¿Meses?, ¿semanas?, ¿días? Había perdido la noción del tiempo, no sabía que día era, ni en que mes estábamos, pues las semanas o meses que mi abuelo estuvo ingresado en el hospital me parecieron eternas y me seguía torturando la idea de no poder recordar cuándo fue la última vez que lo vi, ni lo que le dije, ni si le dí un beso de despedida...
No quería ir al funeral, lo veía una estupidez, la gente iba a darme el pésame sin ni siquiera conocerlo y encima gente que ni ha llegado a rozar una mirada con él, diciéndote que lo siente mucho, que era muy buena persona mientras te estás consumiendo por dentro e intentando no llorar, ni mandar a la mierda a esa persona, porque no es su culpa, no es su culpa que haya muerto, lo hacen por educación. Le pedí a Ava que viniese conmigo, porque sabía que tarde o temprano iba a derramar las lágrimas que llevaba acumulando y que no quería soltar y también me acompañó Khaleesi, otra de mis mejores amigas y la persona que más admiraba sobre la tierra, la mejor persona que he conocido en mi vida y con la que más confianza tengo.
Entré a la Iglesia, era estrecha, pero larga, el pasillo parecía infinito y tenía muy poca luz, los bancos de madera oscura, super incómodos y también había óleos en las paredes que representaban la pasión de Jesucristo, estaban magníficamente pintados, fue lo que más me gustó de la Iglesia.
Empezamos a buscar sitio y me agobié, había demasiada gente que no conocía y seguro que mi abuelo tampoco las conocía. Me giré para salir y vi una cara que me resultaba muy familiar, era Kai, seguía tan guapo e irresistible como siempre, era alto, estaba fuerte, moreno y con ojos verdes, no se que hacía allí, ni como se había enterado de todo lo ocurrido porque desde aquella noche en la discoteca no lo volví a ver, ni siquiera pensé en él, tenía cosas más importantes por las que preocuparme que por un niño.
Me ponía nerviosa su cara de chulo y tan perfecta, lo odiaba, me miró directamente a los ojos, no soportaba que la gente se quedase mirándome, aunque su mirada esta vez era tierna y me hizo explotar, salí corriendo de allí. Khaleesi y Ava no me siguieron porque sabían perfectamente que prefiero desahogarme sola. Así que, salí, no había nadie, estaba intentando parar de llorar y cuando lo había conseguido, escuché una voz que me llamaba era la más dulce y áspera que jamás había escuchado.
-Wendy, ¿estás bien?- dijo Kai.
Intenté decirle que sí y que que hacía ahí, pero antes de pronunciar una sola palabra me derrumbé, no tenía más fuerzas, caí al suelo de rodillas, Kai me cogió y me abrazó. Hacía tanto tiempo que nadie me abrazaba, me sentí como en casa en sus brazos. Me limpió las lágrimas que caían por mis mejillas sonrosadas delicadamente, como si estuviera tocando algo que le diese miedo romper.. Permanecimos así sin hablar, sin decirnos nadas y tampoco teníamos intención de hacerlo, hasta que la gente empezó a salir y nos tuvimos que incorporar, me dió un abrazo y se marchó, pero esta vez, fue uno frío y corto.
Khaleesi y Ava vinieron corriendo a darme un abrazo, casi nos caemos las tres al suelo, estaban preocupadas, se les notaba en los ojos.
-¿Dónde has estado?- me preguntó Ava.
-Estaba fuera, tomando aire fresco, necesitaba salir de dentro para tranquilizarme un poco- dije, pensé que no era el momento oportuno para contarles que había estado con Kai, porque primero quería entender yo lo que había sucedido con él, estaba algo confusa y sabía que se iban a conformar con esa respuesta porque saben que me gusta que me de el aire en la cara.
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Libertad
RandomWendy, una chica de 16 años vive atrapada en un mundo del que parece que nunca va a salir y eso es lo que ella lleva deseando con tanta ansiedad desde que tiene uso de razón.