Capítulo 29

664 57 13
                                    

Habían pasado varios meses desde aquella noche en casa de Killian donde él había decidido terminar la relación que tenía con ella. Emma sin embargo sentía como si hubiera sido ayer. Se sentía destruida. Todo le era difícil desde que no estaban más juntos. La rutina diaria se volvía una tortura sin la presencia de Killian a su lado. Se maldecía constantemente por haber dejado entrar a Killian a su vida, después de todo esa era la razón por la que ella no se enamoraba, para no estar rota después. Pero allí estaba, rota. Nunca se había sentido tan rota. Ella no encontraba la manera de poder vivir sin Killian. La conexión que había sentido con él no la había sentido con nadie. Haber conocido lo que era vivir con el amor de Killian era una constante tortura, porque ahora no podía tenerlo.

Emma se daba cuenta de que estaba echa un desastre. La única razón por la que continuaba haciendo las cosas y sonriendo era por Henry. Quizás sonaba exagerado, pero esa era la realidad. Emma fue a buscar a Henry al colegio y camino a su departamento intentó concentrarse en lo que su hijo le contaba. Cuando llegaron a la puerta del edificio donde vivían toda concentración que había podido lograr se rompió al ver a Neal con una botella de vino en la mano.

- ¿Qué haces acá? – Preguntó ella sorprendida y agarró la mano de Henry con fuerzas del miedo que sentía.

- Vine a verte princesa. – Respondió él como si fuera lo más simple del mundo, como si lo vendría haciendo durante toda su vida.

- Pero yo no quiero verte, ni te quiero en mi vida. Deberías irte. – Dijo ella con toda la calma que le fue posible, para no demostrar el terror que se apoderaba de ella.

- Hola Henry. – Saludo él ignorando lo que ella acaba de decirle.

- Hola Neal. – Saludó Henry adivinando quien era la persona que estaba frente a él.

- ¿Cómo sabías que yo soy Neal? – Preguntó él intrigado ya que ellos nunca se habían conocido.

- Tenía un presentimiento. – Respondió el niño.

- Eres inteligente. – Dijo Neal observándolo detenidamente.

- Suficiente. – Dijo Emma recuperando su voz. – Henry ve a lo de Jefferson y quédate allí hasta que yo vaya por ti. – Indicó ella abriendo la puerta del edificio para que su hijo puedo entrar.

- Pero... - Comenzó a protestar el niño.

- Por favor Henry, confío en vos, confío en que podes hacer ésto por mí. – Lo interrumpió ella.

- De acuerdo. – Aceptó Henry. – Te amo. – Dijo abrazándola.

- Yo también te amo. – Dijo y le dio un beso en la cabeza.

- ¿Lista para venir conmigo? – Preguntó Neal una vez que Henry los dejó solos.

- Yo no voy a ir a ningún lado con vos. – Respondió ella cruzándose de brazos.

- ¿Por qué tenes que hacer todo siempre tan difícil? ¿Por qué no podes aceptar que quiero estar con vos? – Preguntó él acercándose a ella.

- ¿Y por qué vos no podes aceptar que yo no quiero estar con vos? – Retrucó ella dando pasos hacia atrás para alejarse de él, hasta que su espalda toco la pared.

- Vos sos mía princesa. – Dijo él acercándose nuevamente hacia ella, y aprovechó que ella estaba contra la pared para no darle espacio para escapar.

- Ahí te equivocas. Yo no soy de nadie, yo soy mía. Mi vida, mis decisiones, y yo no te quiero conmigo. – Explicó ella con seguridad.

- ¿Ni siquiera sos capaz de quererme ahora que Killian te dejo? – Preguntó él enojado.

New York City SerenadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora