[ Capítulo 4 ]

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Narra Tauro:

Aun no ha dicho nada.

En vez de eso, se queda pensando con la cabeza agachada. El corazón se me ablanda en cuanto lo veo de esta forma. Sabía que Escorpio no lo hacía con mala intención, pero debe entender que no puede ir por ahí controlando a todos a su antojo.

Dejo el helado en la mesita de noche y me arrodillo delante de él, haciendo que me mire directamente a los ojos. Sonrío levemente para luego acercarme más a él y así, poder envolverlo entre mis brazos.

Al principio, se tensa y no me deja que lo abrace, pero con los segundos se rinde y cae encima de mi cuerpo como si de un árbol talado se tratase. Me atrapa en segundos, dificultándome la respiración, por lo que me acomodo a la forma de su cuerpo y quedamos en una postura donde él me sigue abrazándome y donde yo puedo seguir respirando.

- Sé que no lo haces por mal.- empiezo a decir.- Pero odio cuando te comportas como un autentico capullo, entiende que no puedes controlar a nadie.- digo apartándome un poco de él.

Sus ojos giran en otra dirección y miran el suelo, como si intentasen no mostrar ninguna emoción.

Muevo su mentón hasta que lo tengo de nuevo mirándome. Mi corazón vuelve a ablandarse cuando sus ojos empiezan a cristalizarse y derrumbarse con cada segundo. Me muerdo el labio inferior reprimiendo cualquier tontería que se me pueda ocurrir para decir y estropear esta situación.

"Necesito que me diga lo que de verdad siente y piensa, estoy harta de oír solo la voz de su ego." pienso poniendo una mueca.

- Escorpio.- digo posando una mano en su mejilla. Hace fuerza en la mandíbula reteniendo cualquier sollozo o palabra que lo haga quedar mal.- Todo está bien.- digo haciendo círculos en su mejilla con el pulgar.

En ese momento las primeras lágrimas saltan de sus ojos y momentáneamente, baja el rostro.

Lo abrazo con fuerza. Siento como mi alma se va destruyendo con cada sollozo suyo y con cada lágrima; le han hecho daño y no soporto verlo así.

- No la quería.- dice él de repente, provocando que me aleje y lo mire confundida. Levanta la mirada y prosigue.- No quería a Virgo.- se explica.

Mi corazón se detiene por unos segundos, los cuales parecen minutos.

- Entonces, ¿por qué has salido con ella?- pregunto. Pero me arrepiento de mi pregunta y formulo otra.- Mejor dicho, ¿por qué nos has dado a entender a todos que la querías?- frunzo el ceño.

Escorpio seca unas lágrimas con la manga de la chaqueta para luego mirarme. Sus ojos aun están rojos de llorar y otra vez, mi alma rompe. Odio verlo así.

- Por que intentaba ocultar algo.- dice mirando hacia otro lado.

Miro en su dirección, quedando con la mirada en el suelo. Ambos quedamos pensativos por unos segundos.

No sé que pensar. Todo esta pasando demasiado rápido y esto que me acaba de dejar sorprendida. No me encaja nada en esta historia. Es decir, ¿por qué iba a mentirnos, a mentirme, sobre que estaba con Virgo? Y aun peor, mentirme sobre lo que sentía hacia ella.

¿Qué es lo que tiene que ocultar? No lo entiendo, si lo hizo para ocultar algo, dudo que fuese necesario todo este teatro.

Lo miro de nuevo. Parpadeo unas cuantas veces intentando descifrar lo que siento en estos mismos momentos. ¿Angustia?, ¿alegría?...No lo sé.

Me fijo en el pequeño y oscuro destello que hay en sus ojos. Inconscientemente acerco de nuevo mi mano a su mejilla, acariciándola mientras que observo como el suave contacto le hace cerrar los ojos.

Sonrío levemente.

- ¿Qué intentabas ocultar?- digo suavemente, aun acariciando su mejilla.

Levanta la mirada hacia mí una vez que se ha despejado y continua.

- Intentaba ocultar lo que sentía por ti.- dice con un hilo de voz. Abro los ojos rápidamente, mientras que mis mejillas se tiñen de rojo. Aparto la mano de su cara y me alejo, como si de repente me diera asco estar cerca suyo, pero en realidad, temo que esa declaración sea una broma, y ahora sea yo la que se está ilusionando.-Tauro.- me llama acercando una mano hacia mí, pero le interrumpo.

- No me mientas Escorpio. No me gustan este tipo de bromas.- digo con firmeza.

Escorpio vuelve su mano hacia él, dejándola caer a su lado. Mira hacia otro lado, como si estuviese pensando muy bien las siguientes palabras que va a decir.

- No me esperaba esta reacción por tu parte.- aclara.

Abro los ojos conectando con los suyos en segundos.

- No es algo muy normal en ti expresar sentimientos a ese nivel.- digo elevando los hombros para luego bajarlos.

Aparto la mirada de la suya y me quedo pensando mientras que miro el suelo con curiosidad.

-Yo...- empieza a decir. Elevo la mirada de nuevo hacia él, observando cómo recorre su cuello con una mano mientras que mira hacia otro lado nervioso.- No sé qué decir.- finaliza.

Me detengo a pensar, pero en verdad, no tengo nada en que pensar.

- Ni yo.- contesto.

Oigo como los muelles de la cama crujen por un peso, elevo la mirada y observo como Escorpio se levanta con el ceño fruncido y la mirada agachada. Trago con fuerza para luego intentar soltar algo, pero no consigo nada, así que me quedo muda.

- Debería irme.- dice él ahora con un tono de voz más fuerte.

Después de lo que parecían años volvimos a conectar las miradas y por primera vez, en semanas veía al Escorpio que tantos sueños me había robado, tantos suspiros me había sacado y sobre todo, el que tantas veces me hacía sonreír sin apenas esfuerzo.

Su rostro está serio, sin mostrar ninguna emoción, solo enseñándome la solapa de un gran y misterioso libro. Ese es Escorpio y siempre fue él, pero no me había dado cuenta de ello hasta ahora, hasta que ha expresado sus sentimientos y yo, como idiota, no he dicho nada dándole ha entender cosas que no son.

Por eso, vuelve a mostrar esa solapa infranqueable.

- Escorpio...-empiezo a decir inconscientemente.

-No Tauro. Sé que esto a sonado muy estúpido.- empieza a decir mientras que comienza a caminar hacia la puerta de la habitación.

- Espera...- lo sigo de cerca. Consigo cogerle del brazo y pararlo en seco. Me mira por encima del hombro con esa dureza propia de él.- No ha sonado estúpido.- confieso.

Escorpio aparta la mirada para luego tensar la mandíbula.

Hago fuerza en mi agarre, pero acaba consiguiendo soltarse e irse. Oigo como sus pasos retumban en toda la casa, en mis oídos y en todas las preguntas que me ha dejado.

- Mierda, ¿qué he hecho?- formulo para mi.

Tauro y EscorpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora