Capítulo VI

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A medida que los días iban pasando sentía que iba ganando confianza en mi puesto de trabajo

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A medida que los días iban pasando sentía que iba ganando confianza en mi puesto de trabajo. Había días emocionalmente difíciles en los cuales me replanteaba todas mis elecciones. Pensaba que así no quería vivir, trabajando todos los días en la semana, exponiéndome a que alguien me atacara cuando menos lo esperaba. Y sí, al principio la lista de contras iba en aumento y mis ganas de seguir trabajando comenzaban a decaer al ser consciente de que tenía poco tiempo para mí y demasiado en el que estar trabajando.

Había momentos, en los cuales lo daba todo por perdido. Creía estar segura de no poder hacer allí nada por las personas que me habían sido asignadas, pero conforme pasó el tiempo, me di cuenta de que no era así. Cada cual guardaba su historia, muchos misterios e incógnitas se escondían tras unos mismos ojos. De aquellas historias podía aprender mucho, me enseñaron muchos valores y lo más importante, después de unos días no juzgué a las personas por sus actos, ni tampoco por las consecuencias que les habían llevado a delinquir, simplemente comparaba el antes y el futuro, dónde querían llegar a ser.
Y algo tenía por sabido, y era que si yo les podía ayudar a dejar atrás su pasado, a fijarse algunas metas, lo intentaría. Pero también necesita que ellos se dejaran ayudar, cuesta mucho hablar o al menos hacer ademán de ayudar a alguien que no habla y que se cierra en sí mismo constantemente.

En el transcurso de las dos semanas fui a visitar de nuevo a Carlos, decidí olvidarme de que me había atacado y aunque en mi segunda visita tampoco conseguí que hablara demasiado, al menos no me atacó y por una parte, sentía que habíamos avanzado un mínimo.

Empecé a clasificar los reclusos que me habían asignado según sus historias. En mi mente ocupaban un apartado de prioridades, no podía meterlos a todos en el mismo saco. Porque habían cometido distintos delitos y habían llegado al mismo lugar, pero cada cual tenía un tiempo de condena que en un principio medía la gravedad de sus actos.

También debo admitir que aunque no estaba en absoluto bien por mi parte, me impliqué más de lo que debería haber hecho. Pero sus historias calaban hondo en mí, ¡Ante todo soy humana! También tengo sentimientos y si siempre he parecido una persona seria, en el fondo no soy así. Solo que no he demostrado todo lo que siento, pero después de darme cuenta de muchas realidades, me di cuenta de que me afectaban demasiado. Intentaba pensar en lo que me dijo Eduardo, al entrar en la cárcel estaba en un mundo y al salir, en otro, pero no podía olvidarme de sus historias. Era algo ciertamente complicado. Muchos días, fuera de las horas de trabajo, aún seguía pensando en ellos, en cómo ayudarles. Porque mi trabajo no se resumía sólo en saber si estarían bien, mi trabajo residía en "protegerlos" de algún modo y me debía asegurar de que pudieran cumplir la condena y empezar una vida lo más normalizada posible. 

Desde que quedé en el cine con Eduardo no había vuelto a hablar más con él. Hablábamos en el trabajo, pero sólo era para comentar acerca de algunos reclusos, nada más. Por alguna razón extrañaba tener un poco de confianza en un ambiente a menudo complicado en el que los gritos y las peleas formaban parte del escenario principal. Al menos, cuando estaba al lado de Eduardo, me sentía protegida aunque estuviera en la cárcel. El escenario era el mismo, pero la compañía no. No me sentía tan sola. Y aunque Eduardo no me había dicho nada, precisamente eso era lo que extrañaba, no hablar como antes. Como el día en que fuimos a almorzar al terminar de trabajar. Pese a que hubieran pasado pocos días desde entonces sentía que había pasado mucho tiempo por la razón de que muchas veces no sentía el paso del tiempo. Había instantes que eran eternos, que pasaban lentamente miraba la hora hasta cuatro veces y no veía el momento de terminar, pero entonces, algo desconocido, me impulsaba a seguir adelante.

¿Qué ocultan sus miradas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora