[ Capítulo 11 ]

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Narra Tauro

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Narra Tauro

Despierto de repente, sintiendo como el sudor recorre mi espalda y como mi respiración golpea con fuerza mi pecho. Miro hacia todos los lados, encontrándome únicamente con la pura oscuridad y con ella, el silencio.

Toco mi frente, sintiendo como me hierve la sangre bajo la piel. Parpadeo unas cuantas veces antes de cerrar los ojos de nuevo y dejarme caer en la cama, ya que me había levantando con el sobresalto.

Mi respiración aun sigue agitada, por lo que intento calmarla dando grandes caladas de aire, llenando mi pulmones. Suspiro luego de aspirar tanto aire, por culpa de que empiezo a marearme.

Pretendo dejar mis reflexiones para cuando sea de día, pero no consigo deshacerme de la idea en que he defendido a Géminis para que Escorpio no le hiciese daño. Sinceramente, no me parece bien que Escorpio solo porque se crea más fuerte y que no controle su temperamento, tenga el derecho de golpear a mis amigos.

Él no es quien para hacer eso. Al igual que Géminis no tiene que decirme quien es mejor para mi. Sé lo que conlleva estar con Escorpio, sé como es y como se comporta. Simplemente, hay que saber llevarlo y a Escorpio hay que enseñarle a bajar los humos.

Por otra parte, no dejo de pensar en lo que siento hacia Escorpio. Le quiero, pero no sé si es de esa manera o simplemente le quiero como a un amigo. Aun que, si le quisiese como un amigo, entonces no me afectaría verlo con otras chicas, ¿no?

Bueno, también debo decir que soy una persona muy protectora con mis seres queridos, y aun siendo mis amigos, me molesta que hablen con otros que no sea yo. Entiendo que es tremendamente cruel, pero es como si sintiese que esos amigos hablan con otra persona porque se han aburrido de mi, y eso me produce angustia.

Lo sé, soy muy complicada. Por eso mismo comprendo a Escorpio de una forma que pocos entienden.

Suspiro pesadamente, vaciando mis pulmones hasta que siento que no puedo sacar más aire. Abro los ojos, parpadeando repetidas veces para acostumbrarme a la oscuridad de la habitación.

Salgo de la cama sintiendo como mis pies tocan el frío suelo de madera, lo que me proporciona una sensación de comodidad, ya que tengo un calor horrible.

"A ver si caminando, me entra el sueño." pienso.

Camino hasta el baño y enciendo la luz del baño. Entro con el ceño fruncido, ya que la luz me hace picar los ojos con facilidad. Los froto, soltando un bostezo.

"Parezco un oso." pienso inconscientemente.

Cierro la puerta con cuidado de no despertar a nadie. Me giro para observarme en el espejo y me encuentro con una figura totalmente sonrojada, y con los ojos pequeños, en signo de sueño. Vuelvo a soltar otro bostezo, pero este dura más, lo que me hace doler la mandíbula al abrirla.

Me examino. Observo como he cogido algo de tono en la piel, porque se nota la marca de la camiseta. Por otro lado, noto como al elevar la mirada, mis ojos pican al instante. Cierro los ojos y vuelvo a abrirlos, pero esa acción me provoca aun más sueño.

Tauro y EscorpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora