-Maia, hoy me he encontrado con el hijo de una compañera de trabajo, ¿te acuerdas de Marina? Pues su hijo resulta que es policía. Es un chico muy agradable, seguro que ya no te acuerdas de Daniel, pero el chico sí que se acuerda de ti de cuando ibais al campus juntos y más tarde coincidisteis en la universidad aunque ya no hablarais como en los viejos tiempos. Qué recuerdos, ¿verdad? Pues resulta que él a más de acordarse de ti, también me ha dicho que le gustaría verte. ¿No estás contenta? Alguien se ha interesado por ti, olvídate de todos tus cuentos y demás, piensa en la vida real. Aquel chico es perfecto para ti, claro está que si no surge nada entre vosotros no hay nada que hacer, pero yo sólo insinúo que él es el chico por el cual muchas chicas babearían. Yo en tu caso, no dejaría desaprovechar tal oportunidad porque nunca sabes cuándo se volverá a presentar. Además, en caso de que no llegáis a nada, no olvides que él es policía, y si al menos sois amigos, él puede ayudarte a conseguir un puesto mejor del que tienes ahora en la prisión. Siempre puedes recurrir a él, ¿no te parece? No quiero condicionarte, hija, pero creo que Daniel lo tiene todo, es un chico increíble, bien, no te he dicho nada que no conozcas, pero creo que harías una muy buena pareja juntos. Olvídate de aquel chico, que cómo se llamaba... ¡Ah sí, ya lo recuerdo! Uriel, ¿no? Pues bien, concéntrate en Dani, es encantador, ya lo verás. Me ha dado recuerdos para ti, así que ya sabes qué puedes hacer si algún día decides abandonar ésa cárcel de mala muerte que no deja de ser una locura, con lo mucho que te has esforzado, podrías estar trabajando en mil lugares más que sin lugar a dudas serían mejores.
Finalmente, después de lo que me parecieron horas pero apenas habían sido unos pocos minutos, mi madre había dejado de hablar. Me sorprendí de que hubiese podido hablar tan deprisa sin detenerse ni siquiera para respirar. Aquello era digno de admirar.
Aún no había asumido sus palabras, motivo por el cual la línea telefónica estaba en silencio.
Intenté pensar en lo que me había dicho, resultó ser un esfuerzo, teniendo en cuenta que apenas con tanta verborrea le había podido escuchar de principio a fin, aún así, algunas palabras sueltas había entendido.
Recapitulé, estaba hablando de Daniel, un chico que había conocido desde que era pequeña y a quien no había vuelto a ver hasta los primeros días de universidad, cuando por casualidad me di cuenta de que coincidíamos en una clase, pero no habíamos vuelto a hablar. Cada cual estaba en su vida.
Siempre me había parecido alguien divertido, sobretodo de pequeños era cuando teníamos más confianza, el hecho de pasar gran parte de las vacaciones juntos ayudaba a ello, y aunque creí llegar a sentir algo por él nunca llegué a decirle nada.Ahora que su nombre volvía a aparecer en mi vida, pensé que no estaba mal tener algún que otro amigo fuera de la cárcel, pero la forma en la que lo había expresado mi madre, con todo el respeto, me parecía un poco rastrera ya que para empezar, según sus palabras siempre que no llegara a ser nada con Daniel, siempre podría ayudarme.
Según comprendí, ¿qué era lo que pretendía? Que le pidiese ayuda y con el tiempo ganarme su amistad para ascender en mi puesto laboral.
Aquello era lo más deplorable que hubiera podido imaginar, no por el hecho en sí, sino más bien por la forma en la que se hacía. Era la forma en la que por lograr unos objetivos mayores se jugaba con los sentimientos de otras personas.
A mi madre seguramente no le importaba que saliera con nadie, ella sólo estaba cegada en que no me convenía trabajar en la prisión y se empeñaba en que siguiera buscando trabajo, aunque le había intentado disuadir, aquello no servía de nada. Cuando algo tenía cabida en su cabeza, era muy complicado hacerla entrar en razón.
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¿Qué ocultan sus miradas?
Mystery / ThrillerMaia ha terminado la universidad y ha conseguido el título de criminóloga pero a la hora de la verdad, deberá demostrar que tiene lo que debe tener para enfrentarse a un mundo complicado. La pregunta es... ¿Estará dispuesta a ver el mundo desde otro...