Capitulo 5:
La luz del ascensor era intensa comparada con la débil luz de la oficina de la directora, y eso por alguna razón me fastidiaba. El silencio junto con el nerviosismo de mis amigas era insoportable, pero antes de que pudiera hablar, habíamos llegado a la planta principal. Mis nuevas amigas empezaron a jalarme lejos del ascensor y directo al pasillo de la derecha, donde recordaba que Keith me había dicho que estaba la biblioteca.
-¿Por qué salimos corriendo?- pregunté divertida.
Mis nuevas amigas pararon en seco, pero yo había dado unos pasos más, así que tuve que darme la vuelta para verlas de frente. Mi sonrisa se borró al ver el miedo en el rostro de la pelirroja, sabía que eso no podía significar nada bueno.
-Tuvimos que advertirle- dijo Anastasia mirando a Keith molesta.
-Tienes razón, pero ahora no podemos hacer nada- le respondió la castaña.
-Chicas...que pasa?- pregunté llamándolas.
-¿La perdimos?- preguntó Keith.
-Totalmente- dijo Anastasia.
-¿Chicas? ¿De que diablos están hablado?- dije cansada poniéndome entre ellas.
-Debimos advertirte que no vieras a los ojos de la directora- dijo Keith en un susurro.
-¿Qué?- pregunté confundida.
-Sus ojos, son de diferente color- dijo Anastasia, y yo asentí.
-Sí, me di cuenta- dije como si fuera obvio.
-No te sientes...diferente- dijo Keith mirándome de arriba abajo.
-¿De qué hablas? Espera, no entiendo el problema de haberle visto los ojos a la directora- dije alejándome para verlas mejor.
-Todos le tenemos miedo a esos ojos- dijo Anastasia.- Incluso los gemelos...no hay nadie en esta escuela que no le tanga miedo a esa mujer.
-¿Enserio?- pregunté sorprendida y confundida a la vez.- ¿Pero por qué?
Las dos me miraron como si fuera un bicho raro, como no estuviera entendiendo nada de lo que dijeron, aunque no se alejaban mucho de la realidad.
-Cleo, esos ojos son tan extraños. No es por el color...tienen algo. Es como si...como si nos estuviera leyendo el alma.
-Espera...qué diablos están diciendo?- dije pasmada.
-Keith tiene razón- dijo Anastasia.- Es difícil de explicar, pero esos ojos te miran como si estuvieran leyendo un libro. Te sientes indefenso y solo puedes quedarte quieto hasta que ella deja de mirarte, es como si esos ojos te estuvieran comiendo el alma y tú no pudieras hacer nada para evitarlo. Además de que cuando nos vamos, nos sentimos vacios, como si al dejar esa oficina sintiéramos que dejamos algo atrás.
-¿A vos no te paso eso?- preguntó Keith mirándome.
-No, no sé de que me hablan- dije negando con la cabeza.- Tal vez...
-Olvídalo, tal vez solo es el miedo que le tenemos a esa mujer, como para que todo esto sea verdad- dijo Anastasia negando con la cabeza.
-Como digan- dije.- Entonces...a donde nos dirigíamos.
-A la biblioteca- dijo Keith.
Todas volvimos a caminar, y después de unos segundos, ya estábamos entrando a la biblioteca. El lugar estaba alumbrado por esos candelabros gigantes y la débil luz solo mostraba los libreros, completamente cargados. Los pasillos estaban cubiertos por una alfombra roja vieja, se podía ver el polvo en el entretejido de hilos carmesí. Las paredes ya no estaban pintadas de vino rojo, sino de un celeste sucio, que probablemente en su momento había sido un color chillón.

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Cazando sangre
Werewolf-¿Qué me está pasando? ¿Qué soy? ¿Qué somos todos nosotros? -Eso lo sabrá cada uno. -¿Usted tampoco es humana, verdad? -Ya no… Pero no puedo decirte lo que soy, ahora lo único que tienes que saber es que estoy aquí para protegerlos. -¿De qué? -Aún n...