Recuperé la conciencia un tiempo más tarde. Volvía a ser de día y mientras abría los ojos me preguntaba en el porqué me dolían tanto los ojos. Estaba desconcertada, mareada y extrañamente cansada. Miré a mi alrededor, estaba en casa, concretamente estaba enfrente de la puerta y tenía el móvil en la mano, al verlo, recordé a Eduardo y mi visión se volvió borrosa. Un fugaz pensamiento inundó mi mente:
-Ha muerto por mi culpa.-Dije en un susurro para mí misma. Pero mi conciencia decía que no era así, algo le había llevado a conducir y a hablar por teléfono y el que hubiera decidido usar el teléfono no tenía nada a ver conmigo... Exceptuando que a aquella hora me estaba llamando a mí.
Sentí que me ahogaba como si me estuvieran asfixiando lentamente, no comprendía qué ocurría en mi vida, parecía estar desmoronándose todo, pero pese a todo lo que venía, siempre seguía adelante, reuniendo fuerzas de algún lugar al que nunca antes había tenido que recurrir.
El sonido de una llamada entrante me permitió salir de mi estado taciturno en el que estaba a punto de quedarme hundida.
-¿Sí?-Pregunté porque me fijé que era un móvil que no tenía en mi agenda. ¿Quién sería?
-¿Maia? Soy Marcos.
-¿Qué ocurre?-Pregunté mientras el miedo comenzaba a invadirme, pero después de todo lo que habían pasado en las últimas horas... ¿Qué podría causarme más miedo?
-Sólo quería saber si estabas bien.
-Lo estoy, ¿por qué?-No entendí el porqué de su pregunta hasta que miré el reloj que estaba en la mesa y me di cuenta de que eran las nueve de la mañana.
-No has venido a trabajar, y quería saber si todo estaba bien.
En una decisión rápida omití el hecho de que me había desmayado al descubrir la llamada de Eduardo.
-Sí, sólo me he dormido.-Sólo esperaba que no sospechara. Colgué diciendo que me iba hacia allí inmediatamente.
Rápidamente me cambié de ropa y usé el uniforme, me apresuré a irme de casa sin haberme quitado el maquillaje que había creado una gran máscara de color negro que se extendía por mi cara.
Más tarde, al aparcar el coche me miré en el espejo del retrovisor y me asusté de mí misma. Rebusqué en la guantera y descubrí que tenía algunas toallitas desmaquilladoras que me pasé por los ojos intentando eliminar gran parte del maquillaje.
El camino hasta llegar a la cárcel fue una improvisada carrera sabía que llegar tarde era penalizado, pero esperé que en aquellas circunstancias pudiera hacer una excepción.
Vi a Marcos de brazos cruzados, parecía esperarme y no pude descifrar su expresión facial.
-¿Te importa que te acompañe con tu ronda diaria?-No dije nada, comenzó a caminar a mi lado y llegamos al pasillo en el que se encontraba Uriel, pero aquel día, ni siquiera él tenía cabida en mi mente.
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¿Qué ocultan sus miradas?
Misteri / ThrillerMaia ha terminado la universidad y ha conseguido el título de criminóloga pero a la hora de la verdad, deberá demostrar que tiene lo que debe tener para enfrentarse a un mundo complicado. La pregunta es... ¿Estará dispuesta a ver el mundo desde otro...