Capítulo 1

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Emma entró al boliche "The rabbit hole" en busca de sus amigos. Era su cumpleaños número veintisiete y ella no tenía las mínimas ganas de festejarlo, pero luego de que sus amigos insistieran tanto accedió a tomar unos tragos luego de salir del trabajo.

Emma recorrió todo el boliche, pero no pudo encontrar a ninguno de sus amigos, así que decidió ir a la barra y pidió un trago.

Recién cuando tuvo el ron con Coca-Cola en sus manos sonrió algo aliviada, se había olvidado lo mucho que odiaba los lugares llenos de gente.

- ¡Feliz cumpleaños princesa! – Dijo una voz que le resultaba conocida detrás de ella. – Veo que te sigue gustando el ron. – El hombre se sentó al lado de ella y la miro de píes a cabeza, tratando de ver si algo había cambiado en ella en todo el tiempo que pasaron sin verse.

- Neal, ¿Qué haces acá? – Preguntó con la voz un poco temblorosa. No podía creer que Neal la haya encontrado después de tanto tiempo.

- ¿Creíste que podías escapar de mí? Que haya desaparecido por dos años no significa que no sabía donde estabas. – Dijo acercándose cada vez más hacia donde estaba ella. - Yo siempre voy a saber donde estás Emma. – Le agarro la cara para que sus miradas se encuentren y sonrío al notar los nervios que él le generaba.

- Lastima que siempre te olvidas que yo no quiero que me encuentres. – Ella agarró la mano de él que todavía seguía en su mejilla y la alejo de ella con bronca. – ¡No soy más aquella chica rota que conociste alguna vez! ¡Déjame en paz! –Exclamó.

Emma se alejo de él lo más rápido que pudo. Se sentía estúpida por haber decidido festejar su cumpleaños. ¿A quién quería engañar? Ella nunca había tenido buenos cumpleaños. De chica nunca había tenido la posibilidad de festejarlos, el sistema de adopciones y las familias en las que había estado no habían sido buenos lugares para hacerlo. Luego cuando creció y formó una pequeña con su hijo Henry, los dos solían festejarlo en casa comiendo su comida favorita. Tendría que haber hecho eso, de esa manera no se habría encontrado con Neal. Todos estos pensamientos rondaban en su cabeza haciéndola sentir decepcionada y mareada, cuando de repente sintió que alguien agarraba su brazo.

- ¿A dónde vas? – Preguntó Neal tomándole el brazo con fuerzas.

- ¡Soltame! – Exigió ella moviendo su brazo de lado a lado para intentar liberarlo.

-¿Por qué siempre me haces perder la paciencia princesa? Vine acá para que festejemos tu cumpleaños y eso vamos a hacer – Él tomo los dos brazos de ella con tanta fuerzas que seguramente le quedarían las marcas de sus dedos en su piel y la empujo contra la pared. Neal se acerco a Emma para besarla, pero antes que sus labios pudieran rozarse ella lo escupió. - ¡¿Qué haces loca?! – Gritó lleno de furia y le pego una cachetada.

Emma sintió como el miedo se apoderaba de todo su cuerpo. Así es como recordaba a Neal, violento. Estaba conteniéndose porque no quería que él la vea como si fuera alguien débil, entonces decidió cerrar los ojos y esperar a que Neal le vuelva a pegar. Pero el golpe nunca llego, y cuando abrió los ojos vio frente a ella un hombre morocho de ojos azules, y Neal estaba en un costado con la nariz sangrando.

- ¿Quién te crees que sos para interrumpirnos? – Preguntó Neal furioso mientras se agarraba la nariz.

- Alguien a quien lo le gusta ver como un hombre maltrata a una mujer. – Dijo el desconocido mirando a Neal con una mezcla de disgusto y enojo.

- Bueno, sino te importa estas interrumpiendo. – Dijo Neal de mala gana volviéndose hacia ella.

- A ella no le interesas amigo. – Dijo interrumpiéndole el paso a Neal para que no pueda acercarse a ella.

New York City SerenadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora