Capítulo 26

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Killian tenía pensado reintegrarse al trabajo ese día, pero cuando Emma le dijo que esa tarde le sacaban los puntos de su herida tuvo que volver a pedirle a su compañero Smee que lo cubra. Smee lo había estado cubriendo toda la semana y Killian en verdad se sentía agradecido. Así que antes de ir a buscar a Emma fue a visitar a Smee y darle un regalo en forma de agradecimiento.

- ¿Qué haces acá? Pensé que querías que te cubra. – Dijo Smee al verlo.

- Si, eso quiero, pero quería pasar a saludarte y darte un regalo. – Respondió Killian entregándole el paquete.

- ¿Un regalo? ¿Por qué? – Preguntó Smee confundido aceptando el paquete.

- Por ayudarme toda está semana cubriendo mis turnos. – Contestó Killian.

- Pero me estoy quedando con el pago de tus turnos. – Le recordó Smee.

- Lo sé, pero igual quería darte este regalo. – Dijo Killian como si ese comentario fuera suficiente para explicar todo.

- Gracias. – Agradeció Smee con una sonrisa al encontrarse con una botella de whisky.

- Sé que es tu bebida favorita, así que disfrútala. – Dijo Killian con una sonrisa.

- ¿Cómo esta tu novia? – Preguntó Smee algo preocupado.

- Mejor, de hecho ahora tengo que ir a buscarla para que le saquen los puntos. – Informo Killian sintiéndose algo aliviado de que el feo momento vivido haya quedado varios días atrás.

- ¿Y qué pasó con la persona que le disparó? – Quisó saber Smee.

- Está detenido, en estos días ya tendrían que dar la sentencia. – Respondió Killian nervioso.

- Espero que pasé mucho tiempo en prisión. – Comentó Smee sincero.

- Si, yo también lo espero. – Coincidió Killian.

Killian se despidió de Smith y se fue a buscar a Emma. El viaje al hospital fue silencioso. Killian podía sentir que la situación tenía a Emma tensa, nerviosa e incomoda. Él no quería presionarla, así que en vez de hablar la acompaño haciéndole saber que siempre iba a estar a su lado. Se sentaron en la sala de espera hasta que la doctora Aurora la llamó.

- Espérame acá Killian. – Dijo ella poniéndose de pie al escuchar que llamaban su nombre.

- ¿No queres que vaya con vos? – Preguntó él confundido.

- No, no es necesario. – Negó ella con la cabeza.

- Pero yo quiero acompañarte. – Insistió él, sabía que había algo que ella no le estaba diciendo.

- Killian no, por favor, esto va a ser terrible. – Suplicó ella.

- ¿Qué va a ser terrible? – Preguntó él sintiéndose cada vez más perdido.

- No quiero que me veas así. – Dijo ella intentando explicar lo que le pasaba.

- Emma es solo que te saquen los puntos. – Intentó hacerla razonar.

- ¡Por eso! ¡Odio estas cosas! ¡Las agujas y los puntos! – Exclamó ella y dio un largo suspiro para calmarse. – No quiero que me veas así de débil, sufriendo, o lo que sea. Yo no quiero eso. – Dijo, su mirada brillaba por las lágrimas acumuladas.

- Jamás podría verte como alguien débil, para mí eres la persona más fuerte que he conocido en mi vida. No voy a pensar menos de vos por esto, ni asustarme, ni nada. – Aseguró él invadiendo el espacio personal de ella. –Solo déjame acompañarte, quiero acompañarte. – Pidió acariciando suavemente la mejilla de ella.

New York City SerenadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora