Capítulo 13

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Emma estaba profundamente dormida. De repente sus pulmones se vieron invadidos de un exquisito olor a tostadas, huevos revueltos y chocolate. A pesar de que el aroma la tentaba como para despertarse, Emma siguió durmiendo hasta que sintió que alguien se acostaba a su lado y la sacudía suavemente llamando su nombre.

- ¿Qué haces despierto Henry? Es temprano todavía. – Se quejó ella con los ojos a medio abrir, era Domingo y no tenía la mínima intención de salir de la cama.

- ¡Feliz día mamá! – Exclamó Henry entusiasmado abrazándola.

- ¿Es el día de la madre? – Preguntó ella, en el fondo lo sabia pero al estar todavía dormida se sentía confundida.

- Si, ¿Nunca miras un calendario? – Bromeó su hijo. – Preparé el desayuno así que tenes que despertarte. – Exigió agarrando la bandeja que había dejado en la mesa de luz y apoyándola en la cama.

- ¿Hiciste todo esto vos solo? – Preguntó Emma sentándose en la cama y mirando sorprendida la bandeja llena de cosas.

- Si. – Respondió Henry con una gran sonrisa.

- Gracias pequeño. – Agradeció Emma y tomó un sorbo de su taza para poder saborear el chocolate.

- Esto no es todo, tengo una sorpresa más. – Confesó Henry agarrando la otra taza y poniéndose cómodo en la cama de su madre.

- ¿Hay más? – Preguntó Emma sorprendida. Ella siempre se sorprendía de lo creativo que podía ser su hijo aún siendo tan pequeño.

- Si, después de desayunar tenemos que bañarnos y cambiarnos, vamos a salir de paseo. – Informó su hijo.

Emma hizo todo lo que Henry le pidió, hasta se vistió con la ropa que él le eligió (un jean negro, botas negras, una musculosa gris y campera de cuero roja). Cuando salieron a la calle Henry guío el camino hasta donde quería llevarla. Emma de a poco se fue dando cuenta que se acercaban a la costanera. ¿Qué tendría planeado su hijo? Entraron al puerto y caminaron por un largo muelle hasta llegar a un velero.

- ¿Henry qué estamos haciendo acá? – Preguntó Emma deteniéndose y deteniendo a su hijo porque no tiene la menor idea de cómo el pequeño pensaba pagar un paseo en velero.

- Vamos a dar un paseo en velero. – Respondió Henry señalando al velero.

- Pero... - Comenzó a decir Emma.

- ¡Bienvenidos al "Jolly Roger"! – La interrumpió Killian saliendo del velero. – Hola Henry, hola Emma, pueden subir. – Los saludó y los invitó a pasar.

- Hola Killian. – Devolvió Henry el saludo. - ¡Vamos mamá! – Dijo tomándola de la mano y empujándola al ver que se había quedado congelada en el lugar donde estaba parada.

Eso si era algo que Emma nunca se había esperado. Emma no sabía que Killian tenía un velero, ni sabía que su hijo lo había convencido para repararlo y le pidió el favor de usarlo en el día de la madre. Emma tampoco sabía que Killian era capaz de aceptar esas propuestas y de usarlo para hacer algo especial por ella. Emma no estaba acostumbrada a que las personas hagan cosas especiales por ella, excepto por Henry o alguna de sus amigas. Pero no un hombre como Killian, no un hombre que estaba intentando ganarse su corazón.

Killian y Henry habían planeado todo a la perfección. Almorzaron unas empanadas que habían llevado y luego estuvieron toda la tarde dando vueltas en el mar. Hace tiempo que Emma no pasaba un rato tan agradable, el mar siempre le transmitía paz y calma. Henry entró al interior del velero en búsqueda de algo, dejándolos a Emma y a Killian por primera vez solos.

- Feliz día de la madre. – Dijo él uniéndose a donde estaba ella. Ambos estaban apoyados contra la baranda observando el océano.

- Gracias. – Agradeció. – Todavía no puedo creer todo esto. – Dijo ella señalando sus alrededores.

New York City SerenadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora