Capitulo 13

974 42 4
                                    

Capitulo 13:

El libro se resbaló de mis manos al igual que las lágrimas por mi rostro. ¡Era un mounstro! No me di cuenta del sonoro ruido que había hecho el libro al impactar contra el suelo hasta que vi a Anibal despierto.

-¿Cleo?- preguntó adormilado.

Había empezado a sollozar, pero rápidamente me tapé la boca con ambas manos: no quería que él se enterara de lo que acababa de leer. Tragué con dificultad ya que sentía un nudo en mi garganta, pero mi voz sonó clamada después de eso.

-¿Sí?- pregunté.

-¿Por qué estás despierta?- preguntó parándose.

-Por nada, solo no tenía sueño- mentí.

-¿Qué estás haciendo?- preguntó caminando hasta mi.

-Nada- dije antes de patear el libro para que se deslizara por el piso hasta ocultarse debajo de una mesa y que él no lo viera.

-Así que aburrida y con insomnio- dijo sonriendo cuando llegó a mi lado.

-Podría decirse- dije encogiéndome de hombros antes de sentarme en una de las mesas.

-Estuviste llorando- soltó antes de llevar una de sus manos a mis mejillas, y limpiar el rastro que había hecho la última gota salada que había salido de mis ojos.

-No es cierto- dije sacándome su mano de encima.

-No mientas- se quejó.

-Bueno, estuve llorando- dije molesta.- ¿Qué problema hay?

-Sabes que no me gusta.

-Ay, es verdad, se me olvido, perdón- dije con sarcasmo antes de dejar de verlo.

-No me trates así- dijo molesto.

-Perdón- dije sarcásticamente, ya me estaba irritando su comportamiento.- Es que también se me olvido que tenía que tratarte como a un rey- me levanté de la mesa.

-Cleo, ¿qué te pasa?

-A mi no me pasa nada- dije empezando a caminar.- Tú eres el que tiene problemas aquí.

-¿De que hablas?- dijo divertido.

Salí del aula molesta. No podía creer que él se hiciera el tonto conmigo. O no, señores, yo no estaba dispuesta a tragarme esa mentira.

-Tú sabes perfectamente de lo que hablo- dije casi a gritos para que me escuchara.

Los dos pisos de las aulas eran los únicos lugares que usaban focos de luz, pero los cazadores habían cortado la electricidad, así que todo el lugar estaba en penumbras. Yo podía ver todo a mí alrededor, pero estaba segura de que Anibal no podía.

-No, no lo sé- respondió detrás de mí.

Escuché sus pasos y me di cuenta de que había salido a buscarme por el pasillo, pero sabía que no me encontraría antes de que yo lo hiciera con él.

-Si lo sabes, bipolar- me quejé.

-¿Y ahora me dices bipolar?- se quejó.- ¿Qué te pasa?

Me volteé a verlo y me di cuenta de que él miraba a su alrededor en un tonto intento de encontrarme, sonreí divertida cuando una idea cruzó por mi cabeza. Sigilosamente caminé hasta estar a su lado, pero antes de que se diera cuenta, me puse detrás de él.

-Intentaste besarme y ahora me tratas como si nada- dije.

Él se volteó asustado al escucharme muy cerca, algo que me sacó una sonrisa: había logrado mi objetivo. El giró sobre si mismo para encontrarme, pero la oscuridad se lo impedía.

Cazando sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora