[ Capítulo 16 ]

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Narra Tauro

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Narra Tauro

Con el sueño pesado, por culpa de una siesta de 2 horas, me desprendo de la ropa arrugada que tengo. Me pongo un jersey negro y unos pantalones vaqueros medio blancos, los cuales parecen sacados de un cubo de lejía. Pero no es el caso.

Parpadeo varias veces mientras que bostezo. El sueño se acumula en mis ojos, pidiéndome que vuelva a tumbarme en la cama y que descanse otras dos horas más, pero no puedo.

Hoy es el día, el día en que le expresaré todos mis sentimientos a Escorpio y no puedo quedarme en la cama durmiendo.

Espabilo cuando mi mano impacta, de nuevo, en mi mejilla derecha. Parpadeo unas cuantas veces más antes de ponerme las botas y salir de la habitación en dirección al baño, el baño de la cocina, porque el otro está ocupado por mamá y uno de sus baños de 2 horas.

No sé que es peor; lo mio, por dormir dos horas o lo suyo, por estar durante dos horas en la bañera. Seguramente ya tiene el culo frío.

Camino hasta llegar a la cocina y desde allí, al baño. Unos rápidos ajustes en mi cabello me hacen parecer menos zombi.

Salgo del baño bostezando, provocando que escuche por detrás una notable risa. Frunzo el ceño y me fijo en la sombra que se ríe de mi, desde atrás del umbral de la puerta.

En segundos me encuentro con la abuela, quien sonríe mientras que me observa.

- ¿Qué pasa, abuela?- pregunto confundida.

Ella entra de lleno en la cocina, para luego acercarse a mi. Preocupada, espero ante su siguiente movimiento.

Se acerca hasta quedar delante mía. Eleva la mano hasta mi jersey y agarra algo, para luego sostenerlo en el aire. Me fijo en lo que sujeta y tras uno segundos, un notable rumor sube a mis mejillas.

Ella me enseña sonriente la etiqueta del jersey, dándome a entender que lo tengo al revés. Me alejo un poco de ella, para luego sacar el jersey por encima de la cabeza y darle la vuelta. Pero para mi desgracia, un hilo se engancha en la asa del sujetador y no lo puedo sacarlo.

Frunzo el ceño ante esto.

- Abuela, ayúdame.- le pido.

Unos segundos después un par de manos me ayuda, lo que provoca que se enganche con mayor fuerza.

- Mamá, sabes donde están las...- oigo la voz de mi padre entrar en la cocina. En cuanto nos ve a ambas en esta postura, se queda en silencio.- ¿Qué haces, Tauro?- me pregunta.

Me giro hacia él, arrastrando a la abuela.

- Intentando sacar el jersey.- digo.

Él ríe levemente y yo frunzo el ceño ante su respuesta.

- Esta bien. Deja que te ayudo.- dice él. Se acerca para intentar sacar los hilos enganchados. Pero, para mi mala suerte, ni papá puede sacarlos.- Mejo llamo a tu madre.- dice él algo avergonzado.

Tauro y EscorpioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora