Capitulo V.

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Llegué a Brighton en la tarde, justo a tiempo para el atardecer. Suspiré cansada al bajarme del tren, me colgué mi única maleta en mi hombro y me dispuse a caminar sin prisa a la sala de espera, dónde se encontraría la persona que Lestrade dijo que me esperaba. Al llegar ahí me senté en una de las incómodas sillas y abrí bien los ojos en busca de un cartel con mi nombre. 

Pero cuándo lo encontré, deseé con todo mi ser no haberlo visto. A unos metros de mí, me encontré con la mirada seria de Anderson con un papel que ponía "Jane Harley Watson" Suspiré pesadamente, y sin conocer bien el lugar, o algún sitio en dónde quedarme, decidí acercarme a él. En cuánto me notó, me dedicó una sonrisa, pero ésta era diferente. Era una sonrisa con miedo, cansada. Le saludé estrechando su mano, él también decidió mantener la distancia. 

— ¿Llevas mucho tiempo esperando? Mi celular se ha quedado sin batería y no he logrado leer a qué hora debía llegar por tí, llevo aquí varias horas...— rió torpemente.

— Acabo de llegar. — dije evitando dar paso a más conversación.

Él se limitó a no decir nada, agradecí mentalmente aquello. Caminamos hasta el estacionamiento y entramos a un coche negro que probablemente era de él. Cómo el buen caballero que era, me abrió la puerta, agradecí con una sonrisa torcida y entré. Anderson entró del otro lado, encendió el coche y nos dispusimos a esperar un rato a que éste calentara. Anderson estiró la mano hacia mí, yo rápidamente posé mi mano en la palanca de la puerta, dispuesta a salir, él me miró con tristeza y lentamente abrió la guantera, sacó unos papeles y los dejó a un lado de su asiento. Quité la mano de la palanca, dándome cuenta de que parecía una loca, pero me daba igual. 

— Lo siento tanto, Jane...— dijo él mirando hacia abajo, lo miré fijamente — Por lo que pasó en tu casa...No sé qué me pasó, yo no soy así. Te lo prometo. No me tengas miedo...

— No te tengo miedo. — fruncí el ceño, mintiendo. — Ha sido sólo...un reflejo. 

— ¿Entonces tenía razón? 

— ¿Perdona?

— Sí es peligroso acercarse a él...— hizo una leve pausa—. A Sherlock Holmes. 

Me quedé unos segundos callada, mirando mi reflejo en la ventanilla. Suspiré pesadamente y me giré hacia él. 

— Tal vez...— dije suavemente, él me miró— Tal vez tenías razón...— aparté la vista bruscamente. Phillip se quedó callado, al igual que yo. Arrancó el coche y nos dirigimos a mi nueva...casa.

(...)

Después de unos cuantos minutos escuchando la guía turística de Phillp de Brighton, llegamos a casa. Me había comentado que tendríamos pisos diferentes en el mismo edificio, y bueno, no había problema. No disfrutaba mucho estar sola tanto tiempo, pero supongo que me acostumbraría.
Desempaqué mis cosas y las acomodé en un gran mueble que se encontraba al lado de una gran cama. Escuché tres toquidos en mi puerta, grité "Pase" fuertemente, Anderson entró tímidamente. 

— Hola, Jenn...Mmm...me preguntaba si quisieras ir...a cenar, conmigo. — lo miré unos segundos, bajé la mirada a mi ropa. — Oh, estás desempacando, lo siento...

— No. — dije antes de que se fuera. — Tengo hambre, así que...— él sonrió inmensamente, y yo le correspondí. Me puse un abrigo y salí de ahí. Bajamos por las escaleras, Anderson, o bien, Phillip, abrió la puerta por mí, agradecí y salimos de ahí. 

Teníamos antojo de comida chatarra, así que nos dirigimos a una tienda de hamburguesas, o algo así. Afortunadamente, había una a un par de cuadras. Nos sentamos en una mesa al lado del ventanal, unos segundos después un hombre de unos cuarenta y tantos años se acercó y pidió nuestra orden. Phillip pidió una hamburguesa de carne doble, y yo una con bacon. Nos dispusimos a hablar mientras traían nuestra comida. 

— Y, ¿porqué te han transferido a Brighton?— dijo él, jugando con una servilleta. 

— ¿T-transferido? — dije en voz baja, confundida.

— Si, Lestrade me ha dicho que te han transferido para un caso...— dijo él, frunciendo el ceño. 

— ¡Ah, sí! El caso...cierto. — dije nerviosa.— He pedido el cambio, necesitaba un lugar más...tranquilo, ya sabes. 

— Te entiendo, aquí es muy lindo. — dijo él sonriendo. 

Asentí con la cabeza y me quedé callada hasta que el señor nos trajo nuestra comida. Suspiré al ver la deliciosa hamburguesa que habían puesto delante de mí. Phillip y yo nos dispusimos a comer entre risas al ver cómo comía el otro. Al terminar de dar el primer mordisco, noté que tenía la cara llena de mostaza por lo que comencé a reírme a carcajadas, él me veía extrañado. 

— ¡Tienes mostaza por toda la cara! — dije apuntando a su mejilla, él, apenado se limpió mientras reía, yo seguía riéndome cómo loca. Él metió el dedo en su hamburguesa y sacó una buena cantidad de mayonesa, para después embarrarla sobre mi nariz, abrí la boca haciéndome la ofendida, de broma, claro. 

— Ahora tú también tienes mayonesa por toda la cara. — rió. 

Me limpié y seguímos comiendo mientras hablábamos de cualquier cosa que se nos viniése a la mente, ésto no estaba mal, pero no se comparaba en nada a cómo me sentía con...él. 

Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora