La alarma del móvil suena, atronando en la habitación. La apago y me giro en la cama, mirando a Harry.
- Harry, son las seis... Necesito que me lleves a casa o mis padres verán que no estoy -digo zarandeándole.
Después de unos instantes, abre los ojos perezosamente. Sus ojos verdes, adormilados, se iluminan al verme.
- Lucy... -dice Harry sorprendido.
- Sí, así me llamo. Vamos, levanta.
- Pensé... pensé que fue un sueño. Yo... -decido cortarle.
- Harry, ayer no eras precisamente responsable de lo que hacías y, por eso, no le voy a dar más importancia de la debida. Yo me quedé aquí porque no me dejaste marchar y me prometiste que me llevarías antes de que mis padres despertaran. Nada más. Asi que, si no te importa... -el me mira, entre confuso y decepcionado. Finalmente, asiente con la cabeza.
- Está bien...
Harry se viste, se peina el pelo de esa forma tan peculiar que él tiene y me mira.
- Cuando quieras -dice en voz neutral. Yo he permanecido sentada en su cama, observando cada uno de sus movimientos. Me levanto, cojo mis cosas y salimos del edificio, entrando en el coche de Louis, que es el que cogió ayer para venir aquí.
Al llegar a mi casa, Harry apaga el motor del coche y me mira.
- ¿Te... -traga saliva- ¿Te volveré a ver? -pregunta mirándome, con miedo. Yo guardo silencio unos instantes.
- Yo... no lo sé, Harry. Hay muchas cosas que he de pensar. He de aclararme... -levanto la mano para agarrar la puerta, pero Harry me la sujeta.
- Lucy, sé que lo que hice ayer no estuvo bien. Pero no me arrepiento. Es lo único bueno que me ha sucedido desde que desperté en ese hospital, volver a sentir tus labios. Sé que para ti también significó algo. No puedes negarlo... Lo sé, te conozco -yo evito su mirada- Lucy, mírame -inhalo aire y le vuelvo a mirar- Dame otra oportunidad. Te lo suplico. Déjame volver a enamorarte, déjame mostrarte lo que éramos juntos. Dame tres semanas. Tres. Y, si para entonces no he conseguido volver a enamorarte... -guarda silencio un instante, coge aire y lo expulsa- yo me alejaré de ti. Desapareceré. Y tú podrás continuar tu vida sin mi, si asi lo quieres... -suelta mi mano y me acaricia la mejilla, lentamente- Piénsalo... Al menos, sopesa esa opción -me vuelve a acariciar la mejilla y se acerca lentamente a mi. Sus labios están a milímetros de los míos, pero no me besa- Recuerda: Siempre seré tuyo.
Él comienza a alejarse de mí y yo, sin pensármelo, junto mis labios con los suyos, como despedida.
Al darme cuenta de lo que he hecho, me alejo de él y, sin girarme a mirarle, salgo del coche y camino hacia mi casa.
Cierro la puerta con cuidado de no hacer ruido y subo las escaleras en silencio.
Al llegar a mi habitación, cierro la puerta, me desvisto y me pongo mi pijama. Nada más meterme en mi cama, se abre la puerta de un rápido movimiento, apareciendo mi hermano tras ella.
- ¿Se puede saber dónde has estado toda la noche? -me pregunta alterado. Yo me levanto rápidamente de la cama y le insto a permanecer en silencio mientras cierro la puerta de nuevo- ¡LUCY! Ayer casi me da un infarto cuando fui a darte las buenas noches después de que mamá y papá se fuesen a la cama y no te encontré en casa -yo me río.
- ¿Y tú qué hacías despierto a esas horas?
- Aquí las preguntas las hago yo -me replica a la defensiva.
- Está bien, ¡pero habla más bajo que te van a oír papá y mamá! -susurro en voz baja- Ayer sentí... la necesidad de salir de casa y dar una vuelta. Tuve un presentimiento... Y bueno, tal presentimiento me llevó a Harry, para variar... Tenías razón. Ha cambiado mucho... -mi hermano sube las cejas- Y bueno, acabé discutiendo con él y cuando me quise dar cuenta se había hecho muy tarde. Harry no me dejó volver a casa sola y él no podía llevarme porque estaba... bebido -explico lo más resumidamente posible.
