Diario de Juan

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Día cualquiera de octubre del 2° año de ocupación.

Querida Justine:

El sueño, mi vida, sigue y cada noche es más intenso. Empiezo a no sentirme bien del todo. No físicamente, aquí mejoro de forma espectacular día a día, sin ningún motivo aparente. Mi entrenamiento es cada vez más intenso, con lo que a él le gusta llamar: "ejercicios de prácticas reales en tiempo real". Mis progresos no aumentan aritméticamente a mis entrenamientos, como al principio, sino geométricamente. Es a nivel psíquico donde experimento cambios extraños, o mejor dicho, cambios que no entiendo ni controlo, como si alguien, o algo, lo hiciera por mi y eso es lo que me desconcierta. En fin, lee y piensa en ello.

Mis ojos tardan en acostumbrarse a la luz, he andado por la oscuridad total y la claridad me hace daño, aunque no sienta el dolor físico. Me pego todo lo que puedo al suelo y ruego porque no puedan oler mis orines, como los animales salvajes. El miedo me hace temblar convulsivamente. La claridad va disminuyendo, paulatinamente, cuando mis ojos se acostumbran a la luz.

Veo a tres Sutras, dos enormes, Instructores de Combate tipo Alfa, con la armadura completa y los dos disparadores reglamentarios, uno en el hombro izquierdo y el otro en el antebrazo derecho. Todos los disparadores se mueven sistemáticamente y con un orden programado en todas direcciones, señal de que están en guardia ante posibles extraños.

No soy consciente de este hecho, pero mi subconsciente sí se percata e instintivamente, me pego más al suelo si cabe. Hay también otro, un poco más pequeño y sin armadura, lo que no le da un aspecto tan fiero. Este no lleva armas aparentes, y tiene una especie de catalejo ajustado a su ojo derecho que sobresale de su casco y que, comprendo, es una cámara de holovisión. Este Sutra es un "Visor", y sólo se dedica a grabar acciones de guerra para reclutar soldados entre los jóvenes Sutras. Para ellos la guerra no es una necesidad, sino una forma de vida.

Los tres rodean una esfera de luz azulada que es la que proyecta esa claridad. Ninguno me da la espalda del todo, si bien uno de los Instructores está casi de esta forma. Fijo mi atención en la bola y descubro que en su interior hay algo, un objeto o un ser. La mano de mi padre me sujeta con fuerza y entonces entiendo. He sido guiado hasta aquí para liberarla.

El "Visor" trata de tocar la esfera y uno de los guerreros se lo impide físicamente, prohibiéndole intentarlo de nuevo, pero el " Visor" está demasiado excitado. No se cree lo que está viendo y deslizando la mano en un movimiento muy rápido, por debajo del brazo del Instructor, atraviesa el fulgor y toca la esfera del Interior. El soldado, que está frente a mí, grita desesperado y sorprendido, abriendo fuego contra el cámara y destrozándole el pecho. Sin embargo, es demasiado tarde. La luz desaparece casi en su totalidad. La esfera revienta. Yo puedo ver en la oscuridad, mi padre me guía, me nutre, me da fuerzas. Lo que había en la esfera es una criatura del tamaño de un niño de cuatro años, con una cabeza desproporcionada y unos ojos...

Me levanto gritando como un poseso, ya no soy yo el que controla mi cuerpo, hay alguien más dentro de mí que me obliga a hacer esta locura. Grito de terror por lo que estoy haciendo, pero no puedo detenerme. Disparo al guerrero que está más de frente, justo en el centro de su casco, al tubo de Ena que alimenta su traje. Del mismo modo, y con una velocidad irreal, derribo al otro guerrero cuando se da la vuelta para atacar, ambas cabezas implosionan casi a la vez y se hace el silencio y la oscuridad. Entonces me despierto.

La verdad es que no me encuentro nada bien. He tratado de hablar de ello con Ícaro, éste contesta siempre que los sueños son tan sólo voluntad del subconsciente y que no debo hacer nada por comprenderlos, ni mucho menos, por detenerlos.

El comportamiento de mi hermano me molesta, ahora, muchas veces. No habla jamás de Laura o de Alexia, aunque trato de sacar el tema todas las veces que me es posible. Lo que realmente me molesta y asusta es que, si él no lo desea, creo que no voy a poder verte nunca más. Sin embargo, me lo ha prometido varias veces, aunque no sé si cumplirá lo pactado.

HISTORIA DE LAS GRANDES GUERRAS. "G - 2° Gran Guerra"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora