Capitulo Final

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(Este capitulo será narrado en 3ª persona para ampliar la trama de la capitulo. Es decir, podréis leerla desde el punto de vista de Sherlock, Lestrade y el vuestro, Jane. ¡Disfrutad del último capitulo de la primea parte!) 

Jane llevaba, para ser exactos, 36 horas cautiva, atada a una silla en el suelo, sucia, y semi-desnuda. En ese momento, lo que ella más deseaba era que acabaran con ella de una vez. ¿Porqué hacerla sufrir tanto?, ¿porqué no acabar con ésto de una buena vez, sin rodeos? No, sólo querían hacerle sufrir, que deseara jamás haber nacido. Querían hacerla sentir miserable por unas horas, hasta que se aburran y finalmente, hagan de ella lo que quieran. Pero, a ella ya le daba igual. Y a diferencia de otros que culparían a Lestrade por no encontrarla, o a Sherlock por no deducir su ubicación, Jane no estaba molesta con nada, ni nadie. Sabía que la culpa no era de nadie, ni siquiera suya. Por lo que moriría tranquilamente, sin rencor ni odio en su corazón. Sólo un gran vacío. 

Pero Sherlock no lo permitiría. 

El gran detective se encontraba en la zapatería dónde al parecer, Charles Allen trabajaba, mientras él analizaba todo su alrededor, Lestrade interrogaba al zapatero. 

— ¿Cómo que no tiene datos de él?! — gritó él. 

— L-lo siento mucho, señor. Jamás creí que él sería capaz de una barbaridad así, asi que no me tomé la molestia de investigarlo.

Sherlock se agachó y sacó su lupa, miraba detenidamente el suelo...Había restos de tierra. Tierra de construcción. De...cemento. Se reincorporó y comenzó a dar vueltas en su lugar con los ojos cerrados.  

—...siempre era lo mismo — continuó el señor— llegaba, limpiaba el desastre que dejaba por los zapatos que traía, y se ponía a trabajar. 

— ¿Desastre, de qué?— preguntó Holmes, dejando de dar vueltas, frustrado por la falta de especificación. 

— De tierra. De esa que se usa para construir. ¡Cemento! 

Holmes alzó la vista con los ojos más abiertos, colocó sus manos sobre su cien y cerró los ojos con fuerza. Lestrade se movió apenas un centímetro de su lugar cuándo Sherlock gritó:

— ¡CÁLLATE! ¡CALLEN LOS DOS! 

Y ambos obedecieron, nadie quería enfrentarse a él en éstos momentos. Jamás habían visto a Sherlock tan...molesto, frustrado por algo, o alguien. 

Tierra. Cemento. ¿Una parte de Londres dónde estén construyendo? Baker Street, Calle Fenchurch, Portobello. 

— ¡NO, NO, NO! — gritó fuertemente. — Buscamos un edificio grande. Un edificio abandonado explicaría el resto de cemento en sus zapatos. ¿Pero, qué edificios abandonados hay por aquí?! — dijo Sherlock de forma veloz, cómo siempre. 

Todos se quedaron en silencio. 

— Abbey road...— susurró Sherlock.

— ¿Qué?— preguntó Lestrade. 

— ¡Abbey Road, Graham! ¡Hay un edificio abandonado ahí! Un...una casa abandonada. 

Y en ese momento, Sherlock se dió cuenta del peligro que Jane corría. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al imaginarse su sufrimiento. Sin pensárselo más, corrió hacia la salida de aquella zapatería, pidió un taxi y se fué. Claro, sin esperar a Lestrade, que inteligentemente, había cogido un taxi justo después de él. Sherlock entró al coche sin decirle la dirección al taxista, por la cuál no había avanzado. Holmes, sin saber el porqué, comenzó a ponerse ansioso. Golpeaba con los dedos la ventana, rebotaba el pie, daba toques en la pierna. Hasta que unos segundos después, lleno de frustración gritó:

Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora