Al entrar en casa, mi madre me sorprende cruzada de brazos frente a la entrada:
- ¿A dónde fuiste? -me interroga.
- Con un amigo... -respondo mientras me quito la ropa de abrigo y los zapatos.
- Lucy, he visto quién era
- ¡¿Entonces para qué preguntas?! -le digo cruzándome de brazos ahora yo. Decido ignorarla e irme a la cocina.
- Porque me preocupo por ti... -opto por no responder y ella me sigue- Lucy, ¿cómo puedes siquiera ser capaz de mirar a la cara a ese chico después de lo que te hizo? -yo me giro hacia ella, furiosa.
- ¿Después de lo que me hizo, mamá? ¿En serio? ¡FUE OTRO COCHE EL QUE NOS SACÓ DE LA CARRETERA! ¿Te recuerdo que él fue el que más grave estuvo? ¿Y qué pasa con vosotros? ¿A vosotros si os puedo mirar a la cara después de que me ocultarais todo, de que os riérais de mí? ¡Qué irónico!
- Lucy, ¡estuve a punto de perderte! -responde ella dolida.
- Eso no justifica que me digas que no vuelva a estar con Harry. Él, al contrario que vosotros, no tiene culpa de lo que pasó -replico exasperada- Además, te dije que no os atreviérais ni a mirarle. ¡Ahora no te atrevas a decirme qué he de hacer o qué no! -mi madre respira hondo, aparentemente para relajarse.
- ¿Y qué pasa con Liam? -me pregunta ella. Yo me encojo de hombros.
- No es de tu incumbencia, mamá. Es mi vida, yo decido qué hago con ella y con quién. Y ahora, si no te importa, me voy a duchar antes de prepararme la comida -digo saliendo de la cocina y subiendo a mi habitación.
Al bajar de nuevo a la cocina, ya arreglada para volver a salir con Harry, la casa está vacía. Me preparo la comida y como tranquilamente mientras veo la televisión. Al terminar de recoger lo ensuciado, me tumbo en el sofá a leer.
Pasado un tiempo, suena el timbre de casa, por lo que me levanto rápidamente para abrir a Harry.
Al ver quién hay detrás sonrío.
- ¡Hola Lucy! -me saluda Nicole con su característica voz alegre.
- ¡Nicole! -digo mientras me acerco a ella y le doy un abrazo a modo de saludo para después apartarme de la puerta- Pasa, fuera hace frío.
Nos dirijimos al salón, donde nos sentamos juntas.
- Venía para invitarte el sábado, o sea, dentro de tres días a una fiesta de unos amigos... Bueno, la fiesta la organiza un amigo de unos compañeros míos de clase y me han dicho que puedo invitar a quién quiera. ¿Querrías venir?
- Claro que sí, ¡me encantaría! -respondo con una sonrisa. Ella da una palmadita, feliz y yo suelto una carcajada.
- ¡Genial! Entonces vamos juntas. Es por la noche, no sé si eso será un problema... -yo niego con la cabeza.
- No creo que lo sea y, si lo es, me da igual. Iré de todas formas -digo frunciendo el labio. Ella se ríe.
- Y dime, ¿te apetece hacer ahora algo? ¡Hace mucho que no hablamos! -dice Nicole, tan charlatana como siempre. Yo niego con la cabeza.
- Me encantaría hacer algo contigo hoy, pero no puedo. Por suerte o por desgracia, ya he quedado. Aún estoy por decidir cuál de las dos cosas es... -Nicole entrecierra los ojos, curiosa.
- ¿A qué te refieres? ¿Qué ha pasado?
Yo me dispongo a contarle lo acontecido con Harry y con Liam en los últimos días. Al terminar, ella suspira:
