Capítulo 28

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Killian y Emma habían arreglado para cenar tranquilos en el departamento de ella. Sus planes cambiaron cuando David y Mary Margaret les pidieron de cuidar a Leo para poder tener un momento para ellos solos. Lo que empezó siendo cuidar a un bebé nada más, terminó siendo más bien una guardería con todos los hijos de sus amigos rondando por ahí.

- Perdón que nuestros planes no hayan resultado como habíamos arreglado. – Se disculpó ella dejándose caer en el sillón al lado de él. Finalmente Henry, Roland, Grace y Leo se habían quedado dormidos.

- Nada de disculparse, habrán cambiando los planes, pero fue divertido. – Aseguro él agarrándola del brazo y atrayéndola hacia él para poder acomodarse juntos.

- Divertido, pero agotador. – Comentó ella a modo de queja, aunque la sonrisa en su cara indicaba que había disfrutado mucho el momento que habían pasado con los niños.

- ¿Alguna vez pensaste en tener más hijos aparte de Henry? – Pregunto él luego de un rato de silencio.

- La verdad es que no. – Dijo ella sincera. – El embarazo de Henry no fue una buena experiencia, y el primer tiempo solos fue difícil. Yo nunca pensé que iba a ser buena en esto de ser madre, y todavía a veces pienso que no soy buena y él merecería algo mejor. – Explicó.

- Entiendo. – Dijo él acariciando su cabello suavemente.

- Aparte nunca tuve una relación que me haga pensar en agrandar la familia, hasta que llegaste vos. – Dijo ella tímidamente.

- ¿Eso quiere decir que te gustaría tener un hijo conmigo? – Preguntó él con la mirada llena de ilusión.

- No lo sé, quizás. En un futuro, lejano. – Respondió ella algo insegura. - ¿Vos pensaste alguna vez en tener un hijo? – Preguntó curiosa.

- La única mujer que me hizo pensar en las ganas de tener un hijo sos vos. Si alguna vez llego a tener un hijo sé que va a ser con vos y solo vos. – Contestó mirándola intensamente.

Una vez que todos los niños fueron buscados por sus padres Killian se volvió a su casa. Ella había insistido en que se quede a dormir, pero él tenía que madrugar para trabajar y no quería molestar a ella o a Henry. Killian estaba un poco preocupado por Emma. Ella había estado actuando de manera extraña desde el disparo, como si estuviera ocultando algo. ¿Pero qué podía ocultar? ¿Algún miedo? (Como cuando le dijo que no quería que Henry esté solo si a ella le pasaba algo) ¿Algún trauma de la situación? (¿Hans habría dicho o hecho algo que ella todavía no podría asimilar?) ¿Algún temor luego de finalmente admitir que se amaban? (No, eso no, ellos estaban cada día más feliz con su relación) Killian no quería presionar mucho con el asunto, él sabía que ella tenía sus propios tiempos y lo respetaba.

Cuando llego a su casa había un hombre sentado en la puerta con una botella de whisky en la mano. Killian tuvo que despertarlo para poder pasar.

- Permiso, está es mi casa y necesito entrar. – Dijo Killian luego de despertar al extraño.

- Claro. – Dijo el extraño poniéndose de pie, pero sin moverse de la puerta. - ¿Me vas a invitar pasar? – Preguntó.

- ¿Debería? – Preguntó Killian irónicamente, él nunca dejaría a un extraño pasar a su casa.

- Si, deberías Killian Jones. – Respondió con una sonrisa que gritaba problemas por todos lados.

- ¿Te conozco? – Preguntó Killian confundido al escuchar que ese hombre sabía su nombre, aparte le resultaba conocido de algún lado pero no sabía de donde.

- No, pero yo si. – Contestó el hombre haciéndose el misterioso y sacando un arma de adentro de su campera. – Neal Cassidy. – Se presentó.

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