Nos encontrábamos frente a la casa de Lord Massingam otra vez, hace unas horas que no hablaba con Sherlock, por lo que aún no sabía a qué habíamos venido. Y no iba a preguntarle. Tocó el timbre de nuevo, ya que nadie atendía. Suspiró desesperado y le dió la espalda a la puerta, quedando frente a mío. Clavó sus ojos en los míos, intentando decir algo. Pero antes de que pudiera, la gran puerta de madera se abrió.
— Oh, hola. No esperaba su visita hoy. — dijo Roberta, la hermana de la difunta con ojos rojos e hinchados. — Sean bienvenidos.
Abrió por completo la puerta. Sherlock me miró, indicándome que pasára. Entré a la casa seguida de él, quién cómo siempre, observó todo el lugar.
— ¿Y qué los trae por aquí?— interrogó Roberta, sentándose sobre el diván.
— Mañana es el funeral de tu hermana, ¿no es así?— ella asintió—. Me enteré de que bailaba balett, y me encantaría poner sus zapatillas en la cruz de flores, ¿te parece bien?
Roberta sonrió nostálgica, salió de su trance y subió a la habitación de Georgina a por las zapatillas. Sherlock se acercó diescretamente, parándose a mi lado. Yo comencé a caminar por la sala. Él suspiró pesadamente. Segundos después, Roberta bajó con una caja rosa en manos, se acercó a Sherlock y se las entregó.
— Muchas gracias, Roberta.— dijo Sherlock, seco cómo siempre.
Caminó velozmente a la puerta, pero antes de que pudiera abrirla, Roberta habló:
— Sr. Holmes...Por favor...Encuentre al asesino...— pidió ella entre lágrimas.
Me acerqué a ella y la consolé un poco antes de decirle que sería mejor que fuese a su habitación. Cuándo Roberta subió, Sherlock y yo nos fuimos.
(...)
Ibamos en el taxi camino a casa, cada uno iba en una esquina, separados por un grande espacio en el asiento. El conductor nos miró por la ventana y sonrió negando con la cabeza. Lo miré con el ceño fruncido. El se dirigió a Sherlock diciendo:
— Problemas de pareja, ¿a que sí? — el hombre rió fuertemente.
Sherlock lo miró por el retrovisor con una mirada fría.
— Ojalá— reí, contestándole al taxista.
(...)
— ¿Cómo supiste que era bailarina?— dijo intentando romper el hielo.
— ¿Te vas a dignar a hablarme ahora?— me miró.
Reí sarcásticamente y le dí la espalda, él rápidamente caminó hasta quedar frente a mi, a escasos centímetros de mi rostro.
— No me cuentes, puedo quedarme con la curiosidad.— levanté los hombros.
— Te contaré.— dijo volviendo a su postura firme. — Al analizar el cuerpo de Georgina noté que tenía los dedos de los pies estirados, uñas del pie magulladas, callosidades, ha sufrido varias fracturas y tendinitis, ¿quién sufre, comúnmente, éstas dolencias?
— Una bailarina de...balett.— sonreí levemente.
— Así es, Watson. Una bailarina de balett. Sin embargo, sus pies seguían siendo perfectos. Medidas ideales. Limpios, suaves.
— ¿Y para qué has ido a por las zapatillas?
— Verás, Jane. Creo que su asesino la eligió por sus pies.
(...)
Finalmente habíamos llegado a casa, me quité las botas y el abrigo, dejándolos en el suelo y en el perchero, respectivamente. Sherlock se echó en el sillón y bufó.
— Jamás debí haber tomado éste caso. ¡Es demasiado aburrido! — gritó molesto.
Rodé los ojos con una sonrisa y me dirigí a la cocina, abrí las puertas de la nevera, suspiré al ver...nada. No había absolutamente nada. Me dí la vuelta, me encontré con Sherlock mirando a la nevera, pegué un pequeño salto del susto que él había provocado. Bajó la mirada, topándose con la mía.
— ¿Cuánto mides?
— ¿Eh? ¿Porqué quieres saber eso?— fruncí el ceño.
— ¿Cuánto. mides?— repitió pausadamente.
— 1, 68. — dije mirando al techo, confundida
Sonrió levemente y caminó hacia la puerta.
— Toma tus cosas. Te llevaré a cenar.
Dicho ésto, Sherlock salió del piso. Confundida, tomé mis botas y mi abrigo, me los puse y corrí hacia el piso inferior. Me topé con la señora Hudson.
— ¡Oh! ¡Hola, Sra. Hudson! Em...Tengo que irme, ¡nos vemos luego!
Ella asintió risueñamente, y entró a su piso. Abrí la puerta del edificio, Sherlock ya estaba en el taxi, esperándome. Entré sonriente en él y cerré la puerta. Sherlock le dió la dirección de un restauran y nos llevó ahí. Le dediqué una sonrisilla y me giré hacia la ventana,
(...)
— ¿No quieres un poco?— dije acercándole mi hamburguesa.
— No.— dijo sin mirarme, ya que estaba bastante concentrado en la ventana.
— Cuándo dijiste "Te llevaré a cenar", no me esperaba...ésto.— dije con la boca llena de comida, me estaba muriendo de hambre.
Sherlock me miró con una sonrisilla, para después girarse de nuevo a la ventana. Suspiré y seguí comiendo.
¿Será verdad lo que me dijo? ¿Será que sólo necesito sentirme amada?
Mi celular sonó, sacándome de mis pensamientos. Sherlock me miró con el ceño fruncido.
— ¿Hola? — dije después de tragar todo
—¿Está Sherlock contigo?
— Si...aquí está. ¿Qué pasa? — dije mirando a Sherlock, él me veía fijamente.
— El asesino...se ha llevado a otra chica.
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Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).
FanfictionJennifer Watson, una joven ex-médica transferida a Londres para trabajar en Scotland Yard. Jamás imaginó que se encontraría con Sherlock Holmes, el detective más famoso de la ciudad, quien, cabe aclarar, no creía en el amor. Hasta que la conoció. Je...