Hoy hago dos semanas en el hospital, pero por suerte, hoy es el último día. En sólo una hora me voy de este maldito hospital. Estoy apoyada sobre el alféizar de la ventana de mi habitación, observando los jardines del hospital con un extraño sentimiento en mi interior. Llevo un tiempo con un mal presentimiento acechándome constantemente:
- ¡Hola! -dice una voz conocida a mis espaldas, sacándome de mis pensamientos. Una sonrisa se forma en mi cara al reconocer la voz.
- ¡Liam! -respondo girándome a mirarle. Me acerco a él y le doy un suave abrazo.
- ¿Cómo vas? Siento no haber venido a verte estos dos últimos días. He estado liado... -se disculpa mientras mueve su brazo izquierdo, que tenía oculto tras su espalda. En su mano tiene una bonita rosa roja. Me la entrega y yo le regalo una sonrisa.
- No te preocupes, lo entiendo. Pues ya estoy deseando irme del hospital. Aunque, en realidad, hay algo que me dice que no debo...
- ¿Otro de tus presentimientos? -yo asiento con la cabeza- No sé, Lucy. Quizá no quieras salir de aquí en realidad, porque no sabes a qué te vas a enfrentar fuera
- No, no es eso. Eso me da miedo, sí, pero es un miedo racional, Liam. A lo que siento dentro no le encuentro sentido... Aún sigo sin confiar en mi familia. Siento... que me falta algo, algo vital para mí. Pero no sé el qué, Liam. Es muy frustrante no poder recordar nada. Si recordase, seguramente sabría qué es lo que me pasa -le digo frunciendo el ceño.
- Bueno, mira. Piensa que hoy sales del hospital e irás a tu casa. Quizá eso te ayude a recordar algo, el volver al sitio dónde te criaste -me dice sonriendo. Yo asiento.
- ¿Vendrás conmigo? -le pregunto poniéndole cara de corderito a punto de degollar.
- No debería... Tu familia querrá estar contigo, Lucy.
- Pero yo quiero que estés conmigo. Como tú dices, no sé a qué me voy a enfrentar fuera de aquí, Liam. Por favor...
- Está bien, está bien -dice levantando las manos en señal de rendición. Oímos un carraspeo a nuestras espaldas. Es el médico con un papel entre sus manos.
- Hola, Lucy. Liam... -dice posando su mirada en Liam y después volviendo a dirigirla hacia a mí- Bueno, aquí te traigo el parte de alta. Ya sabes: intenta llevar una vida normal y recuerda tomarte las pastillas para los dolores intermitentes de cabeza que padeces -me dice una vez me ha entregado el parte de alta, "El pase hacia mi libertad".
- Muchas gracias, doctor -le respondo sonriéndole. Después le da la mano a Liam, me regala una sonrisa y se va de la habitación.
- Bueno, ¿ya tienes todo preparado? -oigo decir a Zayn, que acaba de entrar en la habitación.
- Eh... sí. Zayn, ¿puede venirse Liam con nosotros también, por favor? -pregunto acercándome a Liam y sonriéndole.
- Supongo que sí. No creo que a papá y mamá les importe... -responde encogiéndose de hombros. Después coge la bolsa que anteriormente yo había llenado con mis pertenencias y me vuelve a mirar- ¿preparada para salir de aquí? -yo me encojo de hombros a forma de respuesta mientras trago saliva.
¿Estoy preparada? No lo sé. Lucy, tú puedes. A lo mejor así consigues encontrar respuestas a ese "presentimiento" en tu interior.
Salimos de la habitación y comenzamos a caminar por el pasillo. De nuevo, ese extraño sentimiento se acentúa al pasar por la puerta contigua a mi habitación. Liam me agarra un instante la mano y me la aprieta suavemente al ver mi expresión.
En cuanto Zayn abre la puerta de casa, mi madre se abalanza sobre mí a abrazarme:
- ¡Bienvenida, Lucy! -dice mi madre una vez se ha separado de mí.