Kai
-Bueno, dime por lo menos la primera letra del sitio- me dice para convencerme.
-No eres cabezota ni nada ehhh- le digo ya cansado.
-Ese es otro de mis encantos. El caso, si de todas maneras me vas a llevar a ese sitio y lo voy a ver ¿Qué más te da decírmelo?
Definitivamente no se iba a callar hasta que llegásemos. En verdad estábamos cerca pero no podía seguir con la moto. Le iba a llevar a los jardines de Kensington porque era uno de sus sitios favoritos de la ciudad, en especial una especie de túnel o pasillo de enredaderas. Ella llamaba a este lugar como "El sueño verde".
Estábamos a punto de llagar al pasillo ese cuando empezó a llover.
-JAJAJAJAJAJA, creo que la lluvia no formaba parte de tu plan eh cariño- me dice mientras se rie a carcajadas y la lluvia comienza a empaparle entera-¿Llevas paraguas?
-Que graciosa y no, no llevo- le dije-me da igual que llueva, sigue andando venga queda poco.
-Kensington gardens por lo que veo, ¿Qué hacemos aquí?- me pregunta.
Llegamos al pasillo y por su cara sabía que ella también se había dado cuenta de dónde estábamos,
-Me encanta, nos conocimos aquí ¿Recuerdas?- me dice con los ojos abiertos como platos.
-Sí, como para olvidar ese momento. Éramos dos enanos. Recuerdo que te empujé sin querer y empezaste a llorar y a chillar que era tonto.-le digo entre risas.
-Me diste fuerte, normal que llorase-me dice riendo a carcajadas.
-Vamos a sentarnos en el banco- le digo.
-¿Es que no ves que está lloviendo? ¿Cómo quieres que m siente? Estamos calados hasta los huesos de agua y si nos sentamos no se qué va a ser de nosotros. Me encanta la lluvia pero no me hace gracia ponerme mala- me dice Wendy como si estuviera loco.
-Pues vamos a La Orangerie, que está aquí al lado- le propongo, La Orangerie era un sitio bastante caro para tomar té, pastas... La típica merienda inglesa vamos, que estaba en los mismos jardines.
Aceptó la propuesta y nos dirigimos corriendo a La Orangerie. Estuvimos esperando en la puerta a que un camarero viniera, normalmente hacía falta hacer una reserva, pero no creo que a mí m hiciera falta.-Perdonen, ¿necesitan algo?-pregunta un chico rubio, con ojos claros y bastante pálido de piel, era el camarero.
-Si, querríamos tomar algo-dije.
-Discúlpeme Señor, pero se necesita reserva- me dice, la verdad es que ya me imaginaba esa respuesta.
-Mi padre es Alex Petriffied, el empresario más conocido de todo el país, así que, no creo que haya problema en que entremos, ¿no? -no me gusta tener que decir quién es mi padre, pues poca gente lo sabe pero era eso o empaparnos.
-Oh perdóneme, seguidme por favor- dice arrepentido el camarero
-No se preocupe- le digo. Wendy me estaba mirando con una cara de asombro que no sabía si era buena o mala.
-Aquí tiene su mesa, ahora pasaré para tomarles nota
-Gracias-dice Wendy-¿puedes explicarme eso que has dicho antes?
-¿El qué?- me hice el tonto porque no quería hablar del tema.
-No te hagas el tonto que sabes perfectamente a qué me refiero.¿ Por qué no me lo habías dicho antes?
-No me gusta hablar de eso, mi padre pocas veces está conmigo, siempre está liado con algo de la empresa y casi nadie sabe que él es mi padre.
-Lo siento, no te mereces eso, debería de cuidarte más.
-Mis padres se divorciaron cuando era pequeño, mi madre estaba harta de mi padre, se pasaba las 24 horas del día trabajando o eso decía él... Como le sobra el dinero pues nos envía y de vez en cuando si tengo problemillas no viene mal tenerlo de padre.
-Que positivo chico, hay que mirarlo por el lado bueno si- incluso cuando no sabía qué decir siempre se le ocurría algo, aunque no hacía falta que dijera nada, con tan solo mirarla me olvidaba de todo...
ESTÁS LEYENDO
Libertad
RandomWendy, una chica de 16 años vive atrapada en un mundo del que parece que nunca va a salir y eso es lo que ella lleva deseando con tanta ansiedad desde que tiene uso de razón.