capítulo 23

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Sin nadie esperarlo Gladius golpeó a Clara directamente en el estómago, dejando sin aire pero

con una sonrisa.

-Sabía que podías hacerlo – dijo Clara sonriendo

-¿Qué ha sido eso? – dijo Gladius extrañado

-Parte de tú poder – dijo Clara recuperándose – No habéis perdido a los elementos, si hubiera

sido así, estaríais muertos – dijo Clara seriamente- Solo necesitáis practicar un poco

-Es bastante increíble, pero no sé si podría repetirlo – dijo Gladius mirando su mano

-Podrás – dijo Clara sonriendo – Pero aun así necesitamos más gente con talento, somos muy

pocos – dijo Clara mirándolos a todos

-No queremos que nadie más sufra por nosotros – dijo Carolina preocupada

-¿Cómo que nadie más? – dijo Clara intrigada

-Hace tiempo nos ayudaba una pareja y eran muy buenos, pero en un descuido nuestro

murieron, más tarde nos enteramos que esa pareja tenía una hija y que luchaban para darla un

futuro – dijo Clara casi llorando – Fuimos a conocer a la niña y al verla se nos derrumbó el

alama a los pies por lo que hicimos

-¿Dónde está esa niña ahora? – preguntó Clara pensativa

-Vive sola al norte de aquí – dijo Carolina deprimida

-Vale, entrenad, ahora vengo – dijo Clara sonriendo

Y sin dejarles decir nada Clara echó a correr por las ruinas de un vecindario hasta llegar a una

pequeña ciudad.

Clara comenzó a buscar por todos lados, hasta que se dio cuenta de una cosa.

-Mierda, no sé cómo es – dijo riendo tontamente – Debería volver a preguntar

-¡Alto! – Dijo una voz a su espalda - ¿Quién eres extraña?

Clara se giró sobre sí misma y al darse la vuelta vio a una chica apuntándola con una espada

algo extraña.

-Repito, ¿quién eres extraña? – dijo con una mirada intimidante

-Me llamo Clara – dijo algo asustada

-Ah, yo soy Patricia – dijo sonriendo - ¿Qué te trae por aquí?

Patricia era una niña algo extraña, su pelo castaño ondeaba con el viento y unos reflejos

brillantes aparecían cuando la luz la golpeaba en él. Sus ojos grandes y azulados eran muy

expresivos, tenían algo que hacía que no pudieras dejar de verlos. Y por lo que parecía iba

siempre con una gran sonrisa, iba vestida con una falda corta roja de cuadros acompañada por

unas medias negras y unas deportivas y el torso tapado por una camiseta negra y una cazadora

de cuero. En su espalda llevaba una extraña espada, aunque no parecía como tal.

-Bueno, buscaba a una niña que se quedó huérfana – dijo Clara preocupada

-Ah, bueno, pues no sé, no hay muchos niños por aquí – dijo Patricia sonriendo - ¿Sabes algo

de ella?

-No, solo sé que sus padres peleaban con los elementos – dijo Clara mirando a los edificios

destruidos

-Creo que tengo una idea de dónde puede ser – dijo Patricia seriamente – Sígueme

Patricia se subió a lo alto de una roca y emitió un fuerte silbido y al cabo de unos segundos un

perro se acercó a ella.

-Está es Kira – dijo Patricia sonriendo

-Que monada – dijo Clara acariciándolo suavemente

-Vamos, te llevaré donde quieres – dijo Patricia sin mucho animo

Estuvieron andando durante un buen rato, hasta que se detuvieron en un descampado, no

había nada ni nadie alrededor

Una brisa fría recorrió el cuerpo de Clara, se avecinaba algo peligroso.

-¿Por qué me buscas? – Dijo Patricia enfadada - ¿Eres otro de esos que viene a matarme?

-¿EH?, no, yo no quiero matarte – dijo Clara sorprendida por la reacción – Durante años, han

venido a por mí buscándome gente muy extraña y no voy a permitir que me hagáis lo mismo a

mí – dijo Patricia sacando su extraña espada

Patricia comenzó a atacar a Clara rápidamente, pese a sus poderes Patricia podía igualar su

velocidad, era realmente rápida.

Un descuido y Clara terminaría por los suelos.

-Escúchame – dijo Clara asfixiada por el esfuerzo – Necesitamos tu ayuda – dijo mientras

golpeaba a Patricia en las piernas

-¿Mi ayuda? – dijo confundida

-Sí, vamos a terminar con la cacería de aldeas y te necesitamos – dijo Clara recuperando al aire

– Ven conmigo dijo extendiendo la mano hacia Patricia

Por unos segundos Patricia dudo en las palabras de Clara, pero finalmente aceptó su mano y

fueron juntas con los elementos para impedir más destrucción.

Los 4 elementos el renacer del aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora