-¡Garra del trueno! –el sonido había roto el aire como si fuera papel, un relámpago salió disparado e hizo volar chispas y trozos de rocas. Una gran nube de polvo se había levantado a su alrededor, pero cuando el polvo empezó a disiparse, aquel hombre de cabellos azules seguía plantado frente a él y de nuevo había detenido su técnica con nada más que la palma de su mano.
-¡No puede ser! –exclamó Evan, retrocediendo con decepción antes de dejarse caer sobre el suelo -¡Esto es imposible!
-Anda, estás mejorando –dijo aquel hombre con voz profunda y seria- además, no hay enemigos invencibles y en una batalla no puedes simplemente darte por vencido.
-¡Pero es que no tiene sentido! Me quedaré aquí mientras todos combaten en el norte y para colmo este entrenamiento lo único que hace es aumentar mi frustración. Ni siquiera puedo vencer a un enmascarado que ni siquiera lleva armadura.
-Deja eso y vuelve a entrenar –Exclamó con autoridad.
-¿Y por qué Asmita quiere que entrene tanto?
-Evan, ¿conoces el séptimo sentido?
-¿El séptimo sentido? –Evan recordó entonces el encuentro que había tenido con Asmita cuando éste le anuló los cinco sentidos y estuvo a punto de matarlo. Recordó entonces aquella luz que le pareció tan lejana y que sentía como si fuera un poder magnífico e impresionante al que no podía alcanzar.
-Pues bien, si quieres derrotar a tu oponente, deberás despertar el séptimo sentido.
Evan quería alcanzar ese poder, quería ser capaz de enfrentar a quien quiera, incluso a aquel Cazador... recordó el dolor punzante de aquellos colmillos clavándose en su cuerpo, recordó aquella mortaja negra y el terrible cosmos que emanaba su portador. Sintió como su poder recorría su cuerpo motivado por aquella sensación. Estaba listo para seguir entrenando.
-¡Bien! –exclamó el hombre al ver a Evan ponerse de pie. –Vamos de nuevo...
Mientras tanto, en el norte, un hombre alto con una mortaja alada se plantaba frente a dos caballeros de Athena.
-Bien, me parece que mataré a dos Caballeros al mismo tiempo –sonrió Bardo.
-¡Maestro! –Exclamó Dohko –permítame luchar contra él.
Bardo se echó a reír -¡Piensas poder derrotarme! ¡El poder de un solo Mensajero alado de la Muerte supera por tres a los mismos Caballeros Dorados!
-Deja de alardear y ven a luchar –exclamó Ryu, agitando su larga cabellera naranja y asumiendo una posición de combate. –Dohko, hazte a un lado, yo me encargaré de él.
Dohko obedeció y se apartó para dejar luchar a su maestro, aunque en su interior deseaba fervientemente luchar a su lado.
-Eres valiente –dijo Bardo- pero una vez que te mate a ti, haré lo mismo con él.
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Saint Seiya: El Invierno Final -La Saga de Morrigan-
FanfictionSe dice que cada 243 años se libra una Guerra Santa entre Hades, Rey del inframundo y Athena, la diosa de la Guerra y protectora de La Tierra. En el siglo XVIII, Athena decidió reencarnar en un orfanato y ser la hermana del joven que Hades usaría p...