HISTORIA DE LAS GRANDES GUERRAS. "G - 2° Gran Guerra"

Libro de los Sutras

Capítulo 8

—Coúbal, hermano. ¿Crees que eligió al Quinto Alumno?

—No lo sé. ¿Sentiste tú también su energía?

—Si te refieres a si noté su muerte, si la sentí. Pero necesito saber si hay un Poseedor, o si el secreto se ha perdido para siempre.

—El Natok vive mi señor.

—Es una buena noticia. ¿No crees hermano?

—No, hermano, no lo es.

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—No debes preocuparte innecesariamente, Clarta. Ya sabes que el tener alterado tu karma, sin necesidad, es perder energía de forma inútil. Las comunicaciones se cortan por motivos muy diversos, no tienen por qué ser siempre malos.

Clarta miró a su hermana mayor, que trataba de consolarla a su manera, con agradecimiento, le sonrió, y con toda la dulzura de que era capaz un Instructor de Combate de la Flota Imperial la despidió. Todas eran sus hermanas y las amaba como a tales, pero eran tan pueriles en cuanto a los entresijos del poder que la ponían enferma. El que la transmisión de un Maestro con mando en una Flota compuesta por más de cincuenta millones de guerreros se interrumpiera, era síntoma inequívoco de problemas. Y de problemas muy serios.

Molesta, en silencio y sin despegarse de Carel, se dirigió a la cúpula de lanzamiento. Hacía más de cero coma dos puntos de traslación* (Equivalente a 13 días terrestres. E.I.B. de la F.P.L. Medidas y pesos. N del A) que tenía preparada su naveta personal en espera de la ansiada comunicación, que, a la postre, no le había aclarado nada.

—Maestra, ¿qué vamos a hacer?

Las palabras de la joven Nüwa la sacaron de su injustificado enfado. El no saber condicionada su espíritu. Modificó su pensamiento de forma instantánea y rehizo su karma.

—Tú nada, Carel —contestó tajante—. Yo me reuniré con nuestro fantasma, a ver si saco algo en claro de todo este embrollo.