Capitulo 2:
Sentí que alguien me levantaba, intenté abrir los ojos, aunque solo logro parpadear. Todo se veía borroso, y el frío se comía mi piel. Y provocándome un escalofrío un líquido tibio resbalaba por mi espalda. Las heridas me quemaban, pero estaba tan cansada que apenas lograba soltar un quejido. En ese momento siento que alguien me acaricia el brazo izquierdo.
-Tranquila, estarás bien- escuché la voz de una persona, pero no logré identificarla. Esa voz se oía tan lejana.
Siento como levantan mi cuerpo en el aire y lo apoyan boca abajo sobre una superficie lisa y fría, es tan suave como un colchón, aunque no tengo idea de que es. Entonces el ruido de una puerta cerrándose junto al rugir de un motor llega a mis oídos y comprendo que estoy en una ambulancia. Intenté saber más de lo que estaba pasando, pero el cansancio me gana, y vuelvo a caer dormida.
Unos gritos a lo lejos me despiertan, es una mujer, parece que está angustiada. Podía escuchar sus sollozos, y me parecen perfectamente familiares; es mi madre. Intenté abrir los ojos, sin embargo los párpados me pesan. Y vuelvo a sentir que me ponen en otra camilla y cuando noté que su voz disminuía, supe que me llevaban lejos de ella.
-¿Qué le paso?- escuché una voz masculina.
-No lo saben, la encontraron así- le respondió una mujer.
Entramos en una habitación, o eso creo, ya que escuché una puerta cerrarse detrás de nosotros. Entonces nos detenemos, volví a parpadear en un intento de ver dónde me encontraba y cuando por fin pude mantener los párpados levantados, vi a un grupo de personas con ropas azules, unos barbijos tapaban sus bocas y parecían hablar entre ellos.
Uno de ellos pareció darse cuenta de que había despertado, y vi que intentaba decirme algo, pero no logré entenderlo. Y en ese momento el sueño volvió a golpearme, pero me costaba cerrar los ojos por el dolor de mi espalda. Entonces uno de ellos se acercó a mí con una máscara de plástico transparente que colocó en mi boca; de éste salió anestesia que me hizo volver a cerrar los ojos.
"Corría por un bosque, un sudor frío se resbalaba por mi frente y espalda. Era ágil y rápida, lo sabía por como todo el paisaje quedaba detrás de mí velozmente. Escuchaba unos rugidos, y lo que parecía ser pasos detrás de mí. Tenía heridas que me ardían por el golpe constante del viento contra mi cuerpo, pero sentía que ese dolor se intensificaba en mi abdomen. Esas pisadas acercándose cada vez más rápido, me ponían nerviosa, pero sorpresivamente mis piernas estaban deteniéndose. La cercanía de mi perseguidor no me daba miedo, sino alivio. Me di la vuelta para encontrarme con esa persona que tanto me preocupaba perder, y es ahí cuando veo...".
El ruido de una máquina me quitó del mundo de los sueños, haciéndome olvidar por completo de esa imagen que se creó en mi cabeza mientras estaba dormida. Prontamente sentí cada parte de mi cuerpo, me volvía a doler la espalda ya que estaba acostada boca arriba, pero la anestesia hacía que sea menos doloroso. Me encontraba con una luz que me hacía parpadear por su intensidad, y mientras intentaba recuperar la visión, lo voy entendiendo todo.
La habitación era verde pastel, y mi cama tenía las sábanas completamente blancas, además de que podía oler los químicos de limpieza inundando toda la habitación, provocando una molestia en mi nariz. Estaba en un hospital, gravemente herida por unas garras provenientes de ese lobo que se había divertido persiguiéndome. Mis ojos verde agua se encontraron un televisor, este mostraba las noticias en silencio.
Baje mi vista, encontrándome con unos extraños tubos que se pegaban a mi cuerpo y me conectaban a unas máquinas. Entiendo que ese ruido insistente es la máquina que controla mi pulso, aunque no sabía su nombre. Llevé mi vista hacia mi derecha, ahí estaba mi madre durmiendo en el borde de la cama, sujetando mi mano entre las suyas firmemente.
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Cazando sangre
Lobisomem-¿Qué me está pasando? ¿Qué soy? ¿Qué somos todos nosotros? -Eso lo sabrá cada uno. -¿Usted tampoco es humana, verdad? -Ya no… Pero no puedo decirte lo que soy, ahora lo único que tienes que saber es que estoy aquí para protegerlos. -¿De qué? -Aún n...