Capítulo 12

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Killian se encontró con Emma en la tribuna de la cancha para ver el partido de fútbol donde jugaba Henry. Killian le había prometido a Henry ir a verlo jugar. Killian se consideraba un hombre de palabra, él siempre cumplía sus promesas.

Killian se sintió agradecido de poder vivir un momento como ese. Le gustó ver como Henry disfrutaba de jugar a la pelota, y como Emma estaba atenta a cada uno de sus movimientos y lo festejaba con admiración. Al finalizar el partido ambos lo abrazaron y lo felicitaron. Luego Henry fue a cambiarse al vestuario y ellos se quedaron esperándolo en el terreno de la cancha.

- Hola Emma. – Saludo una mujer de cabello color zanahoria.

- Hola Zelena. – Devolvió Emma el saludo.

- ¿Gran partido, no? – Preguntó la mujer intentando iniciar una conversación.

- Si, nuestros hijos jugaron muy bien. – Dijo Emma con una sonrisa.

- ¿Él es el papá de Henry? – Preguntó Zelena curiosa señalándolo.

- No. – Respondieron los dos al mismo tiempo. – Él es Killian, es solo un amigo. – Explicó Emma.

Killian notó como Emma se había sentido incómoda desde que la mujer se acercó a hablar con ellos, y pudo ver el pánico que se apodero de ella ante la sugerencia de que Killian era el padre de Henry. Después de ese día Emma lo ignoró y lo evito por unos cuantos días, o mejor dicho por una semana entera. Perfecto pensó Killian, un paso para adelante, diez para atrás. ¿Iba a ser siempre así? Menos mal que él era un hombre paciente.

Killian se levantó y fue a correr al parque. Luego se ducho, almorzó y se fue a trabajar. Por suerte no fue un día donde tuvo mucho trabajo. A la noche cuando llegó a su casa estaba dispuesto a acostarse sin cenar, ya que se sentía agotado física y mentalmente. Pero para su sorpresa cuando entró al living de su casa pudo ver que todos sus amigos estaban allí y todos juntos gritaron "Feliz cumpleaños". ¡Dios, era su cumpleaños y él se había olvidado completamente! Nunca le habían gustado las fiestas sorpresas, pero al haberse olvidado que era su cumpleaños pudo disfrutarla.

- ¡Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas Killian, que los cumplas feliz! – Cantaron todos sus amigos y él sopló las velitas.

- Sé que no te gustan las fiestas sorpresas, pero espero que la estés pasando bien. – Dijo Robin en un momento de la noche.

- La verdad me había olvidado que hoy era mi cumpleaños. – Dijo Killian sinceramente y pudo ver como su amigo escupía la cerveza que estaba tomando del asombro. – Pero para mi sorpresa, estoy disfrutando está fiesta. Me había olvidado lo lindo que se siente pasarla rodeada de amigos. – Confesó.

- Bueno en ese caso tendrías que agradecer a Emma, la fiesta fue su idea. – Dijo Robin con una sonrisa.

- ¿Fue idea de Emma? – Preguntó Killian. Al escuchar algo que no estaba esperando saco la pizza del horno con la mano y se quemó, lo cual generó que su amigo se ría.

- Si, una vez que se enteró que cumplías años insistió tanto en hacer ésta fiesta que nadie pudo negarse. – Le contó Robin.

- Emma puede ser una mujer muy convincente. – Asistió Killian con la cabeza, tratando de disimular la sonrisa que se quería formar en sus labios.

- Ve con cuidado, ¿De acuerdo? – Advirtió su amigo.

- De acuerdo. – Dijo Killian sonriendo finalmente ya que le encantaba ver a su amigo en el papel de protector.

Killian no podía creer que Emma haya sido la que preparó la fiesta. Esa mujer sin dudas era un gran acertijo. Lo ignoró por una semana porque se asustó por un simple comentario, pero le organizó una fiesta sorpresa al enterarse que era su cumpleaños. Killian estaba empezando a hacerse fanático de cada una de sus contradicciones.

New York City SerenadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora