tocar, la puerta abrió. Y ahí estaba él. Sherlock Holmes, plantado firmemente. Levanté la vista, topándome con sus profundos ojos, su sonrisa de lado, y su expresión altiva, natural en él. Cuándo finalmente logré reaccionar, sentí una pequeña lágrima correr por mi mejilla.

— ¡Eres un imbécil! — dije dándole leves golpes en el pecho — ¡Eres un completo idiota, Sherlock! 

Él me miró con una cara de decepción, de tristeza. Sus pupilas se dilataron, dándole una tierna imagen. No pude más, y lo abracé, ambos lo necesitábamos. Rodeé su cuello fuertemente con mis brazos, y él me correspondió, posó sus manos en mi cintura, apretándome con fuerza mientras yo lloriqueaba en su cuello. 

— Eres un idiota...— le susurré seguido de un intento de risa.

— Lo sé.

Nos separamos. Sherlock me miró fijamente, colocó su mano en mi mejilla, la acarició tiernamente. Yo seguía observándolo, memoricé cada facción de su rostro cómo si fuése la primera vez que lo veía, o quizá la última. Observé cada lunar, cada cicatriz, cada marca. Todo...Su respiración agitada me sacó de mis pensamientos. Me miró fijamente, y dijo. 

— No quiero perderte...— dijo en voz baja. 

— Si dejas de ser un cretino, no lo harás. — reí. 

Sherlock me miró con expresión seria, y sin un aviso previo, me besó. Sentí sus labios moverse tiernamente envolviendo los míos. Su lengua apenas rozaba la mía, pero aún así, seguía siendo un beso perfecto. Cuándo nos separamos, Sherlock juntó nuestras frentes, mientras cerraba los ojos y sonreía levemente. Deslizó la mano desde mi rostro hasta mi cintura, besó mi frente y después entrelazó sus dedos con los míos. Yo seguía petrificada. Miré a Lestrade, y a la Sra. Hudson que había salido hace poco, y ellos estaban igual. 

— Ohh, ¡sabía que terminarían juntos! Iré a preparar té.   — dijo ella. 

Sonreí levemente y agaché la mirada. Entramos al piso. La Sra. Hudson nos preparó té a Lestrade, Sherlock y a mi, y nos sentamos frente a la chimenea. Había sido un largo día....

Pero finalmente estaba en mi hogar, al lado de Sherlock. 

Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora