Sherlock llevaba horas sentado en su sofá, esperando a que alguien le mandáse una pista, lo que sea. Pero nada llegaba, y su paciencia comenzaba a agotarse, desesperado, se puso bruscamente de pie y sacó la pistola del cajón, pero antes de que se desatara un tiroteo en su casa, su móvil sonó. Finalmente, un mensaje. Sherlock guardó el arma, e intentando calmarse, se acercó con lentitud al lugar dónde había dejado aquel aparato. Lo cogió, y observó el archivo adjunto que habían enviado.
Pero su estado empeoró al ver el rostro borroso de una niña. Una niña con ojos aparentemente azules, y cabello castaño claro, piel pálida, no más de 11 años. Frunció el ceño y suspiró pesadamente, intentando descifrar qué significaba aquel juego, unos segundos después, un texto llegó.
"Espera la tercera pista,
y estarás listo."Sherlock maldijo en voz alta, llamando la atención de la señora Hudson, quién prefirió no meterse en los asuntos de su inquilino y seguir bebiendo té mientras miraba por la ventana, esperando a que su querida Jenn volviése, pero sabía que no sucedería pronto.
Holmes volvió a mirar con intensidad la foto, intentando descifrar alguna pista que había pasado por alto, pero su cerebro no se lo permitía, por una razón desconocida para él.Mientras tanto, Lestrade se encontraba en Scotland Yard intentando hablar con Anderson mientras los técnicos trataban de resolver el asunto de las computadoras, pero él no contestaba. Intentó llamarle a Jenn, pero recordó que le había contado que perdió su móvil en un caso con Sherlock. Suspiró pesadamente, la culpa le comía por dentro, no se perdonaría si Anderson le hace algo. Cerró los ojos e intentó tranquilizarse, la voz de Sally Donovan le sacó de sus pensamientos, ella se acercó a él, mirándole con pena.
— ¿Todo bien?
— Sí, todo bien. — mintió— ¿Han logrado arreglar el equipo?
— No, aún no.
Lestrade asintió con una mueca y salió de ahí, dejando a Donovan completamente sola. Ella rió levemente y salió, dispuesta a seguir con su trabajo.
Al día siguiente...
Una llamada despertó al pobre Lestrade, quién apenas logró pegar ojo después de una noche de preocupaciones excesivas. Contestó con mala gana y la voz ronca. Miró al reloj que se encontraba a su izquierda, bufó al ver que eran sólo las cuatro y cinco de la mañana.
— Lestrade, tienes que venir ahora mismo. — dijo Sally a travéz del móvil.
— ¿A SY? ¿Para qué?
— ¡Sólo ven! — dijo ella exasperada antes de colgar.
Lestrade lanzó el móvil y se puso de pie, se había dormido con la misma ropa, así que le importó poco irse sin más.
Al llegar a Scotland Yard, se encontró con varias patrullas y los técnicos afuera, aparentemente confundidos. Él entró rápidamente hasta llegar a la planta correspondiente, a lo lejos vió a Sally hablando con un par de detectives mediocres, se acercó a ellos, los corrió con poca discreción.— ¿Qué ha pasado?— dijo él, confundido por todo aquello.
— Tienes que ver ésto...— Sally lo cogió con poca delicadeza del brazo y lo llevó a rastras hasta su oficina, Lestrade frunció al ceño al ver que su ordenador estaba encendido. — Es el único que funciona, pero...
Lestrade no la dejó terminar y se acercó a aquel aparato, logró ver la pantalla en blanco con una frase.
— No tan rápido, necesitáis a Sherlock. ¿Qué coño significa eso?
— Que él sabe algo que nosotros no.
Él, al darse cuenta de que la única respuesta lógica era esa, sacó su móvil y le habló a Sherlock. Contestó con el mismo tono de siempre, con voz lenta, calmada y grave, por más desesperado que estaba en ese momento. Lestrade le contó todo con lujo de detalle, él se limitó a decir que iba en camino y colgar. Y así fue, en unos minutos, Sherlock se encontraba afuera, frunció al ceño al ver a tantas patrullas afuera, se quedó unos segundos quieto, mirando a todo y todos.
No hay forenses ni ambulancia, se descarta asesinato.
hay tres patrullas menos de las que habló Lestrade, el culpable huyó.
No hay heridos...pensó él.Caminó velozmente hasta el edificio, ignorando a todos aquellos quienes le prohibiéron pasar. Subió las escaleras y caminó hasta la oficina del fondo, la única con luz. Se encontró con Sally y Lestrade discutiendo acaloradamente, cómo de costumbre. El detective inspector se puso de pie cuándo le vió entrar, Sally rodó los ojos y salió de ahí.
— ¿Qué ocultas, Sherlock? — dijo Lestrade, cruzándose de brazos mientras Holmes analizaba detenidamente la pantalla, la cuál tenía seis espacios blancos, se necesitaba una clave. Sherlock sabía que las pistas tenían una relación, pero no sabía cuál. Sacó su móvil y observó bien la imágen, entrecerró los ojos y suspiró pesadamente. Intentó concentrarse y entrar a su palacio mental, pero algo se lo impedía. Gruñó en voz baja, pero Lestrade le escuchó, rió por lo bajo ante su reacción. Sherlock cerró fuertemente los ojos, y automáticamente apareció su imágen, la imágen de Jennifer H. Watson, sonará como cliché, pero era cómo si tuviése su rostro tatuado en sus párpados. Sonrió levemente al recordar la vez, que, en medio de un caso, a Jenn se le ocurrió lanzarle el móvil a un tío que estaba lastimándole. También recordó la vez que se vió obligado a salir a la tienda en busca de un dulce ya que ella se veía muy mal. Lo recordaba perfectamente, era un 3 de Diciembre de 2015, se había cumplido un año desde que había dejado su carrera de médica de lado. Un año de conocerla.
Un 3 de Diciembre de 2015...
03/12/15.Sherlock abrió los ojos de golpe, se sentó rápidamente en la silla frente al ordenador y tecleó la fecha de la muerte de Sophie en los espacios en blancos. Unos segundos después, el computador se desblqueó. Un vídeo se reprodució instantáneamente. Holmes reconoció a aquel hombre de ojos grandes y sonrisa psicópata, apretó los puños sobre la mesa.
— ¿Es ese...
— Jim Moriarty. — dijo Sherlock interrumpiendo al inspector.
El vídeo consistía en Moriarty bailando ballet mientras deshacía su laboratorio, poco a poco. Moriarty tiró su microscopio, las muestras de sangre que tenía, y cualquier cosa que él pudiése remotamente valorar, él lo destruyó todo. El vídeo se cortó, y Moriarty había desaparecido, pero había una caja en la esquina que acababa de aparecer. Sherlock se puso de pie y salió de Scotland Yard sin darle ni una explicación a Lestrade, quién no estaba al tanto de lo que ocurría.
Holmes cogió un taxi una vez fuera, y se dirigió a su labotatorio, desesperado por saber lo que contenía aquella caja.
(...)
Al llegar, notó que las entradas estaban libres, alguien había quitado todo el cemento en un par de horas. Él, entró y miró la caja fijamente, cogió una pelota amarilla que estaba en el suelo, en un lugar de su, ahora destruído laboratorio, y la lanzó con fuerza a la caja, sólo para asegurarse de que no era algún explosivo, ya seguro, se acercó a ella y con desesperación la abrió.
Sintió su alma abandonar su cuerpo al ver la bata médica con el nombre de Watson marcada en ella, en una placa dorada. La sacó por completo y la abrazó sin miedo a que alguien lo viése, una lágrima cayó sobre ella. Él gruñó molesto ante su momento de debilidad y se asomó en la caja, la cuál contenía una nota. Al sacarla, todo empeoró.
"Ven por mí.
JW."Se puso de pie con la prenda de ella en la mano y se dirigió a su destino, dispuesto a hacer lo que sea por recuperarla.
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Sherlocked (BBC Sherlock & Tú).
FanfictionJennifer Watson, una joven ex-médica transferida a Londres para trabajar en Scotland Yard. Jamás imaginó que se encontraría con Sherlock Holmes, el detective más famoso de la ciudad, quien, cabe aclarar, no creía en el amor. Hasta que la conoció. Je...