Llamo al timbre de la casa y espero. El frío de la calle me ha entumecido los dedos de las manos y no paro de temblar inconscientemente. No sé si por el frío o por culpa de la despedida de Harry. Oigo unas pisadas acercarse e instantes después, la puerta se abre.
Tras ella está él, en pantalones de pijama largos y sin camiseta. Sin pensarlo un instante, me lanzo a su pecho y le abrazo, aguantando las ganas de llorar.
-Eh, Lucy, ¿qué te pasa? Dios… estás helada –dice él al devolverme el abrazo.
-Liam… -alcanzo a pronunciar. Él cierra la puerta de la casa y me ayuda a llegar al sofá del salón, donde me rodea con una manta de gran tamaño. Me acaricia la cara con un gesto de angustia en su rostro.
-¿Qué te pasa? ¿Qué haces de noche sola en la calle, y sin ropa de abrigo? –yo sigo temblando.
-Te-tengo frío… -tartamudeo, intentando evadir sus preguntas.
-Voy a prepararte un té caliente –dice levantándose y saliendo del salón.
Me quedo sola, pensando en qué hacer. No debería estar aquí. Pero no tengo ningún otro sitio a dónde ir. No confío en nadie, excepto en él.
-Aquí tienes. Tómatelo –me dice cuando vuelve, ofreciéndome una taza grande. Me percato de que se ha puesto una camiseta blanca, tapando su torso desnudo.
La agarro y doy un largo sorbo al té. A pesar de que me quema la garganta por dentro, automáticamente noto el calor recorrer mi cuerpo, reconfortándome. Dejo la taza sobre la mesa que hay frente al sofá y me recuesto hacia atrás. Los brazos de Liam me rodean, acercándome a él, dándome calor.
-¿Me vas a decir que ha pasado, Lucy? –me pregunta tras unos minutos de silencio. Mi cuerpo ha entrado en calor y he parado de temblar. Me alejo ligeramente de Liam para poder mirarle a la cara.
-¿Te acuerdas de Harry? –su gesto cambia completamente en cuanto pronuncio su nombre. Él asiente- Pues verás. Ayer… ayer recibí un mensaje de un desconocido citándome a las seis en el parque. Decía que tenía que contarme algo importante y yo fui. El desconocido resultó ser Harry. Me… me dijo que era mi novio. Éramos novios antes del accidente y, de hecho, el accidente lo sufrimos juntos. El día de nuestro aniversario –puedo ver en la cara de Liam su sorpresa, pero no dice nada. Permanece en silencio, permitiéndome hablar- Yo… yo no le creí. No quería creerle, Liam. Me fui corriendo porque tú me llamaste en ese momento. Por eso ayer estaba tan… distante. Siento no habértelo contado. No quería preocuparte…
-¿Y por qué me lo cuentas ahora? –pregunta Liam al ver que no digo nada más. Cojo de nuevo la taza y doy otro trago para después volver a dejar la taza en su sitio.
-Porque… he recordado, Liam. He recordado algo. Anoche, tuve un… sueño. Pero no fue un sueño. Fue algo que sucedió hace cosa, si no me equivoco, de un año. Cuando Harry y yo hacíamos seis meses. Estábamos en un parque sentados y… él tuvo la idea de escribir en una libreta cosas para hacer juntos. Yo pensé que fue un sueño y salí a la calle a pensar sobre ello. Me encontré con Harry y… él me dijo que es verdad. Liam… Si hubieses visto su expresión… Se le iluminó el rostro cuando le conté que había recordado algo. Me siento la persona más horrible del mundo –entierro mi cara entre mis manos. Liam me vuelve a abrazar.
-Eres la persona más maravillosa que conozco, Lucy. No es tu culpa que no recuerdes nada… -me consuela él. Yo niego con la cabeza.
-Pero sí es mi culpa decirle que hay otra persona en mi vida, Liam. Decirle que no quiero que las cosas vuelvan a ser como antes. He herido al chico que supuestamente he amado durante al menos un año. Si hubieras visto su cara…
