6. El tributo a la muerte

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Una escarpada pared de roca, apilada con enorme firmeza y erosionada por el viento y la arena, una brisa leve sopla suavemente, todo parecería en paz, hasta que se rompió el silencio con un potente rayo

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Una escarpada pared de roca, apilada con enorme firmeza y erosionada por el viento y la arena, una brisa leve sopla suavemente, todo parecería en paz, hasta que se rompió el silencio con un potente rayo. Una luz fulminante arrasó el lugar, mientras una potente descarga eléctrica resonó, destrozando por completo aquella pared.

-Bien, muy bien, pero aún te falta concentración, repítelo. –dijo una voz imponente pero serena que expresaba gran poder y sabiduría. Vestido con la armadura dorada de Aries, Haru instruía a su joven discípulo, Evan, caballero de plata del signo de Ofiuco.

Evan hizo un gesto de afirmación y se lanzó nuevamente contra otra pared de roca.

-¡Garra del trueno! –y ante su rugido, su puño concentró todo su poder, haciéndolo estallar en un fuerte relámpago, que traspasó la pared de roca como si se tratase de papel.

Evan cayó al suelo, sosteniéndose sobre su pie derecho y su rodilla izquierda, en un gesto que parecía muy heroico. Levantó la mirada con gran sonrisa mientras los trozos de escombros aún caían a su alrededor. Se sintió orgulloso.

-¡Excelente! –Exclamó Haru con euforia- ¡lo has hecho magnífico!, ahora vendrá el verdadero desafío...

-¿Verdadero, qué quieres decir?

-Atácame.

-¿Qué dices?, ¡No!

-Vamos atácame.

-Pero, Haru...

-¡He dicho que me ataques! –ordenó con gran autoridad, a lo que Evan respondió dando un poderoso salto y cargando su brazo alzado con su potente cosmos.

Se oyó su fuerte grito, "Garra del Trueno", pero instantáneamente le siguió otro aún más potente, provenía de Haru, que alzó sus brazos y exclamó con voz firme: "¡Muro de Cristal!"

Una pared resplandeciente de cosmos se formó frente a él, oponiéndose entre la descarga de Evan y el caballero dorado. Era una barrera impenetrable, transparente como un espejo pero reluciente como la aurora, la garra del trueno fue reflejada al instante que hizo contacto con ella y el rayo atacó al mismo Evan, lanzándolo por los aires y haciéndolo desplomarse sobre el suelo.

-¿Pero qué...?

-El enemigo no se quedará sólo esperando mientras lo atacas, Evan, debes estar siempre preparado para un ataque sorpresa. Mi muro de Cristal puede reflejar cualquier técnica, haciendo que el enemigo se ataque a sí mismo. Ahora, ponte de pie y hazlo otra vez.

-Mi técnica se reflejará –afirmó Evan- es como atacarme a mí mismo.

-Hazlo.

Evan se levantó, ésta vez con más determinación y se lanzó con gran rapidez contra el muro de Haru, impactando su garra contra él y recibiendo la descarga de su propio ataque reflejado. Sin darse por vencido, permaneció allí clavado sobre el muro, mientras los rayos atravesaban su cuerpo, encendiendo y elevando su cosmos en todas direcciones, pero entre más intensificaba su ataque, era más fuerte el reflejo.

Saint Seiya: El Invierno Final -La Saga de Morrigan-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora