Comida

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Aquella noche Kai no me llevó a ningún sitio en especial, estuvimos dando vueltas con la moto, cosa que agradecí mucho porque estaba agotada y aparte, me encantaban los paseos en moto. Además, era una noche super bonita y lo mejor es que se podían ver las estrellas, había un montón y ya es difícil ver estrellas en una ciudad tan grande.

Pasamos por el Big Ben, por Picadilly Circus, por Regent Street, que era mi calle favorita para ir de compras. También pasamos por Chinatown, por el Buckhingam Palace, por los museos, etc. Es decir, nos recorrimos todo Londres en pocas horas.

Cuando llegué a casa, me despedí de Kai con un abrazo y después, empecé a pensar en que es lo que había entre nosotros, porque a mi me estaba volviendo loca y no sabía que era lo que sentía por él, creo que me gustaba. Pero era una sensación tan rara y diferente a como cuando me había gustado un chico antes. Además, me daba miedo perderle, que un día desapareciese o que no me volviese a hablar, no me había dado cuenta de que me estaba ilusionando demasiado y que tenía que frenar esto, se me estaba yendo de las manos.

Me fui a dormir porque no quería seguir pensando en esto, me daba dolor de cabeza. A la mañana siguiente me levanté pronto para ir a ver si estaba Ava, había quedado con Khaleesi en la puerta de mi casa para desayunar juntas en el Starbucks e irnos andando a casa de Ava. 

Como hacía siempre que me levantaba, cogí el móvil, tenía varios mensajes de Khaleesi y ninguna señal de vida de Ava, ni de Kai, aunque este no cogía mucho el móvil, me dí una ducha, porque no soportaba salir a la calle sin ducharme ni bien perfumada y salí a la calle, tuve que esperar unos minutos a que Khaleesi llegara, pero tampoco tardó mucho.

-Perdón, es que me he puesto a arreglarme y se me ha ido el santo al cielo- dijo Khaleesi jadeando cuando llegó, parecía que acababa de correr una maratón.

-No te preocupes, acabo de salir. Creo que es mejor que vayamos al Strabucks andando, en vez de en metro y así hacemos algo de tiempo porque todavía es muy temprano para tocar en casa de Ava, puede que estén durmiendo- le propuse, además tenía muchísima hambre.

-Si mejor, así me muevo algo que últimamente no hago nada de deporte- dijo ella en tono gracioso, aunque no se de que se quejaba, estaba delgada, tenía cuerpazo y era guapa, ya me gustaría a mi estar así.

-No te hace falta, mírame a mi, que no dejo de comer y cada día estoy más gorda. Pero es que la comida es irresistible, en serio, hay una relación muy seria entra la comida y yo- le dije en plan graciosos, pero era verdad, es que la comida está tan rica.

-Te entiendo a la perfección, a mi me pasa igual y no puedo decir de ponerme a régimen porque entonces como más todavía- dijo ella y nos echamos las dos a reír a carcajadas mientras entrábamos en el Starbucks.

-¿Qué te vas a pedir?- le pregunté, porque nunca sé que pedir.

-Creo que un Frapuccino de Caramelo, ¿tú?- me preguntó mientras yo miraba la carta.

-También un Frapuccino, pero de mango y fruta de la pasión-le respondí, porque no tenía ganas de café y el Frapuccino de mango y fruta de la pasión era mi favorito.

-Puff, ese está de muerte- dijo ella mientras se le hacía la boca agua.

-Lo sé me encantan, después me dejas probar el tuyo- le dije, porque el de caramelo también estaba buenísimo.

- Vale, pero me tienes que dar a probar el tuyo- me dijo mientras yo hacía el pedido.

-Vale, pero si se acaba antes de que lo pruebes yo no tengo culpa- dije entre risas.

-¿A que no te doy?- me amenazó.

-Pues entonces no te doy del mio- me defendí atacándole.

-Bueno, hacemos una cosa, yo cojo el tuyo le doy un sorbito y tu coges el mio le das otro, después nos los intercambiamos y así estamos las dos en paz y felices- propuso ella.

-JAJAJAJAJA vale- asentí muerta de la risa, mientras nos llamaban para recoger nuestros pedidos.

LibertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora