Capitulo V

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Finalmente llegamos a nuestro destino, una casa enorme. Una mansión...

— La mansión de...

— Lord Massingam.— completó Sherlock.— Emocionante, ¿no?

Al tocar a la puerta, una señora nos abrió. Al parecer, la sirvienta. Pasamos a la enorme casa. Mientras yo admiraba, Sherlock analizaba el lugar. Un señor, calvo, gordo, de unos 40 años, bajó las escaleras, lentamente.

— ¿Usted es Sherlock Holmes? 

— Así es.— contestó Sherlock firmemente. 

— Mire, Sr. Holmes...Mi hija, Georgina, está desaparecida...— comenzó a llorar desconsoladamente.

— Y quiere que la encontremos, lo sé.— rodó los ojos.— Muy bien. Siéntese y cuénteme todo lo que sabe. 

Ambos se sentaron en el salón, comenzaron a hablar de los hechos.

— ¿Puedo subir...un momento? — dije interrumpiendo.

— Adelante.— dijo el padre, limpiándose la nariz con un pañuelo azul marino.

Sherlock me miró dudoso, probablemente no le agradaba la idea de que merodee por la casa yo sola y arruine toda la evidencia. Le dí la espalda y subí por aquellas gigantes escaleras. Subí al segundo piso, y ví una puerta cerrada, con flores colgadas al frente, supuse que era la habitación de Georgina. Entré y abrí la boca del asombro al ver menuda habitación. 

— Más grande que mi apartamento anterior...— dije en voz baja, riendo levemente.

Negué con la cabeza, intentando concentrarme mientras paseaba por la habitación. No mas chistes, Jenn. Piensa, piensa. Cama, tocador, armario, baño. Nada fuera de lo normal. Abrí los cajones del armario.  Al parecer, toda la ropa seguía ahí, no había escapado. Miré fijamente al suelo, había una marca de agua derramada. Pero, nadie había entrado a la habitación desde la desaparición. Me puse de rodillas y pasé mi dedo por aquella mancha. 

— Bien...Si fueras Georgina, ¿qué harías?— cerré los ojos, pensando.

Los abrí de golpe. Me acosté en la cama y miré a mi alrededor, intentando simular la escena. Alguien entra por la ventana. Reaccionas, tiras el vaso.  No...El vaso fué después. Lo habrían escuchado a tiempo... Volví a acostarme en la cama. 

— Si fuera Georgina...Si fueras Georgina...– cerré los ojos y pensé por unos segundos.

Suspiré pesadamente, intentando pensar. Recorrí con la mirada cada centímetro del techo...cuándo llegué a la esquina, noté que estaba ligeramente levantada, era casi imposible de notarse. Me puse de pie sobre la cama...Intenté alcanzar el cacho de pared, pero era demasiado pequeña para alcanzarlo. Ví un pequeño mueble al lado de la cama. Comencé a arrastrarlo. La madera contra el suelo rasposo ocasionó un gran ruido que probablemente toda la casa escuchó. 

– ¡Sherlock! – grité, definitivamente él tenía que ver esto.

Segundos después, Sherlock llegó a la habitación. Observó todo, después, corrió hacia dónde yo estaba. 

– Esa esquina...– dije apuntándole – está levantada, creo que puede quitarse.

Me tomó de la cintura y me bajó del mueble para subir él. Comenzó a arrancar partes del techo. Cuando acabó, dejó al descubierto una salida, por la que, posiblemente, el asesino se llevó a Georgina. 

— Creo que tenemos una pista. — dije sorprendida. 

(...)

— Hemos encontrado una salida, por la que posiblemente se han llevado a su hija.

Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora