[ Capítulo 10 ]

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Narra Escorpio

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Narra Escorpio

Seguimos mirándonos, como si la vida nos fuese en ello.

Me fijo en el color de sus ojos, un castaño claro, pero en lo más cercano a la pupila, un marrón más oscuro se hace presente, lo que hace que su mirada sea aun más hermosa que antes.

Ella me mira de vez en cuando a los ojos, intercambiando su mirada a mis labios con rapidez. Sonrío levemente ante su movimiento, lo que provoca que haga su mismo movimiento. Unos labios rosados se mantienen delante de mis ojos, los cuales me provocan para acercarme más a ellos y así, unirlos con los míos.

Pero, algo me frena.

Vuelvo a mirarla a los ojos, reaccionando. ¿Por qué no le hago rabiar un poco?

- ¿Y no había otro momento para coger la pulsera?- pregunto en un susurro.

Ella frunce el ceño ante mi respuesta, lo que hace que se aleje. Me extraño por su movimiento mientras que observo hacia donde va.

Se mueve hasta el baño, para luego salir con una pulsera de brillantes gemas azules. Frunzo el ceño al recordar esa pulsera; se la he regalado hace dos años por su cumpleaños.

- Solo es...- no la dejo terminar.

- No pensaba que aun la conservabas.- digo mirando la reluciente pulsera en su blanca muñeca.

Elevo la vista hacia sus ojos, los cuales tienen un resplandor parecido al de la pulsera, y me quedo expectante, esperando algún tipo de respuesta por su parte.

Tauro mira hacia un lado, clavando la vista en el suelo, mientras que sus mejillas empiezan a tornarse de un rojo intenso. Trago con dificultad, ya que el pensar que ella ha guardado la pulsera durante tanto tiempo, me hace pensar que aun me aprecia mucho.

A veces, me gustaría volver hacia atrás y saber que habría pasado si nunca le hubiese dicho lo que siento. Pero, eso no tiene sentido, ya que el peso que me he sacado de encima al decírselo no me hace tener ganas de volver a tenerlo.

- Bueno, lo que haya ocurrido hace unos días no quiere decir que me haya hecho cambiar de opción.- confiesa volviendo a elevar la mirada. Frunzo el ceño ante su respuesta. Siempre tan enigmática. Ella se da de cuenta y sonríe.- Puede que no haya estado bien lo que he hecho ese día.- Suspira.- Eso no hace que te odie. Simplemente, no sé como sentirme.- prosigue.

Un impulso hace que me mueva hasta ella, quedando delante suya a escasos centímetros.

- Solo he dicho lo que siento. No tienes porqué sentirte correspondida y mucho menos, obligada.- respondo sintiendo una punzada en el pecho.

El hecho de pensar que en realidad ella ha estado ocultándome que se siente obligada a aceptarme de otra manera, para que esté feliz, no me alegra. Si no que, prefiero que me rechace y que ella esté bien, a que me complazca.

Tauro y EscorpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora