Episodio narrado en tercera persona para ampliar la perspectiva.
Sherlock miraba atentamente por la ventana cómo su querida Jane sufría las consecuencias de sus decisiones, veía cómo se aferraba con fuerza al pecho de Lestrade, quién le dedicó una mirada asesina mientras acariciaba el cabello de ella. Cuándo ambos se subieron al taxi, Sherlock se alejó de la ventana, sabiendo que el instinto de Watson sería mirar por última vez su hogar.
Caminó hasta el salón, cogió la pistola que tenía guardada, y con lágrimas en los ojos comenzó a dispararle a la pared, llamando de inmediato la atención de la señora Hudson, ella subió rápidamente las escaleras hasta casa de Sherlock, ella también lloraba, todos se habían encariñado de sobremanera con ella, pero no más que Holmes.
Martha abrió de golpe la puerta y gritó el nombre de Sherlock repetidas veces, pero él parecía no escuchar, cuándo Hudson se paró frente a él y le sacudió, él reaccionó. Martha cubrió su boca con sus manos cuándo notó que, por primera vez desde que le conocía, lágrimas caían por su mejilla, y no por un dolor físico, si no por uno mucho peor. La Sra. Hudson sintió su corazón estrujarse al ver la imagen del hombre así, le abrazó con fuerza, pero él permanecía inmóvil.Sherlock temblaba, de coraje, furia, impotencia...y miedo. Miedo, ¿de qué otra manera puedes reaccionar cuándo, por primera vez en tu vida sientes que una persona te puede matar sin siquiera tocarte? En ese momento, recordó porqué el amor le parecía una aberración, recordaba porqué odiaba las muestras de afecto, porqué le daban asco...Pero también se acordó de cuánto le encantaban las delicadas e inocentes caricias que Jane le daba.
Se separó de la señora Hudson y su semblante había cambiado, él temía por la vida de ella, así que haría lo necesario para que dejara de ser así, estaba decidido a recuperla y tenerle de una vez por todas. Pasó al lado de la señora Hudson, quién lo veía entristecida, tomó su abrigo y salió de casa sin darle explicaciones a nadie, pero en cuánto dió un paso fuera de su casa, lo primero que recibió fue un puñetazo en el rostro por parte de su buen amigo, Lestrade. Sherlock, en el suelo, le dedicó una mirada comprensiva al detective.
— ¡Eres un cobarde, Sherlock! — dijo él, rostro del coraje. — ¡Ella te quiere y tú...tú la lastimas así! ¿Qué demonios está mal contigo?! ¿Porqué lo hiciste?
Sherlock se puso de pie y limpió la sangre de su rostro, miró fijamente a su amigo, después rió, intentando disimular el verdadero dolor que sentía.
— ¿Qué no te das cuenta de cómo son las cosas, Gregory?— dijo sacudiendo su cabello.— Ella está...mejor sin mí.—dijo él, sintiendo una punzada al pronunciar aquella oración.— No puedo protegerla, y tú tampoco...— Holmes se dió la vuelta y comenzó a caminar hacia el norte, era hora de derrotar al enemigo de una vez por todas.
— Tienes razón. — rió Lestrade, cruzándose de brazos. — Probablemente esté mas segura con Anderson, él la cuidará bien...— dijo Lestrade, intentando convencerse de que lo que había dicho era verdad.
Sherlock paró en secó en cuánto escuchó el nombre de aquel infeliz. Se dió la vuelta y le dedicó una mirada furiosa. Lestrade no tenía ni idea de lo que aquel imbécil le había intentado hacer a Watson.
— ¿Anderson se quedará con ella? — dijo con expresión seria, Lestrade asintió sonriendo. — ¿Qué te pasa en la cabeza, Lestrade? — el detective bajó los brazos y el semblante de su rostro cambió a uno confundido. — Manda a alguien por ella.
— ¿De qué hablas, Sherlock? — gritó mirándolo.
— Ve por ella. Sólo hazlo. — dijo Sherlock, para después darse la vuelta y desaparecer en una esquina. Lestrade pesadamente al saber que Holmes sabía lo que hacía. Intentó llamarle a Anderson varias veces, pero no contestaba.
(...)
Sherlock había recibido una dirección minutos antes de la explosión, sin embargo, la había ignorado por completo. Pasando por alto que, lo que venía escrito era una pista que lo acercaría al malvado Moriarty.
Una vez ahí, se encontró con un deteriorado y sucio callejón, aparentemente vacío. Era de noche, así que Sherlock sacó rápidamente una linterna y comenzó a alumbrar aquel lugar, pero no encontraba nada. Se detuvo a pensar qué haría Jim Moriarty, y no fué difícil, no son tan diferentes. Revisó bien los bloques de cemento que conformaban las paredes, recorrió todas las amplias paredes del callejón, hasta que encontró uno que le hizo alzar una ceja. Sacó un pequeño y delgado palo de metal que utilizó para raspar las esquinas del bloque hasta despegarlo. Cuándo lo consiguió, logró sacar una bata azul rota y desgastada, la guardó en el bolsillo de su abrigo.
Siguió buscando otra pista por un par de horas mas, pero no consiguió nada. Rendido, decidió ir al laboratorio para encontrar a la dueña de aquella prenda, pero al llegar, se encontró con una gran sorpresa.
La puerta del laboratorio estaba sellado con cemento desde dentro. Maldijo en voz alta, llamando la atención de Molly, quién rápidamente corrió hacia él.
— He intentado entrar por las ventanas, pero también están selladas...— dijo ella, tan taciturna cómo siempre. Sacó una hoja doblada de su bolsillo y se lo entregó a Holmes. — Esto estaba pegado en la puerta cuándo llegué. — Sherlock cogió la hoja sin mirarla, al leerlo se quedó helado.
"Hacen falta dos pistas más, Sher."
Sacó su móvil y le llamó a Lestrade, esperando que respondiera después de aquel enfrentamiento.
— ¿Si?
— Lestrade. — dijo aliviado.— Necesito usar las computadores de Scotland Yard, es una emergencia. — habló mientras salía de su laboratorio.
— Lo siento, Holmes. — suspiró Lestrade. — Alguien ha hackeado todo el equipo, no tenemos acceso a información de nada ni nadie.
Sherlock suspiró con pesadez y colgó.
Sin saber que mas hacer, decidió regresar a casa e intentar resolver el caso desde ahí, pero fué inútil. Una hora después, se encontraba intentando entrar a su palacio mental, pero, al parecer, tampoco podía entrar ahí.

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Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).
FanfictionJennifer Watson, una joven ex-médica transferida a Londres para trabajar en Scotland Yard. Jamás imaginó que se encontraría con Sherlock Holmes, el detective más famoso de la ciudad, quien, cabe aclarar, no creía en el amor. Hasta que la conoció. Je...