Libro de los Sutras

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Capítulo 9

¿Debemos esperar que se una al Afín?

¡No hermano!, debemos matarlo antes.

No debes temer Coúbal, todo se está realizando según mi voluntad.

Tu voluntad es mi deseo hermano, pero si el Natok despierta, moriremos.

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—¡Carel, Carel! —Nina entró corriendo, en el comedor público, y buscó frenéticamente con la mirada a su hermana—. ¿Dónde está Carel? —preguntó a la Nüwa más cercana—, tengo un mensaje importante para ella —añadió, excusándose, por haber interrumpido su almuerzo.

—Estoy aquí Nina —contestó una voz al fondo del largo comedor y, para que la localizara sin dificultad, una mano se elevó sobre la multitud de cuerpos sentados.

La joven indisciplinada corrió por entre los bancos en donde estaban comiendo sus hermanas. Las más mayores hicieron una mueca de disgusto al pasar por delante de ellas e interrumpir sus conversaciones, las más jóvenes no se dieron cuenta o no quisieron darse cuenta de su presencia. Con la edad una se volvía cada vez menos tolerante.

—Tienes que venir a la sala de comunicaciones —dijo cuando se hubo acercado lo suficiente—,hay un Sutra importante esperando.

Aunque en Casa la discreción era más que una obligación, las demás jóvenes, próximas a ella, no pudieron por menos que levantar la cabeza y mirarla con expectación. No era normal que los Sutras se pusieran en contacto con las Nüwas en su planeta natal, a menos que las propusieran para una "unión".

Carel se levantó un tanto azorada, sabía quién era el que llamaba y por qué, sin embargo, le avergonzaba lo que pudieran pensar sus hermanas. Dejó su disco con comida en el suelo, frente a su sitio, y junto a la mensajera, se dirigió a la cúpula dónde se encontraba la sala de comunicaciones. Cuando entró en ella despidió amablemente, pero con firmeza, a Nina, que no quería perderse lo que para ella suponía una petición de "Tanden". Una vez que se hubo marchado a regañadientes, Carel abrió el cristal, y un holograma, a escala natural, del Maestro Krant, se proyectó frente a ella.

La imagen tridimensional saludó golpeándose el pecho sobre el escudo imperial. Carel devolvió el saludo de la misma forma, después de todo era una alumna de la Flota.

—Te saludo, Carel Quilamra. Que la paz del Consejo de los Doce te sea propicia.

—Que la paz del Consejo os acompañe también, mi Señor —y añadió—, estamos solos.

—Mejor así —dijo Krant relajándose—, he intentado comunicarme con tú Maestra —su tono era de preocupación—, pero su cristal personal está desconectado. Por eso me he puesto en contacto contigo.

—Mi señor, la Maestra Clarta salió hace cero coma siete puntos de traslación* (Equivalente a 42 días terrestres. E.I.B de la F.P.L. Medidas y pesos. N del A) en dirección al cinturón Rauliano, y todavía no he tenido noticias suyas.

—¿Al cinturón Rauliano? —interrogó Krant.

—Allí —continuó Carel haciendo caso omiso a la pregunta—, debía reunirse con un informador que se hace llamar Coúbal. Parece ser que tiene algo para nosotros referente a lo del Canal Natuman.

Krant permaneció en silencio, pensativo por un largo periodo de tiempo. La preocupación por Clarta había dado paso a la duda. No sabía si confiar en esta pequeña Nüwa y decirle lo que estaba ocurriendo en su sector o, si por el contrario, debía mantenerla al margen. Carel inmóvil lo miraba fijamente.

Krant pensó que no tenía alternativa, debía confiar en alguien si quería estar al tanto de las averiguaciones de las Nüwas.

—La situación aquí es extremadamente tensa —dijo por fin—. Hemos tenido, ciertas, bajas.

Se cayó para poder observar la reacción de la joven alumna.

—Maestro —contestó, dándose cuenta del hecho—, estoy enterada de la destrucción de la lanzadera y de la nave nodriza. He sido entrenada por mi Maestra para poder soportar las contingencias de una nave de combate, y me siento capacitada para asimilar cualquier variación en mi karma.

Krant contempló con orgullo el carácter decidido de la hija de Clarta. En verdad que sería una buena unión para un Sutra valeroso.

—Muy bien, Instructor —aunque lo había impresionado con su aplomo, Krant sabía que la única forma de que no se descolgara era reafirmando su faceta de miembro de la Flota Imperial—, hemos perdido otra nodriza.

La imagen de Krant se sentó pesadamente en una burbuja ingrávida, se frotó los ojos de la misma forma que lo haría alguien cargado de responsabilidad y continuó.

—Esa no ha sido la única perdida. Aparte de un escuadrón de cazas de asalto, la estación de extracción mineral del sector uno-seis fue literalmente barrida, no hubo supervivientes.

Silencio.

—¿Las pérdidas de vida? —preguntó tímidamente Carel.

—Más de un millón y medio de bajas, sin contar las vidas de las especies no pertenecientes al Consejo, ni las no elevadas.

Eso sumaba casi el doble. Todo a su alrededor comenzó a desdibujarse. Carel notó que su vista iba empequeñeciéndose como si entrara en un túnel muy largo marcha atrás. Era demasiado incluso para ella, y su karma estaba protegiéndose. Sentía como se descolgaba de la realidad de la vida física, y si no la ayudaban, no iba a ser capaz de salir por su propia voluntad.

La luz de la salida era ya diminuta y por fin... desapareció.

Lo hubiera tenido que presuponer, aunque bien entrenada, era demasiado joven. Sin embargo, las Nüwas no dejaban de sorprenderlo. Allí estaba la hija de Clarta, hecha un ovillo en el suelo, fuera de esta dimensión de la realidad.

Utilizó su cristal personal para romper el protocolo y comunicar el estado de la pupila. Después de asegurarse que sería cuidada convenientemente, cortó la comunicación; luego, salió de sus aposentos y se dirigió a la cúpula de mando.

Lo que más miedo le daba al Maestro de la Flota, era pensar que el causante del atentado también supiera que, cuando un cristal director de nodrizas se partía, nadie con alimentación energética de Ena podía acercarse a su radio de acción durante, al menos, tres puntos de rotación* (Equivalente a 12 horas terrestres. E.I.B de la F.P.L. Medidas y pesos. N del A).

"Ten cerca a tus amigos, pero más cerca a tus enemigos", la frase que dijera Titanus, hace tanto tiempo, no dejaba de rondarle por la cabeza.

HISTORIA DE LAS GRANDES GUERRAS. "G - 2° Gran Guerra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora