Capitulo 10

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Capitulo 10:

Las puertas del comedor se cerraron detrás de mí, pero yo no volteé a verlas. Después de entrar, no había podido moverme. Estaba en shock, aquí había demasiada sangre. Mis ojos saltaban de un cuerpo a otro, mientras rogaba porque ninguno de esos alumnos, fuera uno de mis amigos. David era el único que se movía entre los cuerpos, que los empujaba y les veía el rostro. Yo estaba demasiado impactada para hacer eso, me daban nauseas. Anastasia estaba parada al lado mío, pero su cuerpo estaba en el mismo estado que yo.

-Ninguno- dijo David.

Solté el aire que no sabía que había estado conteniendo, eso había sido un gran alivio.

-¿Seguro?- pregunté con voz temblorosa.

-Muy seguro- dijo acercándose a nosotras.

Él miró a Anastasia con enojo, pero pude ver miedo en sus ojos.

-Te dije que se quedaras afuera- le dijo.

-No quería dejarte- musitó ella, haciéndome sentir un mal trío.- Además, ¿por qué Cleo tiene que cuidar de mí?

David la agarró de los hombros e iba a abrir la boca para decir algo, pero luego la cerró. Noté como me miraba de reojo y después me sentí una tonta por no haberles dado un poco de intimidad. Así que completamente avergonzada, empecé a caminar hacia la barra de comida. Aún los escuchaba hablar, pero mi vista revisaba el lugar de arriba abajo, logrando que no les prestara atención. Miré el piso, varios rastros de sangre y tierra se mezclaban, pero podía distinguirlos.

Uno llevaba hacia un chico que estaba apoyado sobre una de las mesas y con un cuchillo clavado en la garganta, tenía varias cortadas en su cuerpo y todas ellas con el mismo arma, eso fue lo que causó su muerte. Otro rastro llevaba hacia una pared, donde solo quedaba una mancha negra que se asemejaba al cuerpo de una persona. Había muchos otros, pero ya no podía verlo, mi cabeza estaba a punto de explotar.

-¿Por qué le dijiste que me vigilara?- escuché que decía Anastasia.

Paré en seco al sentir las miradas de ellos dos, clavadas en mi espalda, pero continué caminando para disimular que no las sentía. Llegué hasta la barra de comida mientras me cubría la nariz con el cuello de mi remera, el olor aquí era repugnante. En la cocina encontré el cuerpo de la cocinera y su ayudanta, ambos fusilados. Seguí caminando hasta llegar a los hornos, de donde salía un olor a quemado.

Me detuve en medio del lugar, no estaba segura de que fuera una buena idea ver que había dentro. Pero era yo, tenía que ver eso con mis propios ojos. Mis dedos temblaron hasta llegar a la manija, estaba tibia; había sido usada recientemente. La abrí. Mala idea. Un niño quemado, me miró con cara horrorizada. Los ojos resbalándose de sus cuencas, la piel negra agrietada y la carne saliendo a la superficie. El olor rápidamente atacó mis fosas nasales. Había estado peleando por vivir hasta el final, probablemente gritando y golpeando la puerta intentando escapar de las llamas.

Entonces no lo soporté más, de un segundo a otro grité con todas mis fuerzas, eso era la cosa más horrible que había visto en mi vida.

Mientras me alejaba del horno, mis ojos no podían dejar de ver la cara derretida del niño. Su boca y ojos, había gritado hasta morir. Escuché los pasos de alguien corriendo hasta donde yo estaba, David fue el único que se atrevió a cerrar la puerta del horno con el pie. Pero la imagen del niño aún estaba gravada a fuego en mis ojos.

Anastasia apenas había llegado a ver algo, sin embargo su rostro estaba completamente desolada.

-Ya, Cleo- dijo David.- Cálmate.

Cazando sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora