Tercer día.
Tres días atrás, le pedí a Harry encontrarnos hoy en un arrebato de estupidez.
Esta lucha interna está acabando conmigo, mi mente quiere estar con Liam pero todo lo demás de mí se opone a esa idea. Soy consciente de que quiero a Liam, pero lo soy mucho más de que necesito a Harry.
Intento mantenerme despierta durante las noches, para evitar que otro recuerdo de nuestro pasado me aborde y me confunda más, pero resulta imposible.
Me he pillado decenas de veces pensando en Harry. Mi cuerpo actúa por sí solo cada vez que pienso en él.
Me observo en el espejo, aún sumergida en mis pensamientos. Me arreglo el pelo, me calzo los zapatos, cojo mi bolso y salgo de casa.
Son las cinco y media cuando su casa aparece al fondo. Mis nervios comienzan a hacer acto de presencia de forma incontrolable.
Llamo a la puerta, oigo sus pisadas que se acercan y al instante, él aparece tras la puerta, con su radiante sonrisa y sus marcados hoyuelos. Una especie de calor recorre todo mi cuerpo y, al quedarme mirando sus ojos, absolutamente todo lo que me preocupaba, desaparece.
- Lucy -me saluda con su característica voz ronca. Yo le regalo una tímida sonrisa
Se acerca a mí y deja un beso en mi mejilla a la par que posa su mano en mi cintura. Después de que se aleje de mí, se aparta de la puerta para dejarme pasar.
Nos adentramos en su casa y vamos al salón. Yo comienzo a enredar mis manos entre sí, como acto de nerviosismo. Harry parece notarlo, pues me regala una sonrisa divertida mientras me observa.
- Y dime, ¿pensaste lo que te dije? -me interroga después de unos instantes en silencio. Yo asiento.
- Lo pensé. Y... si te soy sincera, mi parte coherente no quiere saber siquiera nada de ti. Pero algo en mi interior me dice que tengo que intentarlo... Necesito saber que ya no hay absolutamente nada entre nosotros... -él se me queda mirando fijamente y después coge aire.
- ¿Y qué pasa con Liam? -yo me encojo de hombros.
- Le he pedido que nos demos un tiempo. Para poder tener un futuro con él, necesito saber que he dejado atrás mi pasado... -Harry me regala una sonrisa divertida.
- ¿Y qué pasa si no lo has dejado atrás? -trago saliva mientras fijo mi mirada en él.
- No me he planteado esa opción.
- Mientes -afirma Harry totalmente seguro de sí mismo- Puede que con Liam mentir te funcione, pero no conmigo. Te conozco mejor que tú misma. Cada vez que mientes, tuerces inconscientemente la boca hacia el lado derecho y frunces los labios -dice mientras se acerca a mí y roza mi comisura derecha con su dedo índice. Yo retrocedo un paso, para mantener las distancias. Sacudo mi cabeza para despejar las ideas.
- Bueno, yo solo venía a decirte que te doy las tres semanas que me pediste. Pero bajo mis reglas: tengo que saber en todo momento qué es lo que pretendes hacer y, además, tienes que mantener las distancias -Harry frunce el ceño.
- ¿Por qué? -yo bajo la mirada al suelo al notar que me sonrojo. Vuelvo a posar mi mirada en él, sonrojada.
- Porque tu cercanía me confunde... -digo en voz lo justamente alta para que lo escuche él. En su cara se forma una sonrisa divertida mientras levanta las manos en señal de rendición.
- Está bien. Mantendré las distancias. Serás tú quien me pida que las acorte... -dice guiñándome un ojo.
- Una pregunta, ¿siempre eres tan creído? -Harry suelta una carcajada.
