Capitulo IX

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Alcé la mirada y clavé mis ojos en los de Sherlock, quién sonrió malevolamente. 

— ¿Jane, Sherlock? ¿hola?— preguntó Lestrade. 

— S-sí...— dije frunciendo el ceño.— Em...

Sherlock me interrumpió pidiéndome el móvil.

— Te pasaré a Sherlock, espera. 

Le entregué el móvil, me agradeció con la mirada y aclaró su garganta.

— ¿Graham? Tendrás que encargarte tú por ahora, tenemos un funeral mañana...No, pero es el lugar más obvio dónde encontraremos al asesino...Vale. Adiós. 

Sherlock colgó y me entregó el móvil. 

— Irémos a casa. —dijo poniéndose de pie.

— ¿A casa?

— Necesito ir a casa..— dijo girando los ojos.

Asentí con la cabeza e imité el gesto, dejé dinero sobre la mesa y salimos de aquel "restaurant", tomamos un taxi y nos llevó a casa. 

(...)

Sherlock llevaba horas en la sala, parado frente a un montón de papeles y fotos a las que yo no les encontraba sentido alguno. Yo, por otro lado, me encontraba en cama, mirando al techo, que, obviamente tenía agujeros de bala. Sonreí levemente. Mis parpados comenzaron a hacerse cada vez más, y más pesados. Hasta que el sueño me ganó...Caí profundamente dormida. 

Y ahí estaba de nuevo, aquel hombre que me había quitado el sueño días atrás. Aquel hombre alto, rubio y de perturbadores ojos azules se encontraba parado en una esquina, de aquella habitación blanca dónde previmente me habían inyectado una rara y desconocida, sustancia. Se acercó lentamente, con pasos ruidosos pero firmes. Quedó frente a mí, se quitó sus lentes, y los limpió, para después colocármelos a mí. Finalmente veía todo con claridad...Veía el lugar dónde me tenían. Se volvió a acercar, ésta vez para quitarme los lentes.

— Listo, Jane...Hemos acabado...Estás lista.— dijo mirándome con una tenebrosa sonrisa. 

Alguien me desató de la camilla en la que me encontraba, me puse de pie, al mirar a mi lado derecho, me encontré con Sherlock, ahí, de pie al lado de aquel hombre. Se veía pálido, estaba sufriendo. 

— ...Míralo.— dijo aquel hombre abriendo más los ojos. 

Negué con la cabeza, temblando. Aquel hombre se acercó, tomó mi rostro fuertemente con sus manos y me obligó a mirar a Sherlock. En cuánto mi mirada se enfocó en él, sentí un agudo dolor en la parte izquierda superior de mi cerebro. Cómo si, me estuvieran picando con una aguja constantemente, más y más. De repente, unas extrañas letras comenzaron a salir en la esquina inferior izquierda de mi vista. 

Sherlock Holmes 

Detective. 

Ex-drogadicto. 

Punto de presión: Buscando...


Desperté gritando nuevamente, sentía el rostro empapado, pero, ésta vez no era de lágrimas, era de sudor. Sentía la respiración agitada, me dolía la cabeza. 

— Ésto no es sólo un sueño...— susurré para mí misma.  

En un intento de ponerme de pie, caí al piso, golpeándome el cráneo. Sentí un fuerte dolor en mi cabeza, provoqué un fuerte estruendo al caer, lo que llamó la atención de Sherlock.

— ¡Jane!— dijo el cargándome.

Me recostó sobre la cama, colocó su mano sobre mi frente, notando que no tenía temperatura. Revisó mi pulso, revisó mis pupilas, y gritó desesperado. Al parecer, no tenía ni idea de lo que me pasaba. Comencé a sentir los ojos cada vez más, y más pesados..

Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora