Libro de los Sutras

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Capítulo 10

¡Hermano, hermano, no debes dejarle crecer más!

Aún no se ha unido a su Afín, debemos esperar.

Hermano, saca a tus hijos de allí, están muriendo. Luego no podrás con él, será demasiado fuerte.

No debes preocuparte, mis cachorros acabarán con él en el momento que yo desee.

—Como tú digas, mi señor, tus deseos son mi voluntad.

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—Si hermana, soy el Instructor de Segunda Kesna de la Flota Imperial de Eliminación y Barbecho del séptimo sistema, y vengo a recoger a la alumna de máximo grado Carel Quilamra, si ya está preparada —sacó del cinturón de su uniforme un pequeño disco orgánico y, con firmeza militar, se lo tendió a la Nüwa—. ¿Supongo que estará totalmente recuperada?

—Por supuesto, oficial —respondió esta, a la vez que comprobaba la autenticidad del disco—. Aquí estamos altamente cualificadas y tenemos una experiencia muy amplia en lo que a trastornos de karma se refiere. Además, ¿sabía usted —añadió con orgullo, a la vez que daba a leer el disco a su cristal de control—, que en nuestro centro reposó el mismísimo Emperador Titanus Krant después de la Gran Guerra? —miró al guerrero esperando una respuesta probatoria, y al ver que no llegaba, volvió a fijarse en su cristal de seguridad dejando de lado a su visitante.

Kesna no respondió por un motivo muy simple: no la estaba escuchando. Su cabeza estaba muy ocupada tratando de averiguar cuáles eran los verdaderos planes del Maestro de la Flota, y por qué le había elegido a él, y no a cualquier otro Instructor, para realizar esta misión.

—Que la paz del Consejo os acompañe, Instructor, se presenta la alumna Carel Quilamra.

Kesna la observó con atención y verificó, con un rastreador psicosinético, que efectivamente era quien decía ser. Se saludaron militarmente como era preceptivo, y sin articular palabra, el Instructor de Segunda se dirigió a la pista de vuelo asignada seguido de cerca por la Nüwa.

Entraron en una nave de combate de clase uno para vuelos intergalácticos. Con la misma forma hexagonal, pero de dimensiones mayores que un caza de combate, la naveta estaba diseñada para contener además, de los sistemas y armamentos que pudiera tener un caza, camerinos independientes y un pequeño salón de recreo para evitar la enfermedad del espacio.

Hasta que no estuvieron en lo profundo de éste, Kesna no se dirigió en ningún momento a su subordinada, y como exigía el protocolo militar de grado, si él no hablaba, ella tampoco. Cuando el oficial supuso que estaban a salvo de escuchas desconectó el cristal de comunicaciones, colocó los sillones ingrávidos de forma que se enfrentaran y cedió el mando al cristal orgánico de vuelo.

—Bien, alumna de máximo grado Carel Quilamra —su tono era paternal, con un poquito de resignación—. El Maestro Krant me ha ordenado, contraviniendo todos los reglamentos y contra toda naturaleza jerárquica, que me ponga a tus órdenes, salvo que entres en un túnel Nüwático, con lo que entonces, mis órdenes son hacer todo lo posible por salvarte la vida aun a riesgo de la mía.

Carel tardó un poquito en reaccionar suponiendo que, después del patético espectáculo que había protagonizado delante del Maestro de la Flota, éste no confiaría en ella si no estaba cerca su maestra.

HISTORIA DE LAS GRANDES GUERRAS. "G - 2° Gran Guerra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora