7. El camino de la estrella del norte

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Morrigan, la diosa de la guerra y de la muerte, la gran reina del mundo de los espectros y gobernante de los campos de hielo y sangre, ha sido finalmente liberada de su sueño arcano

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Morrigan, la diosa de la guerra y de la muerte, la gran reina del mundo de los espectros y gobernante de los campos de hielo y sangre, ha sido finalmente liberada de su sueño arcano. Con el sacrificio de su cuerpo mortal, su alma ha sido librada del castigo impuesto por los dioses desde la Edad del Mito y ahora, finalmente, habiendo tomado posesión de su propio cuerpo, se prepara para esparcir su plaga al mundo.

-Los dioses me condenaron a un sueño eterno, pero ahora, finalmente la muerte ha cobrado su tributo y el momento del juicio y la venganza ha llegado...

Los caballeros están atónitos, inexpresivos, completamente cegados por lo sucedido, mientras Christine de Corneja llora amargamente sobre el cadáver de su antigua señora.

-Corneja, abandona ya tu llanto, ¿acaso no está tu diosa frente a ti?

La joven de pálida cabellera y semblante, observa con cautela a Morrigan, y dirige una mirada de odio a aquel a las espaldas de la diosa, Zagan.

-¿Qué no ves que esto era necesario para que nuestra diosa reencarnara por completo? –dice con gran altivez el general.

Christine trató de disimular su llanto aunque éste era inconsolable, mientras la diosa de la muerte dirigía su mirada a los jóvenes caballeros.

-Caballeros de Athena, ha llegado la hora y ni ustedes ni su diosa podrán evitarlo, muy pronto todo éste mundo volverá a ser mi paraíso, miren como mi lluvia oscura va esparciéndose lentamente -en éste momento una sonrisa sombría se dibujó en el rostro muy pálido de la espectral dama- Voy a convertir a éste mundo en una tierra helada y desnuda, pronto soplarán los vientos gélidos y todo cuanto vive, perecerá. El Fimbulvetr está cerca, ¡el gran invierno final!

Y con ésta exclamación, se rodeó en un halo de luz oscura y ella junto a Zagan y Christine, desaparecieron en un potente resplandor.

Los santos, abrumados por ese cosmos tan amenazante y perturbador, se sostuvieron uno al otro para no caer.

-Shion, ¿te encuentras bien?

-Eso creo... ¿y tú?

-Supongo que estaré bien, vamos, rápido, debemos regresar al santuario.

Mientras tanto, el santuario y toda la región, era invadida por esa lluvia de plumas negras, no causaban daño alguno, era más bien un presagio de cómo todo, muy pronto sería envuelto por las sombras.

-Finalmente ha despertado, la diosa de la muerte ha sido liberada- murmuraba con una voz melodiosa pero pensativa, rodeado de un gran resplandor, aquel que privado del don de la vista, contemplaba las plumas que caían por todas partes, el caballero dorado de Virgo, Asmita, mientras sentía la luz de una lejana estrella que aparecía en el cielo.

Después de ocultarse el sol, Evan y Shion, que habían cruzado corriendo las doce casas, se presentaron ante el Patriarca.

-Ella, ha despertado, la hemos visto, mataron al cuerpo que contenía su alma y ahora, Morrigan ha despertado por completo –exclamó apresurado, Evan.

Saint Seiya: El Invierno Final -La Saga de Morrigan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora